Desde el Palacio de Cobián se orquestó la operación para colocar a Higinio Martínez como presidente del Senado e iniciar el desplazamiento de Ricardo Monreal como coordinador de la bancada de Morena… Pero todo falló y éste reafirmó su poder en esa cámara.}
PROCESO
Desde el Palacio de Cobián se orquestó la operación para colocar a Higinio Martínez como presidente del Senado e iniciar el desplazamiento de Ricardo Monreal como coordinador de la bancada de Morena… Pero todo falló y éste reafirmó su poder en esa cámara. Fue, en los hechos, una derrota para el presidente López Obrador, quien ahora no tendrá el camino allanado en ese órgano legislativo para sacar adelante las iniciativas que le importan, entre ellas las relativas a la Guardia Nacional y a la Reforma Electoral.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– “El equipo ganador”, afirmó el senador morenista Napoleón Gómez Urrutia cuando vio que los candidatos a la presidencia Higinio Martínez Miranda y a la vicepresidencia Ana Lilia Rivera Rivera se tomaron una foto con otros legisladores, en momentos en los que se contaban los votos del grupo parlamentario de Morena para elegir su propuesta para la Mesa Directiva del Senado, el pasado 31 de agosto.
Los escrutadores separaron los 64 votos: 60 de Morena y 4 del PES. De un lado los del senador texcocano Higinio Martínez, apoyado por los llamados duros o radicales, encabezados por César Cravioto Romero, cercano a la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo; y del otro los del senador poblano Alejandro Armenta Mier, expriista y cercano al presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal.
Un montón de hojas era mucho más abultado que el otro. El grupo de Cravioto creyó que iban a ganar, por eso Gómez Urrutia había asegurado que Higinio y Ana Lilia eran “el equipo ganador”.
Antes, hicieron sus cuentas y tras la declinación a favor de Martínez Miranda de los otros aspirantes –José Narro Céspedes y Gabriel García Hernández–, sumaban 42 votos, contando los 20 considerados de los radicales que habían estado impulsando la candidatura de Narro.
La operación implicó, según una fuente, llamadas de gobernadores a las y los senadores de sus estados, como Alfonso Durazo, de Sonora, y Layda Sansores, de Campeche, quienes respaldan a Sheinbaum, y Carlos Manuel Merino, interino de Tabasco, sustituto del secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Esa operación más los legisladores que respaldaban a Higinio les daban otros 16 votos.
El excoordinador general de los superdelegados, Gabriel García, tenía seis votos que tras su declinación se sumarían a los de Higinio: las cuatro senadoras del PES, el superdelegado Gilberto Herrera, de Querétaro, y el exdelegado regional en Morelos, Sergio Pérez Flores.
Al terminar el conteo, la escrutadora elegida por Higinio Martínez, la senadora Martha Guerrero, del Estado de México, lucía desencajada. Le pasó un papel con los números a la presidenta saliente, Olga Sánchez Cordero, quien leyó el resultado de la votación: Alejandro Armenta 36 votos e Higinio Martínez 28, de un total de 64 senadoras y senadores de Morena y el Partido Encuentro Social. Ana Lilia Rivera, de los “duros”, obtuvo 47 votos sobre 17 de Verónica Camino Farjat.
Desde el Palacio de Cobián se orquestó una intensa operación para que ganara el morenista y experredista Higinio Martínez, a quien prometieron la presidencia del Senado como premio de consolación por no haber obtenido la candidatura de Morena para la elección de gobernador en el Estado de México, dijeron fuentes de Morena bajo condición de anonimato.
Se trataba no sólo de tener el control de la Mesa Directiva del Senado con un presidente cercano al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sino de la posibilidad de quitar a Ricardo Monreal de la coordinación de la bancada, pues había perdido interlocución con Palacio Nacional y es visto cada vez más como un personaje incómodo.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2392 de la revista Proceso