Arturo Reyes Isidoro
A vuela pluma. Lo mejor del debate de anoche, desde mi impresión personal, los moderadores León Krauze y Yuriria Sierra, con su incisividad; “El Bronco”, bien; AMLO, Meade y Anaya, más parejos; el detalle chusco, cuando López Obrador se guardó la cartera al acercársele Anaya para encararlo. Dudo que se vaya a mover el alto porcentaje de preferencia electoral que tiene el tabasqueño. Sus competidores no tuvieron con qué apalearlo para hacerlo caer. Desde mi impresión personal, salió ileso, o lo dejaron ir vivo, trotando, y él lo supo y hasta se atrevió a hablar ya como nuevo Presidente.
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Ayer me alegró la mañana el nombramiento como cardenal de Monseñor Sergio Obeso Rivera, un hombre bueno.
Lo celebro y me uno al regocijo de la grey católica. Como reportero muchas veces recogí sus palabras.
Nunca antes Veracruz había tenido un cardenal. Dios lo cuide en su salud y sea ejemplo para el resto de sacerdotes veracruzanos.
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Solvencia, consistencia. Esos dos sustantivos definen perfectamente –eso considero– al candidato Pepe Yunes.
Lo demostró en los debates del jueves y del viernes, uno el que organizó la XEU de Veracruz, el otro, el del OPLE.
Se puede decir que el oficial –por llamarle de alguna manera– fue una calca del radiofónico, salvo unos cuantos detalles. Sin duda alguna, fue mejor el de la U.
El debate del viernes tuvo mayor cobertura, pero los candidatos, salvo la única mujer que participa, dijeron lo mismo que habían expresado el jueves, casi con las mismas palabras
El senador con licencia fue a lo que fue: a proponer, a exponer su oferta sin distraerse ni caer en basura verbal.
Reflejó –creo interpretarlo porque lo conozco– su preocupación por Veracruz; que requiere toda su concentración y atención.
Con su actitud mostró que sería el centro del equilibrio político que está reclamando Veracruz a gritos.
Sus competidores, los tres sin excepción, lo ayudaron a confirmar que los veracruzanos no pueden seguir siendo víctimas de rivalidades políticas.
Pepe los dejó que mostraran su estrechez política, los ignoró y se centró en el interés de los veracruzanos.
Mostró conocimiento de la realidad del Estado, que tiene un diagnóstico preciso y bien definido de lo que hay que hacer.
Soy de la generación del actual gobernador y mis muchos años de oficio periodístico hacen que ya no me deslumbren estrellas fugaces y que no brillan con luz propia. En eso sustento mi análisis.
Mi experiencia, mi conocimiento de políticos y mi trato con ellos tantos años de mi vida me dicen que la mejor opción es el candidato oriundo de Perote. Sus exposiciones no me dejan duda.
No que sea perfecto ni no tenga defectos, pero para el momento que vive el Estado es el mejor preparado y con quien, pienso, le iría mejor a Veracruz y a los veracruzanos.
Impone respeto, no miedo ni temor y a la vez su persona se presta para el acercamiento y el trato personal.
No fue casual, eso creo, que en ninguno de los dos debates nadie haya intentado descalificarlo o agredirlo.
El jueves refirió un detalle: como senador gestionó más de 4,500 millones de pesos para beneficio de municipios y sectores del Estado; es el que más ha “bajado” recursos en la historia de Veracruz.
Y en 22 años de trayectoria, completó, con todo el dinero que ha gestionado durante sus encargos públicos, jamás ha tenido un solo señalamiento de corrupción. “Nadie puede decir que recibí un moche”.
No es fácil atreverse a lanzar ese reto cuando se ha sido alcalde, diputado local y federal y senador, o sea, cuando se ha cruzado por el pantano.
Pero, además, todos los veracruzanos que lo conocen saben bien que es congruente entre lo que dice y lo que hace.
El jueves, de entrada, hizo un deslinde para precisar qué quiere, qué lo mueve.
Dijo que había asistido al debate para ocuparse de los temas, los problemas y las necesidades reales de la gente. No se distrajo en las descalificaciones de los otros.
Con elegancia, de entrada desarmó a Miguel Ángel Yunes Márquez ante la única crítica que sabía que le haría, porque es una muletilla que trae.
“Javier Duarte ya está en la cárcel y los problemas en Veracruz continúan”.
Nunca aludió al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares por su nombre pero no dejó de criticar su gestión. Lo hizo sin ningún intento de agredirlo en lo personal, en forma respetuosa y sólo con base en indicadores.
