Arturo Reyes Isidoro
El miércoles El Economista publicó una encuesta de Consulta Mitofsky sobre la tendencia electoral para la renovación de la gubernatura en el Estado de México (Edomex) en 2023, en la que Morena saca una considerable ventaja al PRI y al PAN, que sin embargo si fueran en alianza le empatarían técnicamente.
La preferencia electoral es a favor de Morena con un porcentaje de 33.7%, mientras que el PRI alcanza 15.8% (siempre había dominado ese estado) y el PAN obtiene 15.6%, por lo que si fueran juntos sumarían 31.4%, prácticamente en empate técnico con el partido de AMLO.
El Edomex tiene el mayor padrón electoral del país (12 millones 247 mil 064 ciudadanos) y el triunfo del candidato presidencial en 2024 pasará necesariamente por ese estado, de ahí que el gobierno obradorista esté enfocando todo su interés, su atención y su esfuerzo por asegurar el éxito guinda y ayer apretó la primera tuerca para lograrlo.
Como López Obrador pone por encima de todo su “causa”, rompió el acuerdo de impunidad que tenía con Enrique Peña Nieto y en forma sorpresiva se dio a conocer que su gobierno lo acusó ante la Fiscalía General de la República por operaciones financieras presuntamente irregulares (refirió transferencias en efectivo por 26 millones de pesos entre 2019 y 2021).
Lo amagaron para que saque las manos
Fue claramente el primer aviso al priista para que saque las manos y no se entrometa en el proceso sucesorio de su estado, solo un aviso pues en su conferencia mañanera el presidente dijo que no se trataba de ninguna persecución política en su contra, que la denuncia no significaba que se le estuviera acusando, pues indagar es parte de la Unidad de Inteligencia Financiera, esto es, le advirtió que si sigue adelante se atenga a las consecuencias, pues ya lo tienen agarrado y le dio una muestra.
El día primero de este mes, el diario Reforma publicó que en forma “circunstancial” el diputado panista Enrique Vargas, aspirante a encabezar la Alianza Va por México (PAN-PRI-PRD), se topó con Peña Nieto en el lobby de un hotel en Madrid y, según el propio legislador contó, le dijo: “Dale al tema de la unidad”, esto es, que el aspirante posiblemente con mayores posibilidades de ganar por la oposición habría ido a recibir línea de quien seguiría siendo el gran elector no solo del PRI sino ahora del PAN en el Edomex, como lo fue cuando era presidente.
Ayer le dieron el primer apretón para que saque las manos. Peña tendrá que pensarlo seriamente porque su cola debe ser mucho más larga que la de su correligionario Alejandro “Alito” Moreno, cuya carrera política ya prácticamente acabaron con la exposición de audios que lo incriminan en varios ilícitos y con la exhibición de su riqueza mal habida, y con ello ya casi sepultaron al PRI, a cuya dirigencia se niega a renunciar.
En 2015 el PRI todavía gobernaba en 19 estados, hoy solo lo hace en tres: Durango, cuyo candidato ganó este año en alianza la gubernatura, Coahuila y el Estado de México. El próximo año se renovarán las de estos dos últimos estados, que podría perder el tricolor, aunque la disputa mayor es la del Edomex.
En la columna de ayer dejé entre interrogaciones si Morena está en vías de convertirse en la nueva aplanadora, como lo fue el Revolucionario Institucional. El paso dado ahora por el obradorismo es un elemento más para afirmar que sí.
Parece que ya entendió el gobernador: decidirá el “pueblo” (el dedazo)
Parece que, por fin, casi cuatro años después de que entró en funciones, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez está aprendiendo o ya aprendió y ha entendido o lo han convencido de que no será él, como creen en forma ingenua muchos de sus colaboradores, quien decida su sucesión sino “el pueblo”.
