Las elecciones significan campañas, candidaturas, votos y esperanzas. Los votos son de varios tipos y tienen muchas motivaciones. Lo ideal es que se emitiera el sufragio por razones, propuestas y figuras claras; que hubiera voto consciente. La realidad es algo distinta, aunque hay un sector que pone por delante las cualidades de los aspirantes y sus planteamientos, tal vez todavía sea menor respecto al grueso de los electores. Hay votos por programas sociales y apoyos varios, hasta por dinero; de no mayor calidad son los votos que se otorgan por que si, por lo que sea, sin sentido concreto. Si se pregunta al azar a cualquier persona sobre los motivos de su voto es altamente probable que no sepa o diga que lo hará por los asuntos más simples de las campañas. Es un desperdicio, por ejemplo, que alguien sufrague en cierto sentido porque le quitarán las pensiones a los expresidentes o porque se venderá el avión presidencial. Ese tipo de «temas» son un ejemplo de la demagogia más vulgar y una auténtica tomadura de pelo. El primer paso para construir alternativas sólidas y viables de nación es que se ofrezcan proyectos serios y fundados; ocurrido eso, viene la reflexión y la crítica ciudadana antes de entregar sus votos y, por tanto, representación, mandato y poder.
En Veracruz, tenemos un ejemplo clarísimo que ilustra las formas huecas y simuladas para pedir votos. Es el caso del candidato a Gobernador de Morena, quien ofrece planteamientos francamente vacíos o de simple papel. Enumera algunos temas con señalamientos tan generales que dicen todo y nada. Son un engaño. Hay un punto en lo que llaman proyecto de Gobierno, que, en realidad, no pasa de una exposición de ocurrencias y buenos deseos, que sirve para ilustrar lo frívolo y doloso de tal candidatura: se trata de su propuesta de ahorro y austeridad en el gasto público. Hablan de ahorrar algo así como 16 mil millones de pesos para financiar con eso sus programas sociales, sin explicar formalmente cómo lo harían; tal desmesura, en tanto que el presupuesto de Veracruz está acotado por las partidas etiquetadas y los mínimos irreductibles, no les merece algún apunte o aclaración; así como dicen 16 podrían poner 10 o 20. Su plan de ahorro lo basan en su idea de eliminar lo que llaman privilegios de los altos funcionarios, a quienes les reducirían sus sueldos, les retirarían camionetas blindadas, les dejarían de pagar celulares, ya no tendrían seguridad y, entre otras medidas, les retirarían el seguro de gastos médicos. Hablan de un gobierno austero y a la altura de las condiciones de vida de lo que llaman pueblo. El problema es que todo eso es falso, que no tiene fundamento, que no existe en la realidad de la administración de la alternancia. Salvo el Gobernador, el Secretario de Seguridad, el Fiscal y el Secretario de Gobierno, que requieren, por obviedad, mayores condiciones de movilidad y seguridad, el resto del gabinete, incluyendo a los subsecretarios, trabajan en condiciones absolutamente austeras, por convicción y atendiendo las desastrosas condiciones financieras en que dejaron al Estado las administraciones anteriores.
Si no hay manera de recortar en el presupuesto y si no hay privilegios que anular, quedaría la duda sobre el destino de las ofertas de Morena. Sería interesante saber si ellos conocen de esa realidad, para ubicar su real capacidad a la hora de presentarse como opción o si están simulando. Me dan la impresión de actuar de manera frívola, de lanzar cualquier idea confiando en la inocencia o buena fe de sus simpatizantes. Por más que engolen la voz o adopten poses de salvadores de la patria sus posturas son endebles y tienden a engañar a la gente. En algún sentido hay un fraude en ofrecer cambios sin sustentarlos, en aprovecharse del voto de la inconformidad y terminar representándose así mismos. Es importante evitar gato por liebre a la hora de votar y hacer hasta lo imposible por qué se sufrague en forma consciente, no por espejitos.
Recadito: es la fecha que nadie nos precisa de la existencia de los informes del Diputado Federal Cuitláhuac García.
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