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El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha afirmado este sábado que se entregará a la justicia brasileña y ha sentenciado: “No les tengo miedo, voy a demostrar que soy inocente”. En el que probablemente haya sido su último acto político antes de ser encarcelado, el popular expresidente, que gobernó el país entre 2003 y 2010, ha criticado a los investigadores del caso Lava Jato, que lo han acusado de corrupción y al juez Sergio Moro, que lo ha condenado. “Soy la única persona en el mundo que está procesada por un piso que ni siquiera es mío», ha declarado.
El expresidente ha dicho también que no es posible encarcelar sus ideas y ha hecho un llamamiento a sus seguidores para que sigan defendiendo sus políticas. «No basta con impedir que yo pasee por las calles de Brasil, porque hay millones de Lulas que caminarán por mí».
El exmandatario ha participado esta mañana en una misa en homenaje a su esposa, Maria Letícia, fallecida en febrero de 2017, que con su discurso se ha acabado convirtiendo en un acto político.
Lula debe ingresar en prisión para cumplir una condena de 12 años que ratificó en enero un tribunal de Porto Alegre (sur de Brasil). El exmandatario debería haberse presentado antes de las 17.00 (hora local) del viernes, pero permaneció en el interior del sindicato, arropado por sus seguidores y por centenares de simpatizantes.
A Lula se le espera en los juzgados de Curitiba (Paraná) para que empiece a cumplir con la condena por corrupción. La sentencia afirma que el político aceptó el soborno de una constructora.
Los abogados del expresidente han cuestionado la orden de prisión expedida por Moro al asegurar que los plazos legales no fueron respetados por el magistrado.
Los militantes políticos de Lula afirman que el expresidente almorzará en el sindicato con su familia y después seguirá al aeropuerto en São Paulo, desde donde vuela a Curitiba, informa Regiane Oliveira, de EL PAÍS Brasil.