En el tema de inseguridad no titubeó: “El gobierno de Veracruz no te cumplió en materia de seguridad, no te cumplió lo que te ofreció en campaña, te engañó”.
Apuntó que este tema “no puede estar expuesto a excusas. Javier Duarte sirvió ya para ganar dos elecciones (se refería a las de 2016 y 2017). No puede significar hoy la oportunidad de estar siendo pretexto para generar omisiones”.
Dio cifras, citó indicadores para demostrar que, pese todo, con Duarte fue menos grave la situación.
“Duarte ya no puede ser tapadera de ineptitudes ni ocurrencias, ni música para nuestros oídos”.
Manifestó que la inseguridad en Veracruz se ha disparado y abundó en indicadores oficiales.
Hizo su propuesta, qué, cómo, con cuánto dinero, de dónde lo sacaría, en qué tiempo.
“Quien diga qué va a hacer y no diga cómo y cuánto cuesta está engañando”.
En el tema de la economía, también con base en indicadores, afirmó que en el aspecto económico Veracruz está peor.
Señaló que el Estado “pasa por el peor momento de su historia porque no está siendo bien administrada la economía”.
De nuevo volvió al contraste. Dijo que resultaba que en el calificado peor gobierno, el de Duarte, al menos la economía había crecido menos de 1 por ciento.
Manifestó que con el gobierno de Yunes Linares decreció 1.1% de acuerdo a los indicadores del Producto Interno Bruto. “Estamos en recesión”.
Le enmendó la plana al joven candidato del PAN quien presumió la creación de empleos con el nuevo puerto de Veracruz.
Le recordó que todo lo había hecho el gobierno priista de Enrique Peña Nieto, con recursos federales; que se trataba de una inversión pública federal, pero le pidió que dijera qué ha hecho el gobierno estatal en la materia.
Al candidato panista le había expresado “mucho respeto” en una entrevista el pasado 27 de marzo, “pero en función de la trayectoria, la propuesta y el perfil represento la opción más competitiva y que le puede dar salida a la gravedad del momento en que está el estado”.
Lo que expuso en los debates del pasado fin de semana se resume en lo que declaró entonces: “El cambio que nos prometieron hace 15 meses es la realidad de hoy, y la realidad tristemente es que no mejoran las condiciones de seguridad, empeoraron; no mejoran las condiciones de la economía, las empeoraron, se perdieron miles de empleos y no se han vuelto a generar”.
Pepe se mostró respetuoso con el candidato de Morena, Cuitláhuac García, así como con la de Nueva Alianza, July Sheridan.
Yo no creo que nadie pierde ni gana un debate; yo creo que hay quien expone con más claridad y solidez sus argumentos, sus propuestas, y convence, o convencer mejor.
Mi punto de vista es que Pepe Yunes lo hizo y lo logró. Sin restarles los méritos que tengan los otros, lo veo como la mejor opción.
La campaña por la gubernatura entra en su cuarta semana y estamos a 40 días de ir a las urnas.
He apuntado y sigo creyendo que no hay nada definido para algún candidato, no obstante las ventajas que tienen y con las que juegan los abanderados del PAN y de Morena.
Pepe, sin duda, exhibe experiencia política, conocimiento de la realidad del Estado (lo ha recorrido, entregando recursos que ha gestionado, una y otra y otra vez), manejo de mecanismos para la consecución de recursos (presidió la comisión de Hacienda y Crédito Público en el Senado), que no es un improvisado y que tiene la madurez y el talante para lograr la conciliación y reconciliación de los veracruzanos.
Se debe de imponer lo que recomienda el Mensaje de los Obispos de Veracruz del pasado 15 de abril: “Será responsabilidad de cada ciudadano hacer su propio y libre discernimiento sobre las propuestas de las personas concretas: Sobre sus convicciones y estilo de trabajo, sobre su ideología y los resultados que han dejado a lo largo de su trayectoria política o ciudadana en el pasado. Ayudará a los votantes valorar la cercanía del candidato con el pueblo, así como la coherencia en cuanto a su capacidad de servicio, honestidad, transparencia y consistencia para mantener la palabra dada”.
En el futuro nos va a ir como definamos nuestro voto el próximo 1 de julio. Y nos tendremos que atener a las consecuencias.
Y para iniciar la semana, esto de Mario Benedetti: “Me gustaría pasar el resto de mis días con alguien que no me necesite para nada pero me quiera para todo”.