Nos convierte en una sociedad en la que se destruye el bien común y pulveriza las bases racionales del estado de Derecho, violando los derechos humanos y su aplicación.
Irineo Pérez Melo.- La Iglesia Católica criticó la resolución dada el pasado 6 de septiembre por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al despenalizar el aborto, pues con ello se está normalizando la cultura de la Muerte y nos convierte en una sociedad en la que se destruye el bien común.
Con dicha resolución la SCJN, otorga el amparo y protección de la justicia a la asociación civil denominada Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), con lo cual defienden el aborto en todo el país y se da acompañamiento legal a las personas que quieran realizarlo de manera consentida, normalizando, con ello, la cultura de la muerte.
Lo anterior se desprende del comunicado emitido por la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, destaca también que con esa resolución se pulveriza las bases racionales del estado de derecho y viola los derechos humanos y su aplicación, resalta el documento signado por el presbítero Juan Beristaín de los Santos.
“Hemos creído que, al rezar por la paz, ésta se impondría por sí misma. La paz es un don de Dios, pero también es el resultado de acuerdos, negociaciones y la búsqueda de soluciones a los motivos que ocasionan la violencia sistemática, la falta de justicia y la cultura de la muerte que se nos quiere imponer a toda costa en todos los niveles de la vida social”, se recalca.
En ese tenor, se indica que la paz y la defensa de la vida es el resultado de todo un encadenamiento de voluntades y circunstancias de las personas en favor de la justicia y de todos los arcos de la vida humana.
“La paz es fruto de la responsabilidad de cada ciudadano que está comprometido con su dignidad y realización personal”, se añade.
En ese tenor, se menciona que la oración por la paz y la defensa de la vida son necesarias en todo creyente, pero no debe impedir que todos estamos atentos y presentes en el corazón de todas las problemáticas y las decisiones que marcan el presente y el futuro de nuestra nación mexicana.
Todos, por ser ciudadanos con plenos derechos, somos responsables hacer realidad la paz y defender la vida siempre. La oración por la paz y la defensa de la vida nos dan la base del desarrollo integral, se señala por último.