México, (La Razon Online/AP).- La agencia nacional de desastres de Guatemala suspendió el jueves las labores de rescate cerca del Volcán de Fuego por las adversas condiciones climáticas y del suelo.
En un comunicado, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), informó que “las condiciones climáticas y las derivadas del material aún caliente depositado en el área de afectación no son las adecuadas para preservar la integrar física de los socorristas y luego de las 72 horas de búsqueda, localización y rescate, se ha tomado la decisión de suspender por el momento las acciones”.
Agregó que en la zona se instalará un puesto de monitoreo y recomendó a la población “no acercarse al lugar y atender las recomendaciones de las autoridades”.
El puesto de monitoreo se encargará de “evaluar constantemente el área y si las condiciones cambian permitir el ingreso de rescatistas para que continúen la búsqueda”.
La violenta erupción del domingo del Volcán de Fuego, ubicado a unos 44 kilómetros al oeste de la Ciudad de Guatemala, ha dejado hasta el momento 99 muertos y al menos 197 desaparecidos.
El miércoles la lluvia obligó a los equipos de rescate a retirarse por temor a aludes de lodo y agua hirviendo que bajaba por las laderas del volcán y se mezclaba con gases y cenizas volcánicas.
Entre interrupciones los socorristas, equipados con palas y maquinaria pesada, encontraron más víctimas mortales de la erupción.
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala dio por la tarde la cifra de 99 muertos, un aumento de 24 personas respecto del día anterior. Solo 28 cuerpos han sido identificados.
Los rescatistas hundían varillas de metal en el terreno para liberar el humo, una indicación de que la temperatura de la superficie se mantiene alta. Los bomberos estimaron que en algunos puntos se habían alcanzado entre 400 y 700 grados centígrados.
El volcán es uno de los más activos de Centroamérica y todo el mundo estaba acostumbrado a los ruidos y humaredas, de modo que al principio nada parecía fuera de lo habitual el domingo, explicó Alfonso Castillo, un campesino de 33 años. Pero entonces la montaña expulsó una enorme nube de ceniza.
Castillo dijo que el pueblo desapareció en tres o cuatro minutos anegado por un “mar” de lodo que se estrelló contra las casas y arrastró a personas, mascotas y animales salvajes.