Raymundo Jiménez
Una de las nominaciones priistas que más sorprendió fue la de la diputada federal por el distrito de Tantoyuca, María del Carmen Pinete Vargas, quien inesperadamente se registró como precandidata al Senado de la República y terminó desplazando a otras féminas del partido tricolor que permanentemente estuvieron promoviéndose como aspirantes a la Cámara alta del Congreso de la Unión, principalmente las delegadas federales de la SEDESOL y del ISSSTE, Anilú Ingram y Elízabeht Morales, y doña Sonia Sánchez de Chirinos.
Hasta ahora no ha quedado suficientemente claro qué grupo o personaje estaría detrás de su precandidatura, aunque algunos de sus correligionarios la vinculan con Fidel Herrera Beltrán por su cercana relación con un hermano del ex gobernador desde que ella estuvo a cargo del IVEA en la administración fidelista. Igualmente se presume que habría sido impulsada por los diputados federales Erick Lagos Hernández y Jorge Carvallo Delfín, otros dos ex colaboradores muy allegados también a Herrera Beltrán, los cuales lideran la bancada veracruzana del Revolucionario Institucional.
La precandidatura de Pinete inesperadamente cuajó luego de que se pretendió promover a la diputada federal por Zongolica, Lilián Zepahua, la que previamente fue impuesta en la Secretaría General del CDE del PRI por presiones del diputado Carvallo, no obstante que desde el sexenio anterior el representante popular del distrito de Los Tuxtlas ha venido operando electoralmente más para el Partido Verde que para el tricolor, pues el membrete del PVEM en la entidad está bajo absoluto control del ex gobernador Herrera Beltrán y de su hijo Javier Herrera Borunda, quien de la diputación federal plurinominal estaría por saltar al Senado como candidato de representación proporcional del partido del tucán, cuya dirigencia nacional lo acaba de habilitar como coordinador electoral en la tercera circunscripción a la que pertenece Veracruz.
Así que Pinete no sería una candidata “mostrenca”, como solía advertir en los procesos electorales a sus dirigentes priistas Fidel Herrera en la plenitud del poder. Ella sí debe tener dueño que le financie su campaña. Porque la legisladora huasteca, a pesar de ser miembro de una próspera familia de ganaderos del norte de Veracruz, de haber desempeñado cargos en los gobiernos estatal y federal, de haber sido presidenta municipal de su tierra y de ocupar actualmente por segunda ocasión una diputación federal, se habría negado el año pasado a dar parte de su dieta mensual para financiar al PRI en la entidad, partido que desde que perdió la gubernatura en 2016 su dirigencia estatal tiene serios problemas económicos hasta para pagar puntualmente su nómina.
Y es que en septiembre de 2017 trascendió que durante una reunión con la senadora Diva Hadamira Gastelum Bajo, secretaria de Atención de Estados en Oposición del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, una representante de una agrupación estatal del Revolucionario Institucional habría propuesto que los diputados federales aportaran parte de sus ingresos para sostener a su partido, a lo que Pinete habría respondido que en su caso a duras penas le alcanzaba su dieta legislativa para cubrir sus gastos personales.
Tres meses después se supo que los 500 diputados federales se aprobaron una “Gratificación de fin de año” por más de 140 mil 500 pesos para cada uno, y que decidieron darse un aumento de 200 millones de pesos.
A finales de 2017, los diputados no solo cobraron su sueldo y el respectivo aguinaldo, sino que habrían recibido, como en años anteriores, recursos para pagar a los empleados de honorarios y con el plus de cobrar su caja de ahorros, acumulada durante los tres años de ejercicio.
PEPE YUNES, CUMPLIDOR
Este jueves, el diario capitalino Excélsior publicó que al cierre de las precampañas, de 50 precandidatos a gobernador en nueve estados, sólo cuatro cumplieron con algunos datos los cuatro rubros de su ficha de fiscalización electoral. Es decir, únicamente 8% de estos aspirantes cumplió con informar al INE, al menos en parte, sus aportaciones de simpatizantes y militantes, lista de proveedores, avisos de contratación y agenda de eventos. De Veracruz, sólo José Francisco Yunes Zorrilla, de la alianza PRI-PVEM, reportó la mayor parte de esa información. Los otros tres que también cumplieron fueron el jalisciense Enrique Alfaro, de Movimiento Ciudadano; la panista Martha Erika Alonso, de Puebla; y el perredista Gerardo Gaudiano Rovirosa, de Tabasco.
En el caso de los aspirantes a la gubernatura de Veracruz, MORENA solamente informó de ingreso y gasto por 1.3 millones de pesos, mientras que su precandidato, Cuitláhuac García, tiene aportaciones por 52 mil 200 pesos y realizó 82 eventos.
El PAN notificó 3.3 millones de ingreso y gastos. Su precandidato Miguel Ángel Yunes Márquez reportó seis proveedores y 73 eventos.
El PANAL informó de solo un evento realizado y aportaciones por 13 mil 960 pesos a la precampaña de Miriam Judith González.
En cambio, el PRI registró ingresos y gastos por 898 mil 90 pesos para la precampaña de Yunes Zorrilla, quien informó aportaciones que suman 975 mil 964 pesos, cuatro proveedores y 60 eventos realizados.
Una muestra más de que el priista peroteño es un político congruente, que su discurso de transparencia y honestidad no sólo se basa en palabras sino en su actitud y en los hechos.
Ahora que inicien formalmente las campañas ya se verá si Pepe Yunes logra posicionarse como la mejor opción electoral, sobreponiéndose al descrédito en que sumieron a su partido los últimos pésimos gobernantes.
HASTA EL MARTES
Debido a un compromiso familiar de su autor que le obligará a permanecer un par de días fuera de la entidad, esta columna volverá a publicarse hasta el próximo martes 20.
A todos nuestros editores y lectores, gracias por su comprensión