- En México, Iglesia y Estado son ejemplo para los demás países, al mostrar que es posible superar extremismos y polarizaciones. Irineo Pérez Melo.- La Iglesia Católica es una valiosa colaboradora de los Estados, pues ambos sirven al pueblo desde ámbitos diferentes y para que pueda efectuar su función pastoral, necesita que le garantice la libertad religiosa, que es un derecho fundamental que brota de la dignidad de la persona humana. Lo anterior se desprende del comunicado emitido por la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, en donde aborda la conmemoración del XXX Aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y México, por lo que la Nunciatura Apostólica invitó al Secretario de Estado Vaticano, el excelentísimo cardenal Pietro Parolín para ofrecer la conferencia: Laicidad positiva y libertad religiosa. En ella abordó tres temas: la laicidad positiva, la libertad religiosa y el papel de México. En el primer aspecto subrayó que la Iglesia Católica esta está en primera línea para servir a toda la población en los diversos ámbitos de su acción pastoral de evangelización y muchas contribuciones de la doctrina cristiana están en la base de varios programas políticos y económicos de las sociedades democráticas de hoy. Sobre la libertad religiosa surge de la naturaleza profunda de cada ser humano. Este derecho humano no sólo protege los derechos de los creyentes sino también de los no-creyentes para vivir con entera libertad, de manera individual o asociada, en la vida privada o en el espacio público, de acuerdo a sus convicciones sobre el significado último de la vida. Del papel de México, destacó los encuentros y desencuentros que se han tenido desde los orígenes de la nación mexicana, pero el acontecimiento guadalupano conquistó el corazón humano basándose en el amor a la libertad y a la dignidad de todos, lo que llevó a comprenderse y relacionarse a españoles e indios, desde la fe en Jesucristo, ya presente en la naciente Iglesia de este continente. En ese tenor, subrayó el cardenal Parolín que “en México, la Iglesia y el Estado están llamados a ser un ejemplo para los demás países, para mostrar que es posible superar extremismos y polarizaciones, creando cada vez más una cultura de fraternidad, de libertad, de diálogo y de solidaridad”, refiere el documento, signado por el presbítero José Manuel Suazo Reyes.
Finalmente, se hace alusión que a través del Cardenal Parolin “la Santa Sede reitera su plena disponibilidad a ofrecer su contribución en favor de la paz y del bien de todos”