La violencia que se vive es señal de que la ruta no es la adecuada, es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando, señala.
Irineo Pérez Melo.- La sangre derramada de miles de mexicanos es una señal de que la ruta que estamos siguiendo (en materia de seguridad) no es la adecuada y ante la gravedad de la situación de violencia “es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando.
Lo anterior forma parte del mensaje de los obispos mexicanos hicieron el pasado 23 de junio de 2022, un llamado por la paz luego de referirse a la cruda realidad que estamos viviendo e hicieron un llamado a las autoridades políticas a convocar a un diálogo nacional “para emprender acciones inteligentes e integrales con el fin de alcanzar la paz mediante una participación conjunta”.
En su mensaje expresaron que “el crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente en los mercados, en las escuelas, en las pequeñas, medianas y grandes empresas; se han adueñado de las calles, de las colonias y de pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo”, señalaron.
Pugnaron porque “es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen. Es tiempo de escuchar a los académicos e investigadores, a las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como Nación”, añadieron.
Reconocieron que como Iglesia “no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y que es necesario redoblar esfuerzos. Queda mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social, desde la labor pastoral que nos es propia”.
“Queremos manifestar nuestra cercanía y solidaridad con todas las víctimas, reconociendo que todos somos hermanos. Queremos sumarnos a las miles de voces de los ciudadanos de buena voluntad que piden que se ponga un alto a esta situación. ¡Ya basta!, señala en el comunicado difundido por la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa
“No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos”, declararon en su mensaje los prelados mexicanos. La paz es posible, es una tarea que entre todos podemos lograr, no más violencia en nuestro país. ¡Queremos vivir en paz!, refiere por último.