Columna “Política al Día”…Pepe ya alcanzó a Cuitláhuac

Por Atticuss Licona

 

 

A tres domingos de la elección los equipos cierran fuerte y en carrera parejera puede darse un final de fotografía.

Pepe Yunes pisa el acelerador.

Sin la locomotora priista gubernamental de antaño, Pepe tuvo que hacer una estrategia de mucho mayor nivel, dosificar sus recursos y guardar la energía para el sprint final.

En el camino ha dejado el lastre de los traidores que hoy se han ido a acomodar bajo el manto de MORENA principalmente y uno que otro al bando azul.

Pero en el PRI, curiosamente, se ponen incluso hasta contentos cuando alguien deserta por una sencilla razón: porque esos que hoy se van siempre han jugado chueco y siempre han traicionado al partido, sólo que agazapados y haciendo daño desde dentro. Ahora, cuando menos -aseguran priistas-, ya los han identificado y ya no podrán seguirle haciendo daño a Pepe.

Pepe Yunes está en su primera competencia para la gubernatura, por lo tanto no tiene un piso claro en cuanto a votación. En el 2016 Héctor Yunes obtuvo alrededor de 900 mil votos, y para el 2017 la coalición PRI-Verde bajó sus votos a unos 600 mil. Así que de allí para arriba, cualquier número es ganancia.

Serán los indecisos o quienes no quieren contestar las encuestas quienes decidan la elección.

Pero he aquí el dato: en noviembre tuve la oportunidad de entrevistar en la Cámara de Diputados, en San Lázaro, a Cuitláhuac García Jiménez y allí le pregunté si entendía que muchos votarían por él por el efecto López Obrador. Su respuesta fue contundente: “¡Claro! Yo traigo un piso de mi elección del 2016 que son unos 800 mil votos, y si le sumo otros 300 o 400 mil que me pueda dar López Obrador tendré los números suficientes para ganar” (palabras más, palabras menos).

Cuitláhuac sabe que si gana le deberá su triunfo a AMLO y que sus votos, los suyos, verdaderos y únicos, no pasarían de 800 mil. Hoy Cuitláhuac tiene cuando mucho 800 mil votos, los demás no son de él, y si nos pusiéramos estrictos, por sí mismo no llegaría ni a esos 800 mil votos.

No son fortuitos los comentarios de que si él hiciera un mítin sin la presencia de López Obrador no llenaría siquiera una cancha de básquet.

Hoy, de acuerdo a lo que me afirman del cuarto de guerra de Pepe Yunes, él ya trae en su intención del voto mayor al 20%, por lo que estaría casi con ¡Los mismos de Cuitláhuac! (no los de la Coalición “Juntos Haremos Historia”, los de Cuitláhuac).

¿A qué le apuesta Pepe? ¿Cuál es la estrategia? La estrategia es apretar, apretar y apretar, tan duro y tan fuerte que hasta duela, aunque se quemen y derritan las suelas de los zapatos, aunque se quede sin voz, aunque no duerma ni coma, pero apretar.

Miguel Ángel Yunes Márquez va en caballo de hacienda, sus votos son ya un voto “duro” en el amplio sentido de la expresión, los que votarán por él están decididos y los ha ido sembrando en todas las zonas del Estado. Del norte, sur, las montañas, las costas y los valles, en todos lados ha amalgamado liderazgos que le repercutirán en votos, miles y miles de votos.

¡Ah! Pero falta el cierre de Meade; falta lo que pueda caer Anaya; falta lo que pueda caer López Obrador; y si en lo nacional López Obrador se desinfla aunque sea unos cuantos puntos, aun cuando AMLO gane la Presidencia, cualquier bajón le impactaría gravemente a Cuitláhuac en Veracruz y quien estaría ávido de recoger esos votos sería sin duda Pepe Yunes.

Hoy Pepe ya empató a Cuitláhuac de acuerdo a lo que comentan en los cuartos de guerra. Le falta, eso sí, superar los votos que López Obrador le obsequiará a Cuitláhuac en Veracruz. Pero si sigue a este ritmo que ha mostrado los últimos días, la elección terminará definitivamente de tercios. Y si me apuran, la lucha podría darse entre los dos Yunes.

Todos tienen que apretar, ninguno puede darse el lujo de andar en el cine o tomándose un cafecito a media tarde. Camarón que se duerme, se lo llevará la corriente.

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