Raymundo Jiménez
Luego del sonoro fracaso de pretender heredarle el poder a su primogénito, ahora el gobernador Miguel Ángel Yunes linares estaría intentando apoderarse de la dirigencia estatal del PAN para sobrevivir y reposicionarse políticamente en la siguiente elección de 2021, en la que se elegirán 212 alcaldes y nuevamente diputados locales y federales.
Este nuevo lance del fallido mandatario panista, quien en menos de dos años truncó la permanencia de Acción Nacional en el gobierno de la entidad que bien pudo prolongarse por lo menos un sexenio más si no lo hubiera obsesionado su enfermizo nepotismo, ha inquietado y comenzado a reagrupar a otras corrientes internas del PAN que no parecen estar dispuestas a que la familia Yunes Márquez se adueñe de su partido con miras a imponer otra vez candidato en la sucesión gubernamental de 2024.
Esta pugna interna estaría por hacer resurgir aquella memorable “Muralla azul” que a finales de 2010 tuvieron que integrar los líderes de la mayoría de las corrientes panistas para cerrarle el paso precisamente al primogénito de Yunes Linares, quien de la alcaldía de Boca del Río quería saltar a la presidencia del CDE de Acción Nacional, luego de que su padre acababa de perder también la elección de gobernador ante el priista Javier Duarte.
A los antiyunistas no sólo les dolió haber perdido la gubernatura sino también el control del Congreso local. Y es que no son pocos los funcionarios y legisladores del PAN que comienzan a ser presa del temor por el revanchismo que pudieran ejercer en contra de ellos los próximos gobernantes de MORENA. Ante el clásico “¡Sálvese quien pueda!” han empezado a hacerse evidentes las fracturas después del estrepitoso fracaso del yunismo.
Según versiones de algunos panistas, el pasado miércoles 4, Yunes Linares se habría reunido con el senador electo Julen Rementería para solicitarle su apoyo y así maniobrar “por el bien del PAN” la destitución inmediata del actual dirigente estatal Pepe Mancha Alarcón, implicado en la sospechosa asignación directa de contratos millonarios en la SIOP que ocupó Rementería, y en el Congreso local liderado por Sergio Hernández, otro de sus compinches recién reelecto por la vía plurinominal pues como candidato de mayoría relativa perdió la elección. Sin embargo, Julen, quien al asumir el escaño senatorial se convertirá automáticamente en un prospecto natural a la gubernatura en 2024, se pronunció por la reelección de Mancha.
Según trascendió, Rementería le habría reclamado airadamente a Yunes el nulo apoyo a su candidatura al Senado así como la traición a Ricardo Anaya y el abandono en que dejó también a los candidatos a diputados federales y locales por intentar imponer a su hijo.
Otros aspirantes a la gubernatura y que presuntamente no apoyarían a Yunes porque también estarían interesados en la dirigencia estatal del PAN son Joaquín Guzmán Avilés, actual secretario de Desarrollo Agropecuario –considerado, de acuerdo con otras versiones, el alfil del gobernador ante el distanciamiento con su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, quien se habría ido a radicar a Miami con su familia luego de su estrepitosa derrota–, y el ex diputado federal por Huatusco, Víctor Serralde, enemigo político del mandatario panista, el cual amagó con disputarle la candidatura al gobierno del estado en 2016.
Por su parte, el diputado federal del PAN por Boca del Río, Francisco Gutiérrez de Velasco, declaró este martes en conferencia de prensa que hace falta unidad para reconstruir el panismo sin dejar a un lado el liderazgo que tiene en la actualidad, dentro del PAN, el gobernador Yunes Linares. Sin embargo, el ex alcalde boqueño puntualizó que el yunismo representa “una corriente dentro de Acción Nacional, que es importante, pero al final, lo que nosotros queremos es el panismo, no una corriente que tenga que dividir.”
El diputado federal, miembro de una tradicional familia de militantes doctrinarios, dijo que hace falta el regreso de los auténticos panistas, sean o no sean afines a Yunes, que defiendan los valores y colores del instituto blanquiazul.
Yunes Linares, como se ve, no solo perdió el poder sino además el respeto de sus correligionarios por sus traiciones al privilegiar sus intereses políticos familiares.