Por Atticuss Licona
Para que la tuerca apriete del todo, es necesario darle tres vueltas. La primera y la segunda ya las dio Andrés Manuel López Obrador y sólo le falta el último apretón: la Tercera Vuelta.
En un estudio publicado en Citivelocity con el nombre “Mexico economics view. The April Paradox”, se detecta la inminencia de lo que muchos ya consideran inevitable. El más que posible triunfo de López Obrador convive con la estabilidad financiera en México, lo que nos presenta la paradoja del por qué -si realmente es un peligro para México- entonces por qué diablos todo el sistema no está de cabeza.
Con tal de frenar al candidato de Morena, el Sistema se defiende. Este lunes el peso mexicano cayó hasta los 18.91 pesos por dólar, y aunque con esa caída no llegó al nivel que tenía en los primeros días de enero 2018, la mano invisible del sistema quiere vender esa caída como una respuesta al nerviosismo financiero de un posible triunfo de AMLO.
Aún así, la paradoja de abril se da, de acuerdo al estudio de Citivelocity, porque “Si hace un año nos hubieran preguntado por un estimado del tipo de cambio para abril del 2018 suponiendo una ventaja de dos dígitos de AMLO sobre su rival más cercano, un nivel de 18.17 pesos por dólar habría provocado gran escepticismo. ¿Qué explica esta paradoja? O el mercado no les cree a las encuestas, o bien, ya no estima que una victoria de AMLO tendría un impacto económico negativo”.
La caída del peso que hoy se usa para espantar en la política, se debió principalmente al alza en las tasas de interés y una restricción monetaria en los EU que fortalecieron al dólar; sin embargo, no faltan quienes acomodan el tema para golpear al candidato presidencial que va en la punta.
Andrés Manuel ya ganó la Primera Vuelta, que fue el periodo de precampañas e intercampañas. Los candidatos del PAN y del PRI se ocuparon poco de él y decidieron llevar su lucha a desbarrancarse del segundo sitio para comenzar las campañas en una posición competitiva. Ni Anaya subió, ni Meade pudo superarlo, y a estas alturas la fotografía sigue siendo casi la misma que en diciembre.
La Segunda Vuelta es la de las campañas, y aun cuando faltan más de setenta días para la elección, Andrés Manuel López Obrador “ahí humildemente” siente que ya la ganó.
Saliendo del primer debate presidencial se declaró victorioso y aseguró que si antes del mismo tenía el 48% de la intención del voto, al final había rebasado el 50%. Con declaraciones como esa por más que diga que no se piensa confiar, lo cierto es que hoy ya se siente el triunfador.
Por tanto, ¿Cuál es la Tercera Vuelta? ¿Cuál es el último apretón a la tuerca? La Tercera Vuelta es el triunfo en los congresos. MORENA le apuesta a ganar la mayoría en el Senado, en la Cámara de Diputados y en los Congresos locales. No es fortuito que en los spots de campaña ya no pida el voto para él; está pidiendo el voto consolidado para escanciar su aura a sus candidatos. AMLO, si me apura, ya está pensando en el 2024; el 2018 hoy lo tiene ganado y su preocupación es qué país podría dejar (o no dejar) como herencia dentro de seis años.
Ante la paradoja de abril, desde la perspectiva de los participantes del mercado, podría tener más sentido hacer frente a las elecciones mexicanas no como un evento, sino como un proceso. Por tanto, no será un triunfo de López Obrador lo que detonará una debacle financiera, sino una serie de procesos y toma de decisiones que ni siquiera están al alcance del conocimiento común.
Al ciudadano le basta con saber que hoy, AMLO está más cerca que nunca de cumplir su objetivo, que ha ganado ya las dos primeras vueltas pese a que la segunda apenas se defina el primero de julio, y que la tercera vuelta es la única que le falta para tener la mesa servida.
Si gana la Tercera Vuelta entonces no tendrá contrapesos, y ante ese posible triunfo legislativo, una serie de eventos y procesos fuera de la realidad de los mercados, podría ser, entonces sí, resultar completamente catastrófico para México.
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