No se debe permitir que nada ni nadie las pervierta: Iglesia Católica
Irineo Pérez Melo.- La Iglesia Católica advirtió de la situación que se vive en México, Veracruz y Xalapa, sobre la amenaza constante y sonante de querer cambiar y utilizar las instituciones, de toda índole, para otros fines que no corresponde a su ser y quehacer.
En el comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, consideró que las instituciones de todo tipo deben cumplir la naturaleza para la que fueron creadas. No se debe permitir que nada ni nadie las pervierta, es decir, cambiarles su finalidad.
Se destaca que para poder colaborar a que cada institución logre y alcance su ser y quehacer es necesario generar fuentes de trabajo digno y trabajar con una finalidad más allá de satisfacer las propias necesidades físicas, se señala en el documento signado por el presbítero Juan Beristain de los Santos.
“¡Cuánta razón tienen los obispos mexicanos que, en su Carta llamada Del Encuentro con Cristo a la solidaridad con todos, han aceptado y promovido la actividad laboral como un espacio para el desarrollo real de cada persona y de la patria!: “El trabajo es el fundamento sobre el que se edifica la vida familiar, pues allega los medios de subsistencia que se necesitan para vivir y desarrollarse como familia”, se resalta.
Se indica que en la familia, además, se aprende a trabajar y a crecer en humanidad. Esto repercute en provecho de la comunidad, de modo que la Nación viene a ser “la gran encarnación histórica y social del trabajo de todas las generaciones”.
Por ello, las personas al trabajar colaboramos con nuestros compatriotas al bien cultural de nuestra Nación, es creando fuentes de trabajo y trabajando cada día, como tendremos el desarrollo integral de todos y para todos, se recalca.
Se reitera por último que la fundación de una nueva comunidad o institución obedece siempre a un propósito que abone al bienestar de la mayoría de la gente y su vocación a la trascendencia. Los ideales que se intentan hacer realidad en la vida de la comunidad es la prioridad que debe imperar, a pesar de todas las adversidades y de los intereses personales que acechan constantemente a las comunidades e instituciones.