Ante el trato diferenciado que López Obrador dispensa a sus “corcholatas” y el desdén que sufre desde Palacio Nacional, el senador Ricardo Monreal confiesa: “Me siento como el Pípila, traigo una lápida en la espalda y cada vez me cuesta más aguantar los ataques”.
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Ante el trato diferenciado que López Obrador dispensa a sus “corcholatas” y el desdén que sufre desde Palacio Nacional, el senador Ricardo Monreal confiesa: “Me siento como el Pípila, traigo una lápida en la espalda y cada vez me cuesta más aguantar los ataques”. En entrevista con Proceso, refiere que el distanciamiento del mandatario es producto de “una intriga palaciega” orquestada por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y su “círculo cercano”; y adelanta que, tras una etapa de reflexión, tomará en las próximas semanas una definición sobre su futuro político de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Patente es el disgusto del senador Ricardo Monreal por el trato diferenciado del presidente Andrés Manuel López Obrador con sus “corcholatas” preferidas, sobre todo con Claudia Sheinbaum, a quien dice respetar; pero eso no le impide criticarla por el derroche de dinero de su campaña adelantada con espectaculares, viajes por todo el país, el apoyo de gobernadoras y gobernadores, a los que llama “matraqueros”, y la contratación de un ejército de bots que lo atacan todo el tiempo.
No obstante que no está conforme con este doble rasero presidencial, prefiere no meterse con López Obrador, a quien conoce desde hace 25 años.
“Debo reconocerlo: es un suicidio enfrentarse con el presidente, porque te deshace la propia inercia y el ejército de seguidores leales, que es muy fuerte. Si contradices al presidente en algo eres un traidor, un desleal. Si tienes una opinión distinta a la de él, eres un traidor”, advierte el senador zacatecano, quien precisa que tiene un año sin poder hablar con López Obrador.
Monreal, de 62 años de edad, dice a Proceso que está en el mejor momento de su carrera política de más de cuatro décadas. Exgobernador y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, se siente con los arrestos y la experiencia para ser el próximo presidente de la República. Pero la figura de López Obrador ensombrece sus ánimos, sobre todo porque siente que no hay piso parejo. “Me siento como el Pípila, traigo una lápida en la espalda y cada vez me cuesta más aguantar los ataques”, confiesa.
Ante ese escenario, sin adelantar qué camino tomará si no es el ungido por Morena, señala que entrará en una etapa de reflexión y que tomará una decisión en las próximas semanas. Mientras tanto, advierte que no ve opción en algún partido de oposición y admite que no descarta labrar un camino cohesionando el impulso de un sector de la sociedad que quiere concretar la transición política que se inició en 2018.
“Hay más ánimo en la sociedad que en los partidos, hay más afuera que adentro de los partidos. Hay que saber conducir esa energía. No descarto que pueda construir esa energía social afuera, no lo descarto. No conmigo sino con cualquiera, las condiciones están dadas porque la gente está empujando con más fuerza.”
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2402