Nota del pais.com
Henri Falcón cierra su campaña en Barquisimeto. La contienda ha transcurrido en un ambiente intimidatorio y sin entusiasmo
Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, ha cerrado este jueves su fugaz campaña presidencial con un mitin en la avenida Bolívar, en Caracas. La concentración precisó de un enorme esfuerzo logístico en el que muchos autobuses oficiales acarrearon simpatizantes de oficinas ministeriales y voluntarios del interior del país.
El mitin, lejos de los años de poderío del chavismo, contó con la notoria presencia del astro del fútbol argentino Diego Maradona, que saludó a las masas y bailó en la tarima portando la bandera de Venezuela. A diferencia de otras ocasiones, el acto no tuvo el sesgo omnipresente ni el carácter ecuménico del recuerdo de Hugo Chávez.
Un Maduro crispado e irritable pidió de forma reiterada a sus seguidores que «no lo dejaran solo» ante el tamaño de la empresa que tenía su gobierno por delante, y prometió una transformación profunda de la economía si los ciudadanos le deban su voto. Maduro tuvo palabras duras para su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, a quién responsabilizó de maniobrar para quebrantar la estabilidad de su Gobierno y al cual mandó «al carajo» en varias ocasiones.
Responsabilizado de provocar un terremoto económico y social sin precedentes, el sucesor de Hugo Chávez aseguró que tiene un plan financiero que «sacudirá al mundo entero» si es reelecto este domingo. «¿Ustedes me conocen bien? ¿Ustedes confían en mí? (…) Hoy no soy el candidato de hace cinco años, soy un presidente curtido (experimentado), más capacitado», dijo a una militancia menguada por las divisiones del chavismo.
Bajo la amenaza del triunfo de la abstención en una elección calificada como fraudulenta por la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Maduro ha pedido el apoyo de los votantes opositores para consolidar la paz pública. Mientras, en su campaña, que ha durado 26 días, ha ordenado la detención de 12 directivos de Banesco y la intervención del banco por tres meses; la toma de las instalaciones de la empresa Kellogg’s en Venezuela y hasta la represión de presos políticos en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), conocido como El Helicoide, en Caracas.
El rechazo al Gobierno de Maduro es inocultable. Su gestión económica ha desencadenado una incontrolable hiperinflación, el desabastecimiento de alimentos y productos, ahuyentado a inversionistas y disminuido la producción a niveles extremos. El mandatario insiste en que es saboteado desde el extranjero para destruir a «la revolución».
El aparato político-electoral chavista es organizado y hermético, pero el agobio de la crisis pesa mucho sobre las posibilidades de Maduro, cuyos dígitos de aceptación rondan el 28%. Casi todas las encuestadoras coinciden en otorgarle una ventaja a Henri Falcón, su rival opositor, en un rango que oscila en el 12 por ciento, si se incluyen en la muestra a aquellos que «probablemente» decidan votar, y 3 por ciento, entre los muy seguros. Ambos están flanqueados por Javier Bertucci, que tercia con un nivel cercano al 14. Más de la mitad de los electores considera poco fiables la organización de las elecciones y la conducta del CNE.
Falcón cierra campaña en Barquisimeto
El candidato opositor Henri Falcón cerró su campaña en el barrio La Carucieña, uno de los más pobres de Barquisimeto, cuarta ciudad del país y capital del Estado de Lara, del cual fue gobernador. Falcón llamó a Maduro «el candidato del hambre», y pidió el voto de los ciudadanos «para que regrese Venezuela». Centrado en su propuesta de timonear una transición política a la democracia, Falcón prometió defender su victoria y recuperar el nivel de vida de la población con la dolarización como propuesta bandera para derrotar la hiperinflación. En el acto fueron lanzadas a los manifestantes billetes falsos fotocopiados con el rostro del dólar estadounidense.
Falcón ha llevado adelante una campaña relativamente discreta, concentrado en hacer recorridos en zonas populares, donde habitualmente es recibido con simpatía, pero poco más. Ha tenido que hacer frente a la crítica de densos sectores del propio movimiento opositor, que le sigue reclamando su estilo atemperado, y que sigue sospechando de haber cocinado un pacto político con Maduro luego de las elecciones del domingo.
Negando en todo momento haber acordado con los chavistas, Henri Falcón y sus seguidores están conscientes de que el gran reto electoral consiste en organizar una estructura adecuada de testigos electorales para defender el voto en una competencia tan desigual. No hay ninguna seguridad de que el comando de Falcón haya podido ejecutar completa esta encomienda.
Aunque sigue sin convencer a las clases medias, la opción de Falcón ha podido subir en la misma medida en que lo hace la intención de voto, que ha conocido un dramático aumento en las últimas horas, en contexto desesperado y sin opciones. El dilema entre votar o abstenerse en las elecciones de Maduro, una vez formalizado el retiro de la MUD y el Frente Amplio, se ha constituido en el auténtico subtexto de esta contienda electoral.