Por: José Miguel Cobián
Recientemente estaba yo observando un video de un líder de morena, -ajeno a Veracruz-, que afirmaba que Romo está mal en lo que propone como proyecto económico para el país y que AMLO ha asumido como propio. Decía este líder de cuyo nombre no quiero acordarme, que en las asambleas de Morena se había decidido revertir la reforma energética y que por lo tanto, esta equivocado el proyecto de Romo.
Reflexionando, sobre este y otros temas con amigos que simpatizan con esta corriente política, me di cuenta de que no tienen idea de lo difícil que sería revertir la reforma energética y llevar a cabo los proyectos que en el seno del partido piensan llevar a cabo.
Me parece muy razonable plantear la revisión de el método y los procedimientos para llevar a cabo las licitaciones de todas las rondas petroleras, ya que existe la sospecha de que muchas de ellas beneficiaron a empresas cuyos propietarios son políticos muy encumbrados, asociados con verdaderas empresas petroleras, lo que hace sospechar que hubo mano negra. Eso si es posible. Lo que no es posible, es que en caso de que hubiera alguna licitación que no tuviera rasgos de corrupción, cancelarla. Además para modificar la reforma energética AMLO requeriría una mayoría en el congreso que no tendrá, por lo tanto es imposible que la lleve a cabo, salvo que siga con la práctica de los gobiernos actuales de comprar los votos de los diputados o amenazarlos para que voten a favor de lo que el poderoso en turno requiere, sea gobernador o presidente de la República.
Morena no tendrá mayoría en los diputados federales, porque se ha visto que en algunos distritos, deciden poner un candidato débil, seguramente beneficiando económicamente al líder estatal del partido, y a algún partido político que es el que paga para que su abanderado gane la elección. Y tampoco los tendrá porque una elección en tercios como la que viene, genera rara vez mayorías legislativas como para modificar la constitución.
En cuanto al tema de las refinerías el asunto se vuelve más delicado. Pues si se construyen con capital privado, ellos podrán vender la gasolina en cualquier parte del mundo a precios internacionales, lo cual implica gasolina cara en México. Si se quita el IEPS, el impuesto a las gasolinas, se corre el riesgo de incurrir en déficit público lo cual genera mayor sufrimiento a la población vía devaluación, inflación y recesión. Y en caso de pensar en refinerías propiedad de la nación, habría que realizar una fuerte inversión, para aprovechar la realidad de la mezcla mexicana hoy en día. Inversión que deberá recuperarse, pues no se trata de gastar para subsidiar, sino para generar más riqueza en el país.
En Morena no se ha entendido todavía que el problema no es el precio de la gasolina o de muchos artículos básicos, sino que el verdadero problema es la falta de poder adquisitivo de los salarios. Sólo que quienes si lo entienden, no lo explican a la población porque no es rentable electoralmente afirmar que se va a elevar el poder adquisitivo del salario a lo largo de seis o doce años, para recuperar los niveles de ingreso de 1974. Y no es rentable, porque la población no lo comprendería. Así que si se trata de ganar una elección, se hacen propuestas rentables aunque no sean realistas.
En cuanto al crimen que tiene al país en estado de postración, la situación es igual de grave. No por ganar AMLO a partir de ese momento el sistema de prevención del delito va a mejorar, o van a surgir los cientos de miles de policías honestos y capacitados que el país requiere. Tampoco por arte de magia la procuración de justicia va a mejorar, cuando en el fuero común la capacitación y los elementos materiales son mínimos, vaya, si ni en el federal encuentras gente con suficiente capacidad y mucho menos encuentras las inversiones necesarias para que dicha procuración mejore. Y por último la administración de justicia tampoco va a cambiar. Los que están conectados con tribunales saben que hay una red de nepotismo, tanto en los tribunales estatales como federales, en dónde unas cuantas familias se han repartido los puestos, han elevado de posición a sus familiares, y se ha perdido el avance por mérito a cambio del avance por consanguinidad. Esos jueces que en muchos casos son ineptos pero son hijos, yernos, sobrinos, nueras, hijas, etc., de gente poderosa en el sistema de justicia no podrán ser cambiados ni mejorar su actuación de la noche a la mañana.
AMLO tendrá que enamorar a la inversión extranjera y a los inversionistas nacionales para que confíen en su gobierno. Esos odiados capitalistas son los únicos que generan empleos y riqueza en un país. Así que tendrá que encontrar un equilibrio entre la justicia social, elevar el nivel de vida de los mexicanos, mejorar los salarios, y al mismo tiempo no espantar a los grandes capitales, que son los que en realidad sostienen a la economía mexicana, no sólo por sus inversiones en activos fijos, sino también por sus inversiones en activos líquidos, esos famosos capitales golondrinos que se espantan fácilmente. Tiene que ser muy cuidadoso, pues la suerte de millones está en las manos de quienes tomen las decisiones.
Revertir otras reformas como la educativa, por las mismas razones será muy complicado, sin embargo en ésta y en otras reformas, podrá negociar con el resto de las fuerzas políticas una adecuación, pero nada más. Si es que gana, atender las expectativas de sus seguidores será un problema grave, pero más grave aún echar a andar un país que le entregarían con graves deficiencias.
Brevemente, el aeropuerto, quizá sea más caro cancelarlo que simplemente revisar presupuestos, y vigilar que no haya tranzas. Eso, si gana, y si de verdad su gente no quiere corromperse, como es la costumbre de los políticos mexicanos.
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