- Tiraron a la basura la confianza y la oportunidad histórica de gobernar Xalapa, refiere el perredista.
Irineo Pérez Melo u A cien días del gobierno municipal de Hipólito Rodríguez Herrero y del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tiraron a la basura la confianza, el apoyo, la solidaridad y la oportunidad histórica de gobernar la capital, defraudando a los habitantes de Xalapa.
Lo anterior fue señalado por Manuel Bernal Rivera, secretario de Derechos Humanos del comité directivo estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) quien reconoció que los reclamos sociales se dan por todas partes.
“Hay confusión y enmarañamiento entre el decir y el hacer. Los discursos para buscar respaldos electorales caen ante el cotidiano que reflejan las contradicciones de un ejercicio que discrepa mucho de ser democrático, eficiente y sensible”, añadió en conferencia de prensa.
Expresó que a cien días de la actual administración municipal se percibe un gobierno que marca derroteros sinuosos, con mensajes que distan mucho de referenciar lo que el Ejecutivo planteó como la oportunidad que merecía una nueva alternancia para el municipio.
Sostuvo que desde antes del arribo se notó la falta de capacidad para tender puentes que permitieran un mejor reconocimiento de los asuntos que nos heredaba la administración saliente, la cerrazón, la falta de voluntad para asumir institucionalmente los retos de la transición fueron notorios.
Al referirse a las comisiones edilicias, mencionó que dejó constancia de los comportamientos de mayoría que tanto ofendían a los paladines de la esperanza que ahora eran asumidos con total desparpajo. La democracia como la paja en el ojo ajeno sin notar la vida en el propio, la hegemonía puesta a su servicio son sonrojo alguno.
De allí, dijo, la integración de un Ejecutivo con los mejores y particularmente en las áreas donde existieran recursos, los mejores que tristemente y en voz del académico no fueron encontrados en la Atenas Veracruzana, por lo que tuvo que buscar fuera e incorporarlos, sin duda, bajo sospecha fundada en esos espacios, la casualidad ofende e indigna.
El perredista manifestó que los tropiezos continuaron de la mano de los malos humores y la altanería, de esos dejos de intolerancia y autoritarismo que asomaron en los cuadros que a voz alta se planteaban.
Finalmente, criticó los problemas de operación diaria, las relaciones laborales en conflicto, los grupos sociales inconformes, suficiente en sus petulancias, para colmo sin autocrítica, ya que en su lógica nunca se equivocan, están blindados contra las opiniones de otros, de los diferentes, sus delirios de complots venidos de todas partes contra ellos tan sólo como referentes municipales de su mesías.