Raymundo Jiménez
¿Qué será lo que tanto preocupa al gobernador Miguel Ángel Yunes para que haya accedido a que su arrogante y renuente hijo aceptara públicamente, mucho antes de que el OPLE concluyera el cómputo oficial, que los resultados de la elección para la gubernatura no le eran favorables, y que ahora –según ha trascendido– el mandatario panista esté buscando desesperadamente un acercamiento personal con Andrés Manuel López Obrador, a quien provocaba llamándolo “cobarde”, “loco”, “corrupto” y “mentiroso” cada vez que el ex candidato presidencial y líder fundador de MORENA visitaba la entidad?
Yunes tiene tantos señalamientos y expedientes abiertos que francamente ya no se sabe cuál le podrían activar las próximas autoridades federales o las del estado que a partir de diciembre entrante encabezará en Veracruz el lopezobradorista Cuitláhuac García Jiménez, quien acaba de declarar al semanario “Proceso” que el mandatario estatal del PAN habría desviado 800 millones de pesos para operar la campaña de su primogénito.
Pero anteriormente, el gobernador electo había acusado también a Yunes Linares de estar coludido con el crimen organizado en Veracruz, un tema que podría reactivarse por la reciente extradición de Dámaso López Núñez, (a) El Licenciado, a Estados Unidos.
Y es que a principios de mayo de 2017, la revista digital Gatopardo, en su edición número 180, publicó un reportaje de la periodista Anabel Hernández titulado “¿Quiénes son los herederos de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo?”, en el que se detalla por qué este personaje, mano derecha del capo sinaloense por varios años, era el heredero de su imperio.
“Su experiencia, visión y hasta su comportamiento lo encaminaron de forma orgánica a ocupar un lugar aparentemente predestinado a los hijos de Guzmán Loera”, resume el artículo, el cual refiere que en 1993 “El Chapo” fue capturado e ingresado a la cárcel de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, Estado de México, pero que casi tres años después y por una maniobra de sus abogados, fue transferido al Penal de Puente Grande, a las afueras de Guadalajara, ciudad donde vivía su familia.
“Durante esos años, el panorama para el líder del Cártel de Sinaloa era desolador, e incluso intentó lograr un acuerdo con agentes de la DEA. No había nada que ‘El Chapo’ odiara más que la cárcel. Su suerte cambiaría en febrero de 1999, cuando Dámaso López Núñez –apodado ‘El licenciado’–, un ex comandante de la policía judicial de Sinaloa, se convirtió en el subdirector del penal”, se consigna en el reportaje, en el que además se alude que “con los directores del penal como cómplices” –Leonardo Beltrán Santana y Mario Marín, actual director del IPAX con Yunes–, “López Núñez se encargó de cumplir los deseos de ‘El Chapo’, ayudados por un grupo de comandantes y custodios llamados los Sinaloas”.
Así, apuntaba la reportera, “ingresaron teléfonos celulares, alcohol, droga, Viagra, comida de los mejores restaurantes de Guadalajara y hasta grupos musicales a la prisión”, detallando que “cuando las prostitutas no satisfacían a Guzmán Loera, ‘El licenciado’ convocaba a cocineras, enfermeras y afanadoras que trabajaban en la cárcel, quienes accedían a tener relaciones con el capo a cambio de dinero.”
Según el texto de Gatopardo, los deseos de “El Chapo” eran pagados por dinero enviado por su primo, el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, que se repartía entre personal del penal y algunos prisioneros, pero “cuando el dinero no era suficiente para corromper a algún involucrado, López Núñez recurría a los ‘Sinaloas’ para infundir terror.”
Dámaso López renunció a su cargo en el penal a finales de octubre del 2000, pero siguió visitando al capo en Puente Grande. La última de sus visitas fue diez días antes de su fuga.
¿Se acordarán de él Mario Marín, titular del IPAX, y Enrique Pérez Rodríguez, quien antes del escape del Chapo sucedió a su jefe político Yunes Linares como carcelero federal y ahora es su secretario de Educación en el gobierno de Veracruz?
PRI: TRAIDORES AL ACECHO
Contrario a lo que muchos piensan, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no está muerto ni acabado para siempre. Eso sí, sufrió la peor derrota de su historia, pero no corrió con la misma suerte del PRD, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza, PVEM y Encuentro Social (PES), quienes perderán su registro como partidos políticos.
El PRI se queda gobernando 12 estados: Campeche, Coahuila, Colima, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, quienes en la totalidad cuentan con 40 millones 673 mil 345 habitantes.
El PAN estará gobernando también otra docena de entidades, con un núcleo poblacional de 30 millones 745 mil 317 personas; MORENA tendrá 5 estados, con 25 millones 306 mil 684 habitantes; Movimiento Ciudadano, con Jalisco y una población de 7 millones 350 mil 682 habitantes; Nuevo León con Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” y 4 millones 653 mil 458 personas, y el PRD con Michoacán y 4 millones 351 mil 037 habitantes.
En términos numéricos, el PRI sigue gobernando al mayor número de mexicanos en el país.
Además, hay que considerar que Andrés Manuel López Obrador ganó con el 53.19 por ciento del total de los votos emitidos, que fue de un 63 por ciento respecto del listado nominal.
El líder de MORENA ganó con un 33 por ciento del listado nominal, es decir, 3 de cada 10 mexicanos votaron por él.
Así que aunque esa votación le permitió pintar de guinda el país y obtener la mayoría de las posiciones en Congresos locales y el Congreso de la Unión, no quiere decir que tenga el apoyo y el respaldo de la totalidad de los mexicanos.
López Obrador tiene un enorme reto: legitimar su gobierno, cumpliendo las miles de promesas ofrecidas en su campaña.
