La esposa del gobernador de Nuevo León, Samuel García, escribió un artículo en el diario The Washington Post donde promueve la adopción y resalta las decenas de miles de menores que esperan tener una familia
PROCESO
MONTERREY, N. L., (apro).- Mariana Rodríguez Cantú, esposa del gobernador de Nuevo León, Samuel García, se estrenó hoy como articulista en el diario The Washington Post, para promover la adopción en México, un procedimiento que, según describe, es legalmente complicado.
Y exhibe al sistema Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Nacional que apenas ha podido dar hogar a una mínima parte de las decenas de miles de menores de edad que están en espera de llegar a una familia.
En la opinión, que escribe para la página del reputado medio de Estados Unidos, la titular de la oficina Amar a Nuevo León llama a los padres que quieren adoptar a que asuman el compromiso, conscientes de que, si revierten el trámite, pueden afectar al niño.
“Quienes quieran adoptar tienen que ser conscientes de que los pequeños tienen una historia que los ha afectado, que deben entender y aceptar. Porque si deciden iniciar un trámite de adopción y un proceso de integración, no pueden interrumpirlo para regresar a los pequeños como si fueran una cosa. Si ya fueron rechazados por su familia, no pueden hacerlos sufrir un nuevo rechazo”, señala en su reflexión.
Sin hacer mención a la polémica reciente que enfrentó a nivel nacional, por haberse llevado un fin de semana a su casa al bebé Emilio, tras lo cual fue objeto de reproche de parte de organismos civiles y hasta del DIF Nacional, la esposa de Samuel García llama a facilitar los procesos mediante cambios de ley, con una examinación de cada uno de los casos, para entender el contexto en el que se encuentra el niño que puede llegar a un nuevo hogar.
“Tenemos que eliminar las lagunas legales y hacer más sencillos los trámites de adopción, porque a pesar de que las casas hogares están para proteger, en todos los sentidos, a las niñas y niños, una estancia larga perjudica su desarrollo, adaptación en la sociedad y, siendo claros, nunca van a poder sustituir el amor que da una familia, biológica o no”.
“Se tiene que abrir la discusión, involucrar a organizaciones civiles, a los congresos estatales y federal, y al Poder Judicial, para lograr reformas que permitan que los menores que no tengan firmado un consentimiento de adopción, sea porque no se encuentra a sus parientes o porque sus padres son menores de edad, tengan la oportunidad de llegar con una familia que los quiera”, escribe Rodríguez Cantú, quien se presenta como funcionaria honorífica y licenciada en psicología organizacional del Tec de Monterrey.
En el texto publicado en la sección Post Opinión, en la que TWP le da voz a las opiniones en español, la titular de Amar a Nuevo León considera que la solución al problema de los niños sin familia no es la apertura de más casas hogar, ni que sea abierta la discusión sobre el tema o que las reglas sean cambiadas para hacer el procedimiento más humano.
“Todo esto me preocupa mucho porque entonces surgen otro montón de preguntas: ¿qué pasa con los padres que están obligados a rehabilitarse o tomar terapias para recuperar a sus hijos y no lo hacen? ¿Qué pasa con los agresores de estas niñas y niños? ¿Por qué mientras los niños están encerrados los agresores siguen libres? ¿Qué pasa con los niños abandonados que no han llegado al DIF? Ojalá que más personas nos comencemos a hacer estos cuestionamientos y que muchos hagamos algo por todos esos niños y niñas que necesitan ayuda”, comenta.
Al presentar la situación de la problemática en México, Mariana, quien ha concentrado su atención en el DIF estatal desde que llegó al gobierno con su esposo en octubre, dice que hay 30 mil niños y adolescentes en casas hogares públicas y privadas, en espera de ser adoptadas y que entre el 2016 y 2021 en el DIF nacional hubo 308 solicitudes de adopción y fueron aprobadas 50.
En Nuevo León hay 28 niños que pueden ser adoptados, 16 de los cuáles están en procedimiento de encontrar hogar y, de los otros 12, 11 padecen una discapacidad, tres nunca han ido a integración y nueve han sido devueltos de una a tres veces, explica. De las 57 solicitudes que hay en la entidad, 52 tienen, como requisito que los niños no tengan trastornos sexuales, antecedentes de violencia o discapacidad.
Al señalar que hay “historias terribles” en refugios donde viven los niños sin familia, abusados sexualmente, niñas prostituidas o hijos de padres presos, Rodríguez afirma que habla de estos casos y expone cifras para evidenciar la dificultad para la adopción.
“El primer cambio que tenemos que hacer es en nosotros, como sociedad y como personas, y entender que los niños no están en casas hogares por gusto, de vacaciones o porque sea una guardería. Ellas y ellos están ahí porque fueron víctimas y hoy son sobrevivientes que necesitan ayuda”, señala.