No se debe confundir diálogo con subordinación del Poder Judicial: ministra Piña Hernández.

La presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación afirmó que debe quedar claro que la independencia judicial no es un privilegio de los jueces, sino un derecho de los justiciables

EL UNIVERSAL

“En una recta interpretación de nuestra Constitución, no debemos confundir nunca la colaboración y el diálogo entre los poderes del Estado con la subordinación del Poder Judicial Federal frente a los otros poderes”, sentenció la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández.

Al participar este viernes en el 19 Congreso Nacional de la Barra Mexicana de Abogados (BMA), que se lleva a cabo en Querétaro, la también titular del Consejo de la Judicatura Federal afirmó que debe quedar claro que la independencia judicial no es un privilegio de los jueces, sino un derecho de los justiciables.

“La independencia judicial es un pilar esencial de la democracia y de la protección de los derechos, la independencia judicial, y tiene que quedar muy claro, no es un privilegio de los jueces, es un derecho de los justiciables, es un principio que garantiza una adecuada impartición de justicia para hacer efectivas las libertades y la igualdad de los mexicanos”.

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Y añadió: “La independencia judicial es la principal garantía de imparcialidad del Poder Judicial siembre en beneficio de la sociedad, en beneficio de nuestro país”.

Durante su participación en la sesión plenaria titulada: “El Futuro de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación en el futuro. Un análisis a 30 años de la Reforma 1994”, Piña Hernández insistió en que sin la separación de poderes, no se tiene Constitución, por lo que consideró indispensable socializar el valor de la independencia judicial y la división de poderes entre la sociedad.

“Una sociedad en la que no esté establecida la garantía de los derechos, ni determinada la separación de los poderes, no tiene Constitución…”, sostuvo la ministra.

Recordó que con claridad el artículo 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano reconoce la trascendencia de la división de poderes y de la independencia judicial.

“Más de dos siglos después de la aprobación de este documento, resulta necesario insistir en la importancia de este principio. Hoy más que nunca es indispensable socializar el valor de la independencia judicial y de la división de poderes.