Este martes ciudadanos estadounidenses salieron a dejar su voto en las elecciones de mitad de mandato en las que están en juego las mayorías en el Congreso y el Senado
Este martes ciudadanos estadounidenses salieron a dejar su voto en las elecciones de mitad de mandato en las que están en juego las mayorías en el Congreso, lo que condiciona el margen de maniobra del presidente demócrata Joe Biden hasta las presidenciales de 2024, que se hallan en el punto de mira del republicano Donald Trump.
«En Estados Unidos, nunca renunciamos», tuiteó Biden, quien se declara «optimista» pese a correr el riesgo de perder el control del Congreso en estas elecciones.
Señal del fuerte interés que despiertan, más de 40 millones de electores votaron por anticipado para renovar toda la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y toda una serie de cargos locales, además de decidir decenas de referéndums.
El martes, se formaron largas filas en los colegios electorales a primeras horas del día.
«Quiero estar seguro de que se tiene en cuenta mi voz», explicó a la AFP Quonn Bernard, un ingeniero de 39 años en los suburbios de Atlanta. «Muchos candidatos han arrastrado a sus oponentes por el lodo», lamenta.
«Ha habido mucha tensión y desinformación», coincide Robin Ghirdar, un médico de 61 años que fue a votar por los demócratas en Pittsburgh, Pensilvania.
Cada campo ha dramatizado los temas centrales de estos comicios: los demócratas se hicieron pasar por defensores de la democracia y el derecho al aborto, frente a los republicanos, considerados «extremistas».
Y los conservadores actuaron como garantes del orden frente a una llamada izquierda «laxa y radical» en materia de seguridad e inmigración.
Pero la inflación ha desbancado el resto de los temas en las últimas semanas, lo que hace que los republicanos confíen más que nunca en sus posibilidades de derrotar en las urnas a Joe Biden, a quien culpan de la subida de los precios.
«Necesitamos una política del buen padre de familia, que los impuestos bajen y que la economía vaya bien», estimó Kenneth Bellows, un estudiante de derecho de 32 años que votó por los republicanos en Phoenix, Arizona (suroeste), decepcionado por la gestión económica de Joe Biden.
Pero en la sureña localidad de McAllen, en la que más del 80% de la población es latina, la mayor preocupación es saber qué harán las autoridades frente a la creciente migración que desborda sus fronteras.
«Han roto el sistema migratorio (…) Estados Unidos ha sufrido una invasión silenciosa por once millones de indocumentados», dice Francisco Cabral, un obrero de antepasados mexicanos nacido y crecido en Estados Unidos y abiertamente republicano.
Pero este territorio es históricamente demócrata y Juanita Gonzales, una ama de casa jubilada, espera que continúe así.
«El presidente de la clase media»
Estos comicios de medio mandato se celebran dos años después de las elecciones presidenciales y equivalen, de alguna manera, a un referéndum sobre el inquilino de la Casa Blanca. Por eso el partido del presidente rara vez se libra del voto castigo.
Biden intentó evitarlo presentándose como «el presidente de la clase media», insistiendo en que redujo las deudas estudiantiles, protegió la sanidad e invirtió en infraestructuras y en el clima, pero sus esfuerzos no parecen haber dado frutos.
Según las encuestas más recientes, la oposición republicana tiene posibilidades de ganar al menos entre 10 y 25 escaños en la Cámara baja, más que suficiente para tener mayoría.
Hay menos claridad sobre la suerte que correrá el Senado, pero los republicanos también podrían conseguirlo.
Privado de mayoría, el presidente quedaría paralizado. Los republicanos han adelantado que no le perdonarán y prevén abrir investigaciones en la Cámara de Representantes sobre los asuntos de su hijo Hunter o algunos de sus ministros.
Por su parte Donald Trump parece dispuesto a aprovechar una «ola roja», el color de los republicanos, para lanzarse de nuevo en la carrera por la Casa Blanca.
Omnipresente en esta campaña, el lunes por la noche el millonario de 76 años anunció que haría «un gran anuncio el martes 15 de noviembre en Mar-a-Lago«, su residencia en Florida.
Quiere adelantarse a posibles rivales republicanos y entorpecer las investigaciones sobre su presunto papel en el asalto al Capitolio o la forma en la que gestionó los archivos de la Casa Blanca.
Concretamente, las elecciones intermedias se juegan en un puñado de estados clave, los mismos que en las presidenciales de 2020.
Todos los focos están puestos en Pensilvania, antiguo bastión de la industria siderúrgica, donde el millonario cirujano republicano Mehmet Oz, apoyado por Donald Trump, se enfrenta al exalcalde demócrata de una pequeña localidad, John Fetterman, por el puesto más disputado del Senado.
Porque de este escaño depende muy posiblemente el equilibrio de poderes de la cámara alta, con un poder inmenso.
Como en 2020, Georgia también acapara la atención. El demócrata Raphael Warnock, el primer senador negro elegido en este estado sureño con un fuerte pasado segregacionista, intenta ser reelegido frente a Herschel Walker, un exdeportista afroestadounidense, respaldado por el expresidente.
Arizona, Ohio, Nevada, Wisconsin y Carolina del Norte también son escenario de luchas entre los demócratas y candidatos de Donald Trump, que juran lealtad absoluta al antiguo inquilino de la Casa Blanca.
Unos duelos a golpe de cientos de millones de dólares que convirtieron estas elecciones de medio mandato en las más caras de la historia de Estados Unidos.
Los primeros resultados podrían conocerse a partir de las 19H00 (00H00 GMT) pero puede que haya que esperar días para el desenlace de los duelos más reñidos.