Pero, a su vez, el PRI también tiene el gran reto de legitimarse ante la sociedad.
La pléyade de gobernantes corruptos e ineptos que tanto daño le hizo, tendrán que ser sancionados y estos hechos tampoco deben repetirse.
Por eso llama la atención que, para el caso de Veracruz, algunos ex duartistas pretendan anotarse en la lista de aspirantes a suceder al dirigente estatal Américo Zúñiga Martínez, quien dicho sea de paso, no tuvo responsabilidad política frente a un fenómeno apabullante que se registró a nivel nacional. El descalabro para el partido no fue exclusivo de Veracruz, sino de todo el país.
Américo Zúñiga, valga recordarlo, pudo haberse colado en el primer lugar de la lista de diputados plurinominales locales, porque así lo marcaba la tradición de este partido político. Sin embargo, el líder priista aguantó vara, se abrió, en aras de los intereses del partido y de la unidad y permitió que otros grupos y personajes transitaran si mayor problema.
En un encuentro que tuvo con estructuras, candidatos y liderazgos para agradecerles su apoyo, José Francisco Yunes Zorrilla –según nos cuentan– volvió a responsabilizarse directamente de la debacle, como una muestra de humildad y generosidad de su liderazgo moral y político.
A los candidatos les reconoció su valentía, su decisión y su deseo de sumarse a los intereses del partido, sobre todo cuando todos sabían desde el principio que la situación era sumamente adversa.
Inclusive reveló que diez horas antes de varias inscripciones, en algunos distritos no tenían candidatos porque la gente no quería registrarse.
Agradeció particularmente a Juan Nicolás Callejas Roldán porque se animó a inscribirse para contender por el Senado de la República, cuando nadie quiso hacerlo.
Este dato es particularmente revelador y muestra el reconocimiento de Pepe Yunes a quienes realmente quisieron ponerse la camiseta y sudarla.
Ellos son, los candidatos, los líderes locales y regionales, las estructuras que trabajaron, quienes deben decidir el destino de su partido en Veracruz. Los demás, desde cualquier perspectiva, no tienen voz ni voto, sobre todo quienes abiertamente lo traicionaron y operaron a favor de otras opciones políticas, como sería el caso del ex subsecretario de Gobierno con Javier Duarte de Ochoa, Marlon Ramírez Marín, actual regidor priista del Ayuntamiento del puerto de Veracruz, quien se vendió por algunas monedas para operar la elección a favor del PAN en esa demarcación y quedar bien con su nuevo jefe político Fernando Yunes Márquez.
La lista de esta calaña de personajes es larga. Son “priistas” simuladores que no tendrían derecho de anotarse.
Que trabajen los que ya trabajaron, los demás, mejor deberían buscarle por otro lado.
ANILÚ: CURUL AMARRADA
Por cierto, Anilú Ingram Vallines, quien en el proceso electoral federal de 2015 también fue víctima de traiciones por esta misma clase de correligionarios ladinos, será la única mujer priista representando al estado de Veracruz en la Cámara baja del Congreso de la Unión.
De acuerdo con los resultados obtenidos en la elección del pasado 1º de julio, el PRI tendrá a 17 mujeres y 17 hombres en San Lázaro como diputados federales por la vía plurinominal.
Anilú Ingram, al estar ubicada en la sexta posición de la lista plurinominal correspondiente a la tercera circunscripción nacional, se coloca como la única mujer priista veracruzana que será diputada federal.
Ingram Vallines, quien ha sido diputada presidenta del Congreso Local y Delegada Federal de la Secretaría de Desarrollo Social, se ha ganado el reconocimiento de los veracruzanos porque además de mantenerse cerca de la población siempre ha dado buenos resultados desde cualquier trinchera en que ha sido colocada por su partido, por lo que es de las militantes que aseguran que “el PRI siempre vuelve”.
CUITLÁHUAC: CAMBIO OBLIGADO
Este domingo, Cuitláhuac García Jiménez, ex candidato de la coalición “Juntos haremos historia”, recibió por parte del Consejo General del OPLE, la constancia de mayoría que lo acredita como gobernador electo de Veracruz para el periodo constitucional 2018-2024.
El abanderado de la alianza MORENA-PT-PES está obligado a impulsar el cambio verdadero que en 2016 el panista Miguel Ángel Yunes Linares se comprometió a impulsar en el estado y que hasta la fecha sigue sin cumplir, ya que ni siquiera honró su palabra de nombrar como secretario de Seguridad Pública a un militar de alto rango como lo ofreció en su campaña; cargo que le entregó a su incondicional Jaime “El Lagrimitas” Téllez Marie, quien no ha podido contener los delitos de alto impacto ni la inseguridad, cuyos índices rebasan por mucho los que prevalecieron en la administración del ex gobernador priista Javier Duarte de Ochoa.
Ya con papelito en mano, Cuitláhuac –como bien lo declaró Javier Verónica Fernández, ex perredista y promotor del Proyecto Alternativo de Nación de Andrés Manuel López Obrador– deberá “generar consensos que permitan transitar por el camino de la concordia y la paz social”, ya que allí, dijo, “radica el cambio profundo motivado en las urnas”.
El activista social apuntó que en principio García Jiménez, a quien definió como “un hombre de consensos y acuerdos”, que “sabe dialogar y escuchar todas las expresiones en el marco de la pluralidad y el respeto a la ley”, deberá asegurar la gobernabilidad en Veracruz, por lo que consideró imprescindible que establezca una relación respetuosa con los poderes Legislativo y Judicial, así como con las autoridades municipales y la sociedad civil.
El mínimo respeto a su autonomía y derechos constitucionales que Yunes Linares tampoco les ha querido conceder.