El cadmio, según el Instituto Nacional de Cáncer (INC), es un contaminante natural presente en suelos y rocas, y su acumulación en alimentos ocurre a través de su absorción por las plantas.
EL IMPARCIAL
México.- Un reciente estudio realizado por instituciones como la Universidad Iberoamericana y la UNAM reveló que ciertas verduras en la Ciudad de México contienen altos niveles de cadmio (Cd), un metal tóxico que podría poner en riesgo la salud de los consumidores.
Entre los alimentos más contaminados destacan los hongos (setas y champiñones), la lechuga romana, el chocolate en polvo, los tomates saladette, el pan molido y las acelgas. Por otro lado, los lácteos fueron el único grupo donde no se detectaron concentraciones de este metal.
El cadmio, según el Instituto Nacional de Cáncer (INC), es un contaminante natural presente en suelos y rocas, y su acumulación en alimentos ocurre a través de su absorción por las plantas.
Este metal también se utiliza en la producción de baterías, pigmentos y revestimientos de metal, lo que aumenta su presencia en el medio ambiente. El consumo excesivo de alimentos contaminados podría llevar a una exposición crónica, especialmente peligrosa para niños en edad escolar, quienes son más vulnerables a sus efectos.
Salud
Los impactos en la salud pueden ser graves, ya que el cadmio puede acumularse en el cuerpo humano durante décadas (16 a 30 años). Según la Dra. Alejandra Cantoral Preciado, de la Universidad Iberoamericana, este metal daña los riñones, los pulmones y los huesos, y la exposición al humo de cigarro es una de las fuentes más comunes de contacto. Por ello, el INC recomienda evitar el humo del cigarro, usar medidas de protección en trabajos relacionados con el metal y prevenir la contaminación en el hogar.
El estudio hace un llamado a las autoridades y a los productores alimentarios para intensificar el monitoreo de cadmio en alimentos y garantizar la seguridad sanitaria. Además, resalta que la responsabilidad no solo recae en los agricultores, sino también en los gobiernos y las agencias reguladoras, que deben reforzar las medidas para proteger la salud pública.