Arturo Reyes Isidoro
El propio presbítero José Manuel Suazo Reyes anunció ayer que será relevado como Director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa al concluir este mes.
A partir del 1 de enero lo sustituirá el padre Juan Berinstáin de los Santos, actualmente párroco de la iglesia San Antonio de Padua, en Xalapa.
El cambio se tomaría como un movimiento más dentro de la estructura de la cúpula religiosa, no despertaría mayor interés, si no fuera por el papel relevante que ha cobrado la figura del vocero en la Iglesia católica de la capital del estado.
El padre Suazo, en el comunicado que emitió, recuerda que el área la creó el cardenal Sergio Obeso Rivera y que su primer director fue el presbítero Raúl Rodríguez. No lo recuerdo porque en ese entonces no me ocupaba del tema de la Iglesia.
En realidad, siempre creí que el primer director había sido el padre José Benigno Zilli Mánica, tal vez porque, que yo recuerde, fue el primer religioso que incursionó en los medios informativos, tanto en la radio como en la prensa escrita (fuimos compañeros en el semanario Punto y Aparte, donde semanalmente publicaba artículos sobre temas de actualidad).
El padre Juan Sánchez le dio relevancia al cargo
Posteriormente, con la llegada del presbítero José Juan Sánchez Jácome (padre Juan Sánchez) el papel del vocero cobró relevancia. La Iglesia empezó a jugar un papel relevante porque su mensaje, su postura y su opinión sobre los temas que afectaban a su feligresía trascendieron el púlpito y los muros de los templos y salieron a la calle para permear la opinión pública en general.
Si bien en los sacerdotes la confesión de los fieles es un secreto que se llevan a la tumba, sin duda son los mejores receptores de los problemas que les inquietan a sus ovejas, tanto personales como sociales. Tienen, por lo tanto, el mejor termómetro de la realidad. Muchas veces, al escuchar las quejas de los feligreses, sustituyen a los funcionarios y a los legisladores, quienes le dan la espalda al pueblo y no lo escuchan.
Con el padre Juan Sánchez, un joven religioso de pensamiento amplio y abierto, la Iglesia en Veracruz se mostró como una institución de avanzada, no conservadora, que además tomó distancia del poder político y no dudó en asumir la voz y la defensa de su rebaño, la mayoría de la población.
Sin quererlo ni pretenderlo, se convirtió en un actor de la vida pública digno de ser tomado en cuenta. Fue como un despertar de los ministros religiosos, que, como Jesús echó a los mercaderes del templo, empezaron a fustigar a los malos gobiernos que hemos tenido, sus erradas decisiones y sus abusos que han dañado y dañan a los veracruzanos.
Tal vez porque en lo crítico y no complaciente me identifiqué con el presbítero Sánchez Jácome, me quedó la mejor impresión del papel que jugó. No dejé de lamentar su salida del cargo, pero entendí que nada es para siempre y que los cambios son necesarios.
El padre Suazo consolidó la figura de vocero
Hace ocho años, el 6 de mayo de 2014, entró en su relevo el presbítero José Manuel Suazo Reyes. Fue un cambio adecuado, por lo menos para mi punto de vista, porque no cambió la línea crítica del Arzobispado, de la Iglesia, sobre el papel de los gobiernos respecto a los problemas sociales.
Sin apartarse de la doctrina ni de la misión pastoral de la Iglesia, los comunicados dominicales se volvieron un documento imprescindible por su sentido social, aparte de su mensaje religioso; de crítica y señalamiento a las malas políticas públicas que nos dañan.
En mi caso, nunca he estado de acuerdo en constreñir el papel de los sacerdotes a los púlpitos y a los templos, a limitarlos a que se ocupen solo de los temas estrictamente religiosos, de su doctrina, y a tratar de obligarlos a que cierren los ojos o a que caigan en la indiferencia ante la cruda realidad del entorno social.
