Arturo Reyes Isidoro
Primero filosofó y luego dejó caer el golpe.
Al final de su mensaje del lunes pasado cuando por fin mencionó por su nombre al Gobernador Electo Cuitláhuac García y lo felicitó, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares se levantó de la lona, se colocó en el centro del ring y dijo en voz alta para que lo escuchara el respetable:
“La historia no termina, la historia nunca concluye, la historia no se escribe en un día y en un solo acto; hay mucho por hacer, hay mucha historia que construir en Veracruz” (no sé porqué me recordó La historia interminable, del alemán Michael Ende).
Luego vino una advertencia: “Que quede claro: la lucha sigue”.
¿Qué quiso decir? ¿Tenía un destinatario en específico? ¿La lucha contra qué o contra quién?
Lo dijo el mismísimo gobernador, pero antes que eso un político profesional con fama de fajador, de rudo, al que han llegado a calificar de “gladiador” o de “peleador callejero” en alusión a la película “El peleador callejero” de Charles Bronson. Sus palabras se prestan a cualquier interpretación. Yo doy la mía.
Miguel Ángel Yunes Linares tiene un largo historial en la vida política de Veracruz. Ha conocido lo mismo el éxito que el fracaso. Sabe muy bien que, en efecto, la historia no se escribe en un día y en un solo acto.
Conoció sus primeros éxitos con el gobernador Rafael Hernández Ochoa y luego, muy joven, tuvo la osadía de enfrentarse al gobernador Agustín Acosta Lagunes, lo que lo llevó a exiliarse en la Ciudad de México.
Como López Obrador cuyo principal enemigo es López Obrador, el principal enemigo de Miguel Ángel Yunes Linares es Miguel Ángel Yunes Linares, por su carácter sobre todo. Tiene la virtud de hacer enemigos.
Antes de ser gobernador en 2016, tuvo un momento culminante en la vida pública de Veracruz en el sexenio del gobernador Patricio Chirinos cuando fue Secretario General de Gobierno. Se dijo que él era quien realmente gobernaba.
Lo que pasó, creo, es que Miguel se aplicaba a fondo en cualquier instrucción que le dieran y hasta se extralimitaba con tal de cumplirla al pie de la letra: trataba de imponer sólo su punto de vista pasando por encima de quien fuera.
Alguna vez, por ejemplo, supe que estuvo a punto de agarrarse a golpes con Miguel López Azuara, un referente del periodismo mexicano, quien era el Coordinador de Comunicación Social y a quien Chirinos tenía confianza y escuchaba. A López Azuara, quien formó parte del grupo de Julio Scherer que salió de Excelsior luego del golpe de Luis Echeverría, nadie le tenía que decir lo que tenía que hacer porque era, es un verdadero profesional.
Pero desde ese cargo hostigó lo mismo a Fernando Gutiérrez Barrios que a Miguel Alemán Velasco, a Ignacio Morales Lechuga que a Fidel Herrera Beltrán, entre otros, quienes en 1997 se unieron para infligirle el primer gran golpe político que sufrió cuando como dirigente estatal del PRI perdió 107 de 210 alcaldías.
En la Ciudad de México, donde ha hecho también parte de su carrera, igual terminó como enemigo del entonces dirigente nacional del PRI Roberto Madrazo Pintado y de su ahora exprotectora Elba Esther Gordillo, pero también de personajes como Cuauhtémoc Cárdenas a quien hostigó en Veracruz o de Porfirio Muñoz Ledo, quien le creó la fama de que suele hacer uso de las “peores artes de la política”.
Se fue del PRI cuando el tricolor postuló a Fidel como candidato a la gubernatura y luego, al paso del tiempo, se le metió al entonces dirigente estatal del PAN (ahora se la jugó con Morena) Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, “El Pipo”, quien le abrió la puerta para que se afiliara a ese partido. Miguel terminó echándolo y El Pipo declarando que se daba de topes contra la pared por haberlo llevado a las filas panistas.
En este espacio he narrado ya que Gerardo Buganza Salmerón lo acusa de haberlo intrigado con el entonces presidente Vicente Fox para que lo despojaran de un legítimo triunfo en 2004 que le daba la gubernatura, que finalmente negociaron en México para otorgársela a Fidel Herrera Beltrán.
Pero, perseverante como ha sido, con su filosofía de que la historia no termina, que nunca concluye, que no se escribe en un día y en un solo acto, Yunes Linares siguió en la brega política. En los últimos años ya con sus hijos Miguel Ángel y Fernando se hicieron influyentes consejeros nacionales del PAN y lograron senaduría, diputaciones y alcaldías tanto de Boca del Río como de Veracruz.
Tozudo como es, un verdadero zorro de la política, supo aprovechar muy bien el descontento, el repudio y verdadero rechazo al PRI por culpa de la pésima administración de Javier Duarte y logró coronar su más caro anhelo: ser gobernador del Estado. Su más reciente proyecto está a flor de piel: hacer que su hijo mayor fuera su inmediato sucesor. Fracasó. En otra columna analizaré lo que a mi juicio los llevó a la derrota.
Cuando dice que la lucha sigue, para mí es que está adelantando que vendrá por la revancha, que seguirá machacando en su intento de que uno de sus hijos ocupe la silla que en cuatro meses y medio deberá entregar a Morena. Por lo que se advierte, ha tratado de asimilar lo más rápido posible la reciente derrota, se ha puesto de pie ya y ha empezado a preparar el terreno para volver al ataque.
La lucha ha de seguir para él pero ya no para beneficio de su persona pues no puede volver a ocupar la gubernatura, pero tiene a sus hijos Miguel Ángel y Fernando para que intenten salvar el honor. Por ahora sólo este último quedó embasado en la alcaldía de Veracruz.
Una versión que se maneja adentro es que Miguel Ángel le dijo a su hijo mayor que fueran ahora por la dirigencia estatal del PAN para tener una plataforma de lanzamiento, pero el joven le habría dicho que no le interesaba.
Si fue cierto, por lo que se advierte, al padre sí le interesaría. Pretende seguir luchando y la única forma que tiene para hacerlo es a través de su partido, logrando su control, para lo cual trataría de imponer en la dirigencia a un incondicional suyo. Sobre eso haré otro análisis.
¿Intentará dentro de seis años que se postule de nuevo su hijo Miguel Ángel, a quien le serviría la experiencia que acaba de vivir, o su hijo Fernando si crece políticamente como alcalde del puerto jarocho? Su única otra carta joven que por ahora tuvo éxito, Indira Rosales, a quien logró hacer senadora, está muy verde y sólo aprendió a repartir despensas a su paso por la Sedesol estatal.
Ya dije que se parecen mucho, que son iguales. Fidel Herrera Beltrán no baja la guardia en su intento de que su hijo Javier llegue al Palacio de Gobierno. Miguel Ángel Yunes Linares ya anunció su intención, que sería con uno de los suyos, eso creo. ¿Qué padre no quiere lo mejor para su hijo?
Pero uno y otro, aunque ahora me ocupo sólo de Miguel Ángