La cuenta regresiva para la ejecución de Melissa Lucio sigue implacable a pesar de las múltiples peticiones de clemencia y las irregularidades que se presentaron en su juicio
Faltan seis días para la ejecución de Melissa Lucio, una mujer de origen mexicano y madre de 14 hijos, acusada del asesinato de su pequeña de 2 años. Conforme se acerca el 27 de abril, la fecha estipulada para suministrarle la inyección letal, las voces de clemencia para revisar su caso se escuchan con más fuerza.
Y es que el método de ejecución con el que se aplicará la pena de muerte es cada día más cuestionado en los Estados Unidos. La inyección letal está llena de opacidad sobre sus efectos, el sufrimiento que causa, la eficiencia y los proveedores que suministran al estado los químicos.
En medio de peticiones para que se repita un juicio lleno de irregularidades, activistas han calificado el método con el que sería ejecutada Melissa como «cruel».
De acuerdo con un reporte de Damián Bomati de Telemundo, hay estudios que alertan sobre las complicaciones y el dolor que causa en los presos morir por inyección letal. En los últimos años, se ha registrado que el tiempo promedio de agonía es de 19 minutos, entre que se suministran los químicos y muere el condenado.
La confesión de Melissa Lucio es poco confiable
Ha habido tres ejecuciones este año en Estados Unidos y hubo 11 en 2021, frente a las 17 de 2020.
Solo una de las ejecuciones en 2021 involucró a una mujer y de las más de 1.540 personas ejecutadas en el país desde 1976, solo 17 eran mujeres.
Melissa Lucio, de 53 años, podría ser la número 18.
Lucio, cuya ejecución está programada en Texas el 27 de abril por medio de inyección letal, fue sentenciada por la muerte de su hija Mariah de dos años, en 2007.
Lucio alega que su confesión se logró bajo coacción policial durante un interrogatorio de cinco horas y que la muerte de la niña en realidad se debió a una caída accidental por una escalera.
Su caso ha sido defendido por Innocence Project, que lucha por los reos injustamente condenados, y por la estrella de telerrealidad Kim Kardashian, quien pidió al gobernador de Texas, Greg Abbott, conceder clemencia para Lucio.
«El estado extrajo una ‘confesión’ poco fiable y usó evidencia científica falsa para condenar a Melissa Lucio de un crimen que no cometió y que, de hecho, nunca ocurrió», dijo Vanessa Potkin, apoderada de Lucio.
«Lo que sabemos hoy es esto: Mariah murió por complicaciones médicas tras una caída accidental. No fue asesinada».
Solidaridad mundial con Melissa Lucio
La inminente ejecución Lucio ha desatado una ola de solidaridad entre personalidades como Kim Kardashian que rebasa las fronteras de Estados Unidos.
El documental «The State of Texas vs. Melissa», desató un movimiento de solidaridad en favor de Lucio.
Kardashian, con decenas de millones de seguidores, tuiteó que hay «tantas preguntas sin resolver alrededor del caso y las pruebas que se usaron para condenarla».
Y la historia de Lucio también fascina a los medios latinoamericanos, al tratarse de la primera mujer latina sentenciada a muerte en Texas, el estado de Estados Unidos que más personas ha ejecutado en el siglo XXI.
En Francia, la excandidata presencial Christiane Taubira dijo que Lucio es probablemente «víctima de un error judicial».
Además uno de los jurados que la condenó expresó su «profundo arrepentimiento» en un editorial publicado el domingo.
Lucio incluso está ganando respaldo entre los republicanos estadounidenses, tradicionales defensores de la pena capital.
Unos 80 congresistas de Texas de ambos partidos han pedido a las autoridades suspender su ejecución.
Varios han ido a visitarla a prisión. «Como un conservador republicano que ha estado desde hace mucho tiempo a favor de la pena muerte, nunca he visto un caso más preocupante que el de Melissa Lucio», dijo uno de ellos, Jeff Leach.
15 años de sufrimiento familiar
La detenida está «impactada» por el movimiento de apoyo, según dijo a la AFP su hijo John Lucio.
«No podía creerlo» cuando le mostró mensajes de celebridades como Kim Kardashian.
Los últimos 15 años han sido «muy difíciles», recuerda este hombre de 32 años Lucio, adolescente cuando ocurrió la tragedia y quien tuvo que «lidiar con» la muerte de su hermana al tiempo que veía que su madre era «acusada por ello».
Pero este año «ha sido el más difícil porque recibimos la fecha de ejecución en enero», explicó John Lucio, que dice que siempre creyó en su inocencia.
Está convencido de que su madre nunca habría sido condenada «si hubiera tenido dinero».
El caso trae a la luz el problema de las falsas confesiones. Es difícil estimar cuántas hay, pero según datos del Innocence Project, que lucha contra los errores judiciales, de cuatro personas falsamente condenadas y exoneradas gracias a pruebas de ADN, una había confesado el crimen.
En casos de homicidio, la cifra asciende a 60%, según Saul Kassin, profesor de psicología en el John Jay College of Criminal Justice.
Y alguien que, como Lucio, ha experimentado traumas y violencia, es «menos resistente, más propenso a ceder, tienen menos tolerancia al estrés de un interrogatorio», y por lo tanto es más probable que acepte la autoría de un delito que no ha cometido, dijo.
Lucio ha agotado sus recursos legales, pero su equipo ha presentado una solicitud de clemencia, que suele resolverse hasta unos días antes de la ejecución. Los fiscales también podrían retirar la orden de ejecución y aceptar volver a investigar el caso, según el Houston Chronicle.
Y si todo eso falla, el gobernador de Texas, Greg Abbott, tiene la autoridad para retrasar la muerte de Lucio.
El gobernador, firme partidario de la pena capital, sólo ha concedido clemencia en una ocasión.