Ese, a mi juicio, ha sido el mérito de los voceros Sánchez Jácome y Suazo Reyes, quienes, si bien seguramente no han actuado como ovejas descarriadas en materia de comunicación social y han atendido y seguido directrices del arzobispo y de los obispos de Veracruz, han impuesto también su criterio para fijar el papel de la Iglesia en el mundo tan convulso que nos está tocando vivir.
La Iglesia ha sustituido a diputados y dirigentes de partidos
De un buen tiempo para acá, si bien muy pocos han cuestionado que no se apegan a la Constitución al emitir sus juicios críticos, lo cierto es que la Iglesia, el Arzobispado de Xalapa a través de su vocería, ha sustituido lo mismo a diputados y senadores que a los dirigentes de partidos, más a los de oposición, que muchas veces en connivencia con el gobierno callan ante las malas decisiones y acciones oficiales y ante los abusos que se cometen con los más débiles y desprotegidos.
Tan ha sido relevante su papel que, por ejemplo, y ya lo he comentado en este espacio, en el Gobierno del Estado no están contentos con el padre Suazo, y a la muerte del arzobispo Hipólito Reyes Larios en agosto de 2021 deseaban (y aunque no son religiosos, seguramente rezaban para que ocurriera) que fuera retirado del cargo. Se va solo cuando el nuevo arzobispo Jorge Carlos Patrón Wong lo ha decidido.
Es una incógnita la línea que en materia de comunicación social va a seguir el Arzobispado con el cambio de vocero. Si se retrae de su línea crítica, de denuncia, será un retroceso y dejará en el desamparo a la feligresía que está expuesta y vive todos los días pobreza, desempleo, inseguridad, violencia, secuestros, extorsiones, feminicidios, atropellos de los cuerpos policíacos, acoso sexual en las mismas dependencias del gobierno, y un largo etcétera.
Qué bien que la Iglesia, el Arzobispado, se renueve. Ojalá y sea para bien de su feligresía, que es decir de la sociedad veracruzana, mayoritariamente católica.
Por lo que hace al padre Suazo, como dice en el comunicado que emitió, su área respondió a los desafíos que se le fueron presentando y atendió con profesionalismo los momentos de crisis que se presentaron.
Suazo insertó al Arzobispado en el mundo digital
Creo que algo que lo va a significar fue haber entendido el reto que plantea la Era Digital y haber tenido la decisión y la visión para meter a la Iglesia en la modernidad digital, la de las nuevas plataformas virtuales, con lo que ganó penetración y presencia en y ante la opinión pública.
Vale la pena mencionar su obra, el legado que deja: la edición y publicación digital e impresa del semanario Alégrate, la emisión y difusión del Comunicado Dominical, la vocería, la transmisión de la misa dominical, la producción de audios y videos con mensajes de la Palabra de Dios y sobre la vida cristiana, la difusión de contenidos eclesiales a través de las redes sociales, la administración de sus redes sociales en Facebook, Twitter e Instagram y el portal en internet www.arquidiócesisdexalapa.com.
Siempre me sorprendió gratamente y me admiró la producción de material informativo, lo mismo escrito que gráfico y audiovisual, como la más productiva y profesional agencia noticiosa que pueda haber, así como su oportuna distribución (creo que en emisión de comunicados solo lo iguala el IVEC).
Un acierto, su relación personal con periodistas
Un acierto del padre Suazo Reyes fue haber procurado y mantenido comunicación personal con periodistas de las más diversas tendencias de opinión, ante quienes demostró su virtud de saber escuchar, pero también la de la humildad.
Él fue también quien inauguró la moda de los desayunos de un pastor religioso con grupos de compañeros, en su parroquia María Auxiliadora, los más exquisitos cuanto sabrosos desayunos que haya yo probado, mejor que en cualquier restaurante, rociados siempre por el verbo divino que nos bendecía.
No dudo en afirmar que se ganó el cariño, la admiración, el respeto y la amistad de todos, que, por lo que a mí hace, permanece invariable y que seguramente pronto habremos de refrendar con otro desayuno de por medio. Como vocero, se le va a extrañar.