Víctimas y familiares de la joven que falleció en el choque de trenes de la Línea 3 rechazan peritaje de la fiscalía capitalina

La defensa legal de la familia de Yaretzi Adriana Hernández, quien falleció en el choque de trenes ocurrido en la Línea 3 del Metro, así como de otras víctimas del accidente, rechazó este viernes el peritaje que presentó por la tarde la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México sobre los hechos.

“No aceptamos que se quiera fincar toda la responsabilidad al conductor y a un supuesto sabotaje, culpándolo de toda la tragedia a él cuando en las declaraciones previas quedó demostrado que existían problemas en la comunicación, señalización y pilotaje automático que no fueron atendidos a tiempo y a pesar de ellos se permitió la prestación del servicio, asumiendo el riesgo de una tragedia”, dijo Cristopher Estupiñan, abogado de las víctimas.

El defensor argumentó que hay pruebas de que el Sistema de Transporte Colectivo (SCT) Metro no cuenta con el debido control interno para garantizar la seguridad de los usuarios.

Estupiñan señaló que, al igual que lo ocurrido con el desplome en un tramo de la Línea 12 del Metro, “se están vulnerando los derechos humanos de los afectados durante la investigación de este accidente porque, una vez más, ejercieron acción penal en contra de un imputado sin darnos acceso a la carpeta de investigación ni hacernos partícipes de la investigación, imponiendo a un culpable.”

Por la tarde, la fiscalía capitalina informó que se detuvo a Carlos Alfredo “N”, conductor del tren involucrado en el accidente ocurrido el pasado 7 de enero en la interestación Potrero – La Raza, acusado de los delitos de homicidio y lesiones, ambos culposos.

El vocero de la fiscalía, Ulises Lara, detalló que Carlos Alfredo “N” es acusado de conducción negligente del tren número 24, al no respetar las medidas de conducción en modo de seguridad y rebasar los 35 kilómetros por hora.

Además, el funcionario señaló como otra causa del accidente “la quema y corte doloso de los cables ubicados en dos registros de conexión que contienen cableado eléctrico, de comunicaciones, señalización y pilotaje automático en la estación Potrero, en sus costados oriente y poniente”.

De acuerdo con las investigaciones de la fiscalía, por la madrugada del pasado 7 de enero —el día del accidente— el equipo de mantenimiento del Metro detectó la quema “deliberada” de cables en la estación Potrero, por lo que determinaron que la normalización del servicio a los usuarios “llevaría el tiempo equivalente a varios turnos de trabajo”.

Por estos daños, el Puesto Central de Control (PCC) estableció la marcha de seguridad para la circulación de los trenes, “lo que significa, entre otras cosas, que deben circular a una velocidad máxima de 15 kilómetros por hora en curva y 35 kilómetros por hora en línea recta”.