Ser propietario de un departamento en la afamada Avenida Foch de la Ciudad Luz es un lujo que sólo está al alcance de una adinerada élite gala e internacional. Uno de ellos fue adquirido por la Universidad de las Américas y figura en el directorio de París a nombre de Alejandro Gertz Manero.
París (Proceso).- Ser propietario de un departamento en la afamada Avenida Foch de la Ciudad Luz es un lujo que sólo está al alcance de una adinerada élite gala e internacional.
Hace 10 años que la Universidad de las Américas es parte de estos happy few.
El viernes 14 de diciembre de 2012 la Asociación Universidad de Las Américas, AC, representada por Alejandro Gertz Manero, actuando en su calidad de rector de la Universidad de las Américas, adquirió por la suma de 2 millones 50 mil euros un departamento y sus dependencias (un cuarto de servicio y un estacionamiento) en un edificio ubicado en el número 52 de esa histórica avenida residencial.
Según se desprende de la copia del acta de compraventa en poder de Proceso, la transacción se realizó en el bufete notarial Nénert et Associés, radicado en el 38 de la avenida Hoche, en presencia de Gertz Manero y del licenciado Dominique Perrine, notario del vendedor, identificado como Sociedad Civil Inmobiliaria Botafoch 52, cuyos directivos radican en Londres.
Los trámites se alargaron porque la lectura de las 30 páginas del acta de compraventa se hizo primero en francés y luego en español para que Gertz Manero la entendiera. La traducción estuvo a cargo de Aurélie Marcillac, interprete certificada, inscrita en el Tribunal de Apelación de París.
El documento subraya que el departamento no fue comprado con fines profesionales, sino como residencia. Se pagó de contado. Tiene una superficie de 166.80 metros cuadrados y se encuentra en el primero de los ocho pisos que tiene el inmueble. Cuenta con un vestíbulo, un salón, un comedor, dos alcobas, un vestidor, una cocina, una despensa, dos cuartos de baño y una sala de ducha. La habitación de servicio, de 12.70 metros cuadrados, se encuentra en el sótano y está dotada de una ducha y de equipamiento de cocina.
El acta de compraventa precisa que la Universidad de las Américas pagó además 100 mil euros a la agencia inmobiliaria Belles Demeures de France –con sede en el 30 de la avenida Pierre de Serbie, París–, la cual puso a Gertz Manero en contacto con el vendedor y facilitó las negociaciones entre ambas partes.
Resulta imposible acercarse a las distintas entradas –unas reservadas a los residentes, otras al personal de servicio– de este imponente condominio que cuenta con 70 departamentos. Al igual que las opulentas mansiones y los edificios de alto estándar de la avenida, el inmueble del número 52 está bordeado por un jardín separado del andén por sólidas rejas negras y se encuentra bajo vigilancia de videocámaras y de guardias privados cuya oficina se yergue en medio del césped a unos metros de una de las entradas.
No existen interfonos para comunicarse con los residentes desde la avenida. La entrega de correo y pedidos se hace en otra oficina ubicada en una calle adyacente y cuya encargada muestra una desconfianza altamente profesional.
Vecinos famosos y siniestros
La Avenida Foch, una de las 12 que parten de la Plaza de l’Etoile, es también una de las más prestigiosas de la capital.
Contrario a la de los Champs Elysées, convertida en símbolo de la Ciudad Luz junto con la Torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame y la Basílica del Sagrado Corazón, y a diferencia de la avenida Montaigne –emblema de lujo y glamour que alberga, entre otras tiendas, las abrumadoras boutiques Christian Dior, Chanel, Balenciaga, Gucci o Givenchy–, la avenida Foch, totalmente desprovista de comercios, luce por su asombrosa quietud y se vanagloria de ser la vía más verde de la capital.
Ese oasis vegetal de mil 300 metros de largo y 120 metros de ancho cuenta no sólo con jardines privados que se suceden al pie de los edificios, sino también con amplios jardines públicos y sendas ecuestres que gozan de la sombra de unos 800 árboles y se extienden de cada lado y a lo largo de toda de la calzada.
