Reuters.- Después de la gran ceremonia de inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) el mes pasado, no se han visto pasajeros o maletas recientemente, sólo el desamparado anuncio en una pantalla que anunciaba un único vuelo de Aeroméxico llegando desde Mérida, y con demora.
De las 14 llegadas y salidas confirmadas en el AIFA el viernes por la agencia Reuters, en comparación con los cerca de 900 vuelos diarios en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), el principal, un puñado fueron vuelos militares, según las bitácoras.
Cabe apuntar que operaciones registradas en un día en el AIFA representan 1.5% de las llegadas y salidas diarias en el Aeropuerto de la Ciudad de México.
Desde su apertura, el nuevo aeropuerto ha promediado alrededor de una docena de vuelos por día, según muestran los registros de operaciones. El Ejército ha estimado que la obra atenderá a 2.5 millones de pasajeros este año y el doble en 2023, reportaron medios.
El AIFA aún tiene que nombrar un portavoz, dijeron funcionarios a Reuters, y el Ejército no hizo comentarios para esta historia.
Dentro del aeropuerto los mostradores para registro estaban vacíos, incluso cuando Volaris, Aeroméxico y VivaAerobus, así como la venezolana Conviasa, anunciaron rutas hacia y desde ahí.
Más allá del personal para el control de la seguridad, hay trabajadores construyendo locales para Krispy Kreme y Starbucks, mientras que una tienda de recuerdos tradicionales y una pastelería apenas habían abierto. La mayoría de los lugares están cerrados y cubiertos con carteles donde se lee “próximamente”.
Tres semanas después de la inauguración, el AIFA, a 45 kilómetros al norte de la Ciudad de México, aún está en construcción.
Los problemas iniciales podrían ser penosos para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien hizo de la obra un proyecto clave de su administración. También daría argumentos a la oposición que durante mucho tiempo ha criticado la obra y la ha calificado como una iniciativa vana.
La realidad contrasta con el resultado vendido por López Obrador, quien calificó el proyecto como “uno de los mejores aeropuertos del mundo” antes de la inauguración.
El mandatario inquietó a inversionistas cuando canceló el aeropuerto de Texcoco de 13 mil millones de dólares, el cual quedó parcialmente construido por su antecesor Enrique Peña Nieto, argumentando que la propuesta estaba plagada de sobornos, era muy costosa y estaba mal ubicada.
En cambio, ordenó al Ejército que construyera el nuevo aeropuerto comercial en los terrenos de la base aérea militar Santa Lucía.
AMLO inauguró el AIFA el 21 de marzo, día del natalicio de Benito Juárez y antes del ejercicio de revocación de mandato, que ganó cómodamente a pesar de la baja participación electoral.
“Yo pienso que está al 100 el aeropuerto, completamente concluido”, dijo el titular del ejecutivo Federal en la inauguración.
Además de las obras de construcción inconclusas, el proyecto también sufre por carreteras congestionadas que lo unen con la ciudad y no tendrá conexión ferroviaria hasta el próximo año. Es más, no permite que lleguen pasajeros o sean recogidos a través de servicios de transporte compartido mediante aplicaciones.
Todavía se está construyendo una nueva conexión de autopista al AIFA, aunque una empleada dijo que lo ya construido redujo su tiempo de viaje a la mitad.