La noche del miércoles se ocupó una vez más, en menos de una semana, del tema sucesorio en 2024 y reiteró lo que había dicho el sábado en el sentido de que no dará su opinión personal sino hasta el próximo año, y que dejará que la militancia de su partido lo haga.
Entrevistado en el programa “A 8 Columnas”, que conducen Ramsés Yunes, Cinthia Sánchez y Héctor Juanz, llamó a la unidad y, nuevamente, convocó “a la reflexión”. Declaró que en el estado quieren concluir el cuarto año e iniciar el quinto “con bastante cohesión en el gobierno”.
Soltó entonces: “Como vamos a tener la libertad de expresarnos, cada quien por las preferencias que quiera a nivel nacional, por el candidato que quiera, y va a ser por encuesta, yo me planteó para qué desgastarnos si quien va a decidir es el pueblo; también va a ser por encuesta para la estatal”.
Prosiguió: “No necesitamos desgastarnos ahora, yo no lo veo necesario. El presidente nacional de Morena, Mario Delgado, ha expresado que va a ser a través de encuestas, dos o tres, pero será el pueblo el que decida. A nivel estatal también va a ser por encuesta, Morena tomó esa determinación, va a haber un pre-registro de candidatos en su momento”.
Aplicarán la “democracia dirigida” priista
¡Ajá! De modo que va a decidir “el pueblo” y por encuesta. No nos hagamos como el tío Lolo. Con ello quiso decir que, como ha venido ocurriendo en el obradorismo, va a decidir el “dedito” del presidente. Por más que digan que ellos son diferentes, van a aplicar lo que los priistas llamaban la “democracia dirigida”.
Es posible o es cierto que el dedazo va a estar sustentado en lo que digan las encuestas que tenga el presidente, que lo demás, las encuestas de Mario Delgado van a ser pura faramalla para dar idea de democracia. Y ahí tiene toda la razón Cuitláhuac, para qué desgastarse, para que, agregaría yo, exponerse a que por acelerados, ya sea porque piensen y crean sus colaboradores que ellos pueden ser los candidatos, o porque se la jueguen en forma anticipada con un aspirante que puede no ser al final el candidato, terminen congelados o en algunos casos hasta perseguidos por lo menos durante el próximo sexenio, cuando pueden y están a tiempo de serenarse y mejor esperar, y, en todo caso, llegado el momento, irse a la cargada con el bueno.
Lo está diciendo el gobernador, el jefe político del estado. Ya aprendió, ya entendió o ya lo convencieron, o ya se convenció, o vaya uno a saber qué le dijeron en la Ciudad de México para que últimamente se la pase repitiendo eso “del pueblo”, que sus colaboradores, sus cercanos, debieran tomar nota y ubicarse, entender que no será él, Cuitláhuac, quien decida su relevo, sino que lo harán en el centro político del país, donde además repartirán el gran pastel que es Veracruz.
Porque, ahora sí como dice el propio López Obrador, resultan unas verdaderas “ternuritas” los de su círculo, quienes ya se repartieron las senadurías, las diputaciones federales y locales, la presidencia de la Mesa Directiva y de la Jucopo de la próxima legislatura, es decir, ya se comieron todo el pastel merengue incluido cuando todavía no tienen el pastel, pero que además no tendrán porque las posiciones serán para negociar y repartirlas entre los grupos, las tribus, las corrientes, a efecto de contener los descontentos y mantener la unidad.
Manuel está apretando
Un seguimiento puntual al delegado de Bienestar Manuel Huerta no deja duda de que está apretando el paso, de que sin hacer mucho ruido mediático aunque sí en las redes sociales se afianza entre el electorado que simpatiza con Morena y tal vez ello explica las campañas que hay en su contra para demeritarlo.
Muchos voltean a ver a Rocío Nahle y a su operador Eric Cisneros, quién sabe por qué. Por ahora, Manuel es un pararrayos de Sergio Gutiérrez Luna, a quien han dejado en paz, al menos en forma abierta, para concentrarse en el súper delegado.