Arturo Reyes Isidoro
En el entorno del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares trascendió en noviembre del año pasado que estaba sumamente molesto con la dirigencia estatal del PAN a la que acusaba de haberlo dejado solo.
Aunque se trata de un grupo muy hermético, de todos modos se filtró que su enojo lo habría llevado a echarle en cara al presidente del Comité Directivo Estatal blanquiazul, José de Jesús “Pepe” Mancha Alarcón, que, por ejemplo, no hubiera cacareado los resultados del Primer Informe de Gobierno.
La irritación habría sido mayor cuando, días después, compareció ante el pleno de los diputados y se defendió como gato boca arriba en especial en cuanto al tema de seguridad, pero Mancha llegó, sólo estuvo unos minutos seguramente para que lo viera el gober, y a la primera oportunidad se escabulló y no se supo más de él.
Hoy el mandatario estatal está sometido a un rafagueo intenso de críticas tanto en las redes sociales como en la mayoría de los medios por la inseguridad y los hechos de violencia que se viven y, otra vez, el dirigente panista brilla por su ausencia.
En los corrillos políticos de Xalapa es comentario generalizado que el panismo y el yunismo azul son cosas muy diferentes, que se mascan pero no se tragan y que responden a intereses que para nada coinciden, aunque se aceptan por necesidad.
Entre el panismo de cepa, de sangre azul, están conscientes que el gobernador no es de verdad uno de los suyos y que gobierna y se comporta como el priista que fue o que todavía es pero también aceptan que sin un político como él jamás hubiera obtenido el PAN la gubernatura.
Los viejos panistas se quejan que los ha marginado y que ha “secuestrado” la dirigencia y claman por recuperar el control, pero su protesta interna no va más allá de eso.
Pero de Pepe Mancha aparte del nombramiento oficial que tiene no se sabe en realidad en qué la gira porque ni le mete el hombro al gobernador en su tarea de gobernar ni sale a dar la cara para defenderlo ante la lluvia de críticas de la que está siendo objeto.
Tampoco se ve acompañando y menos exaltando la figura del precandidato único de su partido a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Márquez, otro al que ha dejado que se rasque solo o como pueda.
La ausencia del tuxpeño dirigente se nota ahora más cuando tanto Manuel Huerta, de Morena, como Américo Zúñiga, del PRI, están metidos en los medios haciendo labor de zapa contra el padre en el poder y el hijo aspirante a mantenerlo.
Pero, que se sepa, aunque están lejos de verse como aliados menos como amigos, ambos coinciden en su crítica al gobernador por la violencia e inseguridad, además de que los dos están acompañando a los precandidatos de sus partidos a la gubernatura.
De parte del PAN, de su dirigencia estatal, nadie sale a tratar de frenarlos ni a responderles, han cedido la plaza mediática y la plaza pública, y el avance moreno es incuestionable y atrás van ya los tricolores. De Mancha, ¿alguién sabe dónde anda?
El gobernador Yunes está solo y habiendo algunos indicadores que pudieran cacarearse a favor de la imagen de su administración, ni con Mancha ni sin Mancha, tampoco nadie de su gobierno, de ningún nivel. Lo están dejando que se ahogue solo.
Por ejemplo, ahora que le llueve día y noche como en el diluvio universal que relata el Génesis en la Biblia; ahora que le llueve por los hechos de violencia, apenas el miércoles pasado tanto los gobiernos de Estados Unidos como de Canadá actualizaron para sus connacionales su alerta de viaje para México ¡y ninguno de los dos incluyó a Veracruz!
Pero ni Pepe Mancha en el PAN, ni Elías Assad en la Coordinación de Comunicación Social, ni Sergio Hernández en la Legislatura, ni Leopoldo Domínguez Armengual en Turismo, Ni Jaime Téllez Marié en Seguridad Pública, ni Jorge Winckler en la Fiscalía, ni Rogelio Franco en el PRD (su aliado), ni Dante Delgado en MC (su nuevo aliado), nadie, absolutamente nadie salió a repicar las campanas.
Carajo, el hecho de que estos dos gobiernos de América del Norte, tan quisquillosos tratándose de la seguridad de los suyos no vean que corren peligro si visitan nuestro Estado cuando están vetando otros no es cosa menor, eso quiere decir que hacia fuera no está dañada o tan dañada la imagen turística de Veracruz.
Pero nadie cacareó ni cacarea el huevo. Así para qué quiere más enemigos el gobernador.
No me defiendas compadre
Y quienes lo tratan de defender sólo salen a decir sandeces, verdaderos despropósitos que ofenden a los veracruzanos, ellos sí cuerdos, que en lugar de ayudarlo causan más irritación en la población y con ello un rechazo generalizado, de verdadero repudio.
Tal fue el caso ayer de un, en mala hora, diputado local, Sebastián Reyes Arellano, del PAN, que quién sabe si es un alienígena porque ignora la realidad real (valgáse la redundancia), ya que al peor estilo de Javier Duarte dijo que en materia de inseguridad y violencia ¡en Veracruz no pasa nada!
Quién sabe si en todo caso está afectado de la vista, del oído y del olfato, ¡pues no se dio cuenta, no vio, ni escuchó, ni olió la carnicería humana del sábado pasado por la noche en Xalapa ni está al tanto de los descabezaderos que inundan la geografía estatal.
El tipo, un saltimbanquis y mercenario de la política (recién estrenado se vendió a los panistas traicionando el partido que lo llevó al poder, Morena) usó el fácil expediente de culpar a la prensa, a los medios, diciendo que magnifican los hechos.
Peor hasta el repudio por parte de sus paisanos del sur del Estado, tuvo el descaro y el cinismo de afirmar que en aquella parte, incluyendo Coatzacoalcos que es un infierno, “la situación es tranquila”. “Yo veo una región sur tranquila. Vivo en Coatzacoalcos y veo una zona sur tranquila”. Sin duda está ciego, aunque eso no lo salvará porque anoche paisanos del sur me llamaron para decirme que si se para por allá lo van a linchar.
No es para menos cuando viven en la zozobra, cuando ven que por más que envían policías y más policías la inseguridad empeora y los crímenes no cesan, al contrario se multiplican, y quien debiera estar encabezándolos reclamando más eficacia sale con que no pasa nada.
De paso flaco favor le hace al panismo y a su precandidato a la gubernatura, ¿o alguien va a querer apoyarlos cuando no ven y menos sienten las necesidades, la angustia del pueblo y por el contrario sólo ven un mundo color de rosa?
Pero esos son los aliados del gober.