En medio de los trabajos de rescate y remoción de escombros tras los terremotos de magnitud 7.8 y 7.5 ocurridos en Turquía y Siria el pasado 6 de febrero, un nuevo sismo de 5.2 se registró en la provincia de Hatay —una de las más afectadas—, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
La profundidad del sismo fue de 10 kilómetros, con epicentro ubicado a 19 kilómetros al noroeste de la ciudad de Uzunbag y provocó el derrumbe de varios edificios previamente dañados. El movimiento telúrico se sintió también en ciudades de la provincia como Antakya, Serinyol, Belén, e Iskenderun, e incluso, en el noroeste de Siria y en Líbano.
De acuerdo con información de RT, el gobernador de Hatay, Rahmi Dogan, dijo a medios locales que no recibieron ningún reporte de nuevas afectaciones luego del sismo. “No se han informado eventos adversos, incluidos edificios dañados. Nuestros equipos continúan escaneando el campo”, declaró.
El número de muertos por los terremotos del pasado 6 de febrero aumentó a por lo menos 43 mil 885 personas, de las cuales 38 mil 044 fallecieron en Turquía, dio a conocer CNN, con base en datos de la Agencia Gubernamental de Gestión de Desastres de Turquía (AFAD). Mientras que, en Siria, la cifra de fallecidos se mantiene en cinco mil 841, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La AFAD también informó que, sólo en Turquía, más de 108 mil personas resultaron heridas. A medida que disminuyen las probabilidades de encontrar sobrevivientes 10 días después de la tragedia, algunos equipos de rescatistas extranjeros comenzaron a marcharse.