El AIFA: obra insignia que iniciará operaciones comerciales con insuficiencias y dificultades

La controladora aérea María Larriva, con tres décadas de experiencia, enumera lo que considera las pifias de un proyecto fallido: la escasa visibilidad a causa de la niebla que limitará aterrizajes y despegues; los cerros aledaños que dificultarán maniobras y la falta de certificación del aeropuerto

PROCESO

Se acerca el 21 de marzo, plazo fatal para la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, y el escenario se torna cada vez más incierto. En entrevista con Proceso, la controladora aérea María Larriva, con tres décadas de experiencia, enumera lo que considera las pifias de un proyecto fallido: la escasa visibilidad a causa de la niebla, lo que limitará los aterrizajes y despegues sólo a unas horas al día, así como los cerros aledaños que dificultarán las maniobras. Pero sobre todo advierte que el aeropuerto no está certificado; de hecho, dice, desde hace un año tiene pendiente una auditoría por parte de la Organización de Aviación Civil Internacional.

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- El próximo 21 de marzo, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) iniciará operaciones comerciales de las líneas Vivaaerobus y Volaris con todo en contra.

Por principio, no cuenta con certificaciones aeronáuticas oficiales; su torre de control carece de radar y de “procedimientos instrumentales” que permitan a los pilotos salvar obstáculos como neblinas y las tolvaneras características del pueblo de Santa Lucía; además, está el polémico cerro de Paula y la sierra de Guadalupe que, desde siempre, se han interpuesto a la aeronavegabilidad.

Los aterrizajes y despegues sólo podrán llevarse a cabo durante unas cuantas horas del día, mientras la visibilidad del piloto y los controladores de tráfico aéreo sea suficiente para las operaciones. Es factible que durante todo el año la intermitente neblina prácticamente imposibilite el despegue o aterrizaje de un avión comercial, según los estándares de seguridad de la Agencia Federal de Aviación Civil, que incluso será auditada por la Organización de Aviación Civil Internacional (OIAC).

La auditoría de la OIAC ha sido demorada un año a solicitud de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en especial por los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), lo cual impide conocer el estado operacional aeronáutico del país, incluyendo el aeropuerto de Santa Lucía.

A ello se suma que la operación del AIFA nunca será compatible con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), como han asegurado la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Seneam y el presidente Andrés Manuel López Obrador. La razón es simple: como comparten el mismo espacio aéreo, eso significa que si el AICM tiene llegadas o salidas, los aviones que necesiten salir o llegar al AIFA serán demorados en el espacio aéreo o en tierra, contrario a lo que sucede actualmente.

Además, en un documento la empresa MITRE sostiene que diversos estudios aeronáuticos han evidenciado esta falta de capacidad del espacio aéreo para operar a máxima capacidad Santa Lucía y el AICM de manera simultánea.

A una conclusión similar llegan María Larriva, controladora aérea durante cerca de tres décadas, y José Alfredo Covarrubias Aguilar, secretario general del Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo.

Desde 2019, cuando López Obrador anunció que convertiría la base aérea militar de Santa Lucía en aeropuerto civil, ella ha venido señalando la inviabilidad del proyecto.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2362 del semanario Proceso