Los malos manejos administrativos durante la gestión de Juan Antonio Ferrer al frente del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) han pasado factura a los pacientes del sistema público de salud.
Unos 185 ventiladores hospitalarios, que hoy podrían estar funcionando en unidades especializadas de medicina, fueron abandonados por el Insabi desde 2020.
Los aparatos han permanecido tres años en contenedores dentro del puerto de Manzanillo, Colima, y en 2023 comenzó su entrega al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep), de acuerdo con documentos oficiales.
Esto representa una pérdida de 217 millones de pesos en equipo de salud que nunca se utilizó ni benefició a pacientes en áreas de cuidados intensivos en hospitales públicos.
Casi cuatro años después de su creación, el Insabi desapareció oficialmente el pasado 30 de mayo y sus funciones han sido absorbidas por el sistema IMSS-Bienestar.
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