Abierta en 1854, esta arteria fuera de lo común cambió varias veces de nombre. Inicialmente bautizada Avenida de la Emperadora, en homenaje a Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, se convirtió en Avenida del Bosque en 1875 y así se llamaba cuando Porfirio Díaz y Carmen Romero Rubio, exiliados en Francia, alquilaron en el número 26 el departamento en el que el dictador exhaló su último suspiro el 2 de julio de 1915.
En ese entonces la avenida ya era un lugar muy residencial y sumamente cotizado en el que la aristocracia y la alta burguesía competían derrochando fortunas para construir o embellecer sus mansiones en las que celebraban fiestas mundanas y encuentros artísticos.
Prueba de su inmenso prestigio, el príncipe de Guermantes, uno de los protagonistas de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, optó por alejarse del sofisticado Boulevard Saint Germain y se mudó a la avenue du Bois, inmortalizando así ese paseo que adquirió su nombre actual en 1929 en homenaje al mariscal Jean Marie Foch, comandante en jefe de los ejércitos aliados durante la Primera Guerra Mundial.
Larga es la lista de los personajes renombrados, algunos con fama tétrica, fascinados por la refinada tranquilidad de la avenida Foch. Aristóteles Onassis, magnate griego de la industria naviera, y la famosa cantante de ópera María Callas vivieron juntos en una mansión ubicada en el número 88 y, después de su separación, la célebre soprano ocupó un lujoso departamento que se encontraba en el número 44.
El pianista Arthur Rubinstein, el compositor Claude Debussy y el cantautor estadunidense Prince, entre muchos otros, se dejaron seducir por la avenida que atrajo también a la familia del rey Salmán de Arabia Saudita: algunos de sus miembros ocupan esporádicamente los tres últimos pisos de un inmueble moderno ubicado en el número 81, mientras que el rey mismo compró en 2015 una inmensa propiedad de 2 mil 500 metros cuadrados en los números 88 y 90.
Rifaat al-Assad, hermano de Hafez-al Assad y tío de Bachar al-Assad, presidente de Siria, es dueño de una suntuosa mansión de siete pisos y 3 mil 600 metros cuadrados ubicada en el número 38 de la avenida. Esa propiedad es parte de un patrimonio inmobiliario que se constituyó en Europa por un valor estimado de 800 millones de euros.
Acusado por la justicia gala de lavado de dinero proveniente de fondos públicos sirios y condenado en junio de 2020 a cuatro años de cárcel y la confiscación de todos sus bienes identificados en Francia y que suman 90 millones de euros, Rifaat al-Assad apeló de inmediato esa condena desde Gran Bretaña, donde radica.
El financiero y delincuente sexual estadunidense Jeffrey Epstein, que se suicidó en la cárcel de Manhattan en 2019 en medio de un escándalo mundial, era dueño de un departamento de 800 metros cuadrados en el número 22 de la avenida Foch en el que organizaba cenas y fiestas bastante especiales en las que participaron, entre otros invitados de alto rango, el príncipe Andrew, hijo de la reina de Inglaterra, y Steve Bannon, exconsejero de Donald Trump.
Rifaat al-Assad y Epstein ya entraron en la historia oscura de la avenida, que incluye también un centro de tortura instalado por la Gestapo, policía secreta nazi, en una propiedad ubicada en el número 80 durante la Segunda Guerra Mundial.
Como sea, con sus residentes glamurosos o siniestros, actuales o históricos, la Avenida Foch está considerada una de las más caras de París: el precio del metro cuadrado oscila entre 12 mil 700 y 17 mil 240 euros para un departamento y entre 12 mil y 16 mil euros para una casa. Y ese valor sube año tras año.
Definitivamente el departamento adquirido por la Universidad de las Américas, AC, y que figura en el directorio de París a nombre de Alejandro Gertz Manero, es una muy buena inversión.
Texto publicado en el número 2369 de la edición impresa de Proceso