Álvaro Belin Andrade
Un poco en broma, pero más con ánimo mordaz, en 2015 escribí largo y tendido sobre una obra que ya llevaba dos gobernadores y que tendría al tercero en la línea, sin que pudiera rendir frutos, más allá de enriquecer groseramente a funcionarios de los gobiernos encabezados por Fidel Herrera y Javier Duarte. Me refería a la pomposamente llamada Torre Pediátrica, que habría de convertirse en uno más de los monumentos a la corrupción en Veracruz.
En mi Hora Libre del 14 de septiembre de ese año, señalaba: “Al paso que lleva la construcción de la Torre Pediátrica en el Puerto de Veracruz, hay quien opina que los niños que ahí debían nacer con todos los cuidados médicos tendrán un hospital recién inaugurado cuando requieran servicios geriátricos especializados. La lentitud en su terminación es más que evidente; al momento está cumpliendo siete años de haberse iniciado y dos de que no se le pone siquiera un cucharazo de cemento o cal”.
Este miércoles pude conocerlo en su versión concluida por el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares. Fue, según nos dijo nuestro amigo Irán Suárez Villa, Secretario de Salud estatal, el último recorrido por sus instalaciones. Tras esta visita, en que varios periodistas de Xalapa caminamos por sus cuatro pisos habilitados, el ahora llamado Hospital Infantil de Veracruz vivirá el proceso de descontaminación antes de que todos los niños de pediatría del Hospital Regional de Alta Especialidad migren a este nosocomio de tercer nivel, que tendrá 60 camas hospitalarias y 96 camas de terapia.
Lo que este miércoles vimos, nadie podría imaginarlo luego que hace unos meses los violentos vientos de un frente frío hicieron estragos en las estructuras externas de sus muros, haciendo que en la calle se precipitaran varios plafones. A lo que pronto se pondrá en funcionamiento le han demolido el helipuerto y los dos pisos superiores, y se han puesto a buen resguardo dos pisos que podrían servir en el futuro pero que hoy están tapiados.
El equipamiento que se observa es de alta tecnología y prácticamente ocupa todas las áreas, desde las quirúrgicas hasta las de terapia intensiva y las de laboratorio, y el personal que se encuentra listo para comenzar parecen nerviosos de que aún no estén abiertas las actividades. Una gran obra sin lugar a dudas.
Recuperaron una obra cara, mal diseñada y pésimamente construida
Para septiembre de 2015, la ‘Torre Pediátrica’ llevaba apenas un avance del 60 por ciento, pero su conclusión no parecía estar en los planes del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, cuyas dificultades presupuestales hacían suponer que heredaría su conclusión al gobierno que le sustituyera, como finalmente ocurrió.
El proyecto para este centro hospitalario se lanzó con un presupuesto de 275 millones de pesos, para erigirse en una superficie de más de 13 mil metros cuadrados, al lado del Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz. Se anunció que en un edificio de 11 pisos se otorgarían servicios de especialidades básicas y subespecialidades como nefrología, oncología clínica y quirúrgica, inhaloterapia, ortopedia, cirugía, terapia intensiva, cuidados intensivos e intermedios neonatal y pediátrico, cardiología y odontopediatría. Para ello, contaría con 120 camas, seis quirófanos y un área de urgencias.
Aunque Fidel anunció que empezaría a dar servicios en 2011, en el gobierno de Duarte, no será sino hasta siete años después cuando entrará en funcionamiento. Originalmente, el gobierno de Fidel Herrera dispuso de 193 millones de pesos aportados por el gobierno federal, pero no parecieron ser suficientes para una administración que se caracterizó por el uso discrecional de los dineros públicos.
A mediados de 2013, ya avanzado el gobierno estatal duartista, el Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) revisó el ejercicio de los últimos 77.6 millones de pesos destinados a dos proyectos de la torre: uno por 66.9 y otro por 10.7 millones, este último para la terminación de la Torre Pediátrica, pero detectó que la obra seguía inconclusa: faltaban trabajos de suministro y colocación de plafones y tuberías para diferentes tipos de gases e instalaciones eléctricas del sexto al octavo nivel, y que del noveno al undécimo solo se encontraba colocada la estructura metálica.
¿Qué es lo que pasó? ¿Por qué se ejercieron los recursos federales destinados a tan importante centro médico pero las dependencias estatales no se dieron cuenta de que las cosas no habían avanzado, al punto de que solo se había logrado el 60 por ciento del proyecto? Según el dictamen del Orfis, los funcionarios responsables de la obra omitieron comprobar la documentación y aplicar las sanciones a las empresas constructoras por incumplimiento.
En enero de 2013, el entonces gobernador Javier Duarte se refirió por primera vez al rezago en la obra y prometió que iniciaría su funcionamiento “parcialmente” en julio de ese año, cosa que no ocurrió por supuesto, porque los apremios financieros hicieron que no hubiera más trabajos de construcción.
En 2015, el Secretario de Salud, Fernando Benítez Obeso, afirmó que no sería sino hasta el próximo año, 2016, cuando se reemprenderían los trabajos para concluir el centro hospitalario, aunque todo mundo coincidió en que esas expresiones no pasarían de buenos deseos, dados los graves síntomas de quiebra que ya eran evidentes en las finanzas públicas de Veracruz.
Pronto estará en servicio
Ha sido este gobierno el que lo ha recuperado y el próximo 19 de marzo estará en servicio, con instalaciones de primer nivel y equipo de la más alta tecnología; dará atención médica gratuita a los niños veracruzanos. Entre el 11 y el 18 de marzo se realizará el proceso de puesta a punto y calibración de los equipos de alta tecnología, culminará la capacitación especializada del personal y se procederá con la desinfección de los seis pisos y la limpieza exhaustiva de las áreas de cirugía, conforme lo marca la norma NOM-026-ssa2-1998 de Vigilancia Epidemiológica y Prevención y Control de Infecciones Nosocomiales.
No tiene vergüenza la Copete Zapot
Mientras la Sedesol estatal, a cargo del peladito boqueño José Rodrigo Marín Franco, se dedica a repartir despensas y tarjetas de tiendas a unas 700 mil familias veracruzanas, con fines evidentemente electorales para beneficiar al júnior y a los candidatos a legisladores de la coalición PAN-PRD-MC, la coordinadora legislativa del PRD y candidata al Senado, Jazmín Copete Zapot, le ha arriado duro a su paisano Nemesio Domínguez, delegado de Prospera en Veracruz.
La política tuxtleca afirma que los cambios en la Sedesol federal han sido para incorporar a puro mapache electoral (¡Achú!) y para hacer ‘uso faccioso’ del programa social. “Creo que es oportuno que Sedesol [federal] meta orden e incluso haya una destitución y este funcionario Nemesio Domínguez está haciendo un uso faccioso de este programa.”
Y es que la perredista se espantó porque el viernes pasado vio muchos vehículos oficiales de Prospera en el domicilio particular de Nemesio en Santiago Tuxtla, lo que según ella debiera ser investigado y denunciado. ¿Por qué? Porque “no fue para nada bueno”. Muy precisa la señora.
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