El 2 de junio es la fiesta democrática para vivir una fe comprometida y que la unidad sea signo de una sociedad democrática.
Irineo Pérez Melo.- Las condiciones por las que atraviesa el país no son las mejores, es evidente la inseguridad, desigualdad social, no hay crecimiento económico, insuficiente empleo formal y digno, falta cobertura y calidad educativa, migración y polarización social entre otros.
Lo anterior se desprende del comunicado dominical, emitido por la Oficina de Comunicación Social de Arquidiócesis de Xalapa, en donde se destaca que el mayor reto en que todos nos unamos para hacer frete a dichos problemas que aquejan y lastiman a México y a Veracruz.
“Este 2 de junio es la fiesta democrática para vivir una fe comprometida y respetar el Estado de Derecho como condición primera para superar la división y todas nuestras carencias”, señala el comunicado signado por el presbítero Juan Beristaín de los Santos.
En el comunicado, hace referencia que la unidad es signo de una sociedad democrática y la experiencia fundamental para que la fe se viva en clave de compromiso es la confianza en el amor de Dios.
“No se puede vivir un compromiso real con los desafíos de la existencia real sin una vida de amistad y oración con Dios. Esta relación personal con el Señor favorece la verdadera unión y comunicación con los que están cerca de nosotros. La comunicación y la unión en la familia se ven favorecidas cuando sus integrantes llevan una vida de oración con Dios”, se añade.
Se menciona que la comunicación familiar y la vida de oración son dimensiones que conviene no dejar de lado en la vida de todo cristiano; los beneficios de ambos factores en la vida del creyente son elementos que enriquecen la existencia de quienes los practican.
Hace alusión a las recomendaciones que Santa Edith Stein nos ofrece al respecto: “Nosotros no tenemos que juzgar, sino confiar en la insondable misericordia de Dios. Pero sin eludir nuestras responsabilidades ya que vivimos aquí y ahora para alcanzar nuestra salvación y la de aquellos que nos han sido confiados”.
La confianza en Dios a través de la vida de oración es la base de todo compromiso cristiano y de la vida digna para todos. La fe del cristiano lo lleva directamente al compromiso con los demás, especialmente con los más necesitados, refiere el comunicado.
“Siempre será más fácil vivir una fe sin compromiso pues la vida sin esfuerzo es más cómoda. Incluso muchas veces se recomienda vivir una fe sin riesgos ni problemas. Existen muchas formas cristianas de vivir cómodamente. Los creyentes necesitamos tener siempre claro que la vida de fe es sobre todo compromiso y entrega a Dios, a los demás y a uno mismo”, finaliza.