Con 119 años, doña Conchita, originaria de Tanlajás, San Luis Potosí, rebasa en edad a la persona reconocida por el récord Guinness como la más anciana del mundo.
Con 119 años y 105 días, María Concepción Santos, originaria de La Cebadilla, municipio de Tanlajás en San Luis Potosí, es la persona más longeva del mundo, motivo más que suficiente para festejar el Día del Abuelo.
Las redes sociales estallaron con la publicación de Alberto González Hernández, quien junto al Director del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) en Tanlajás, Sergio Reséndiz Hernández, revelaron, a propósito del Día del Abuelo, la historia de la ancianita, que esperan sea reconocida en por el récord Guinness.
Según el registro de Guinness World Records, le adjudican la marca mundial a Lucile Randon, nacida en Francia el 11 de febrero de 1904, es decir, a hoy cuenta con 118 años y 198 días (https://bit.ly/3R4sNSB).
Jeanne Calmet es la persona más longeva en la historia de la humanidad, quien vivió 122 años y 164 días, del 21 de febrero de 1875 al 4 de agosto de 1997; seguida de Kane Tanaka, japonesa que ostenta la segunda posición, con 119 años y 107 días; ella nació el 2 de enero 1903 y murió el 19 de abril de este año.
De reconocerse de manera oficial por esta organización, la señora María Concepción Santos, originaria de Tanlajás, San Luis Potosí, sería la tercera persona más longeva de la historia.
Doña Conchita nació el 15 de mayo de 1903, su lengua materna es el Tének, único idioma que utiliza para comunicarse.
El México porfirista en el que nació doña Conchita
Cuando ella nació, México era gobernado por el general Porfirio Díaz y el estado de San Luis Potosí por el ingeniero Blas Escontría y Bustamante.
Cuando inició la Revolución Mexicana tenía 7 años y al momento de promulgarse la Constitución Política que actualmente nos rige, ella contaba con 13 años.
La investigación de Alberto González Hernández, traducida por Sergio Reséndiz Hernández, relató que Doña Conchita camina con ayuda de un andador, y escucha a la perfección los ruidos en el patio de su casa y el ladrido de sus perritos, que son el “timbre” cuando alguien la visita.
“Koyol”, nos dijo cuando llegamos (en español significa siéntate), expresó Alberto González Hernández a El Financiero.
La fortaleza de doña Conchita
Doña Conchita es poseedora de una perfecta pronunciación y de una memoria envidiable. Realiza sus labores cotidianas de manera independiente, se desplaza de un lugar a otro por sí sola, únicamente con la ayuda de su caminadora.
Con su cuerpo invencible, soporta el inevitable paso de los años y aún con los estragos de la vejez, tiene una sonrisa sincera. Sin necesidad de la asistencia de alguien más, ella caminó hasta su silla y se puso cómoda para iniciar su relato, explicó González Hernández.
Doña Conchita vive con su nuera, de 70 años, quien trabaja en el campo.
“Cuando yo apenas era una niña, en la Cebadilla no existían caminos grandes como ahora, pues no había vehículos. Se podían observar muchos árboles y la gente utilizaba veredas para viajar a otras comunidades a pie o en mulas”, recordó doña Conchita.
Quedó huérfana a muy corta edad, ya que perdió a sus padres, Don Pedro y Doña María Juana, en la Revolución Mexicana, partieron a la guerra y nunca supo más de ellos.
Tuvo siete hijos y una hija, de los cuales solo uno sobrevive.
Le gusta celebrar el Santorom en noviembre, y ese día festeja con un kwatsám (tamal) y ora por el descanso de su esposo, quien murió hace más de 50 años, víctima “de espanto”. Según sus creencias, comentó que ella también estuvo a punto de perecer de esta causa, pero oportunamente se barrió la cabeza con yerbas.
Se alimenta de productos que cosecha del campo, como el palmito, los nopales, los frijoles, el maíz, los pemoches. Y su mayor gusto es el café con leche.
En el marco del Día del Abuelo, el presidente municipal de Tanlajás, Genaro Ahumada Cedillo, realizó un homenaje en su honor para otorgarle el título de Reina de las Personas Adultas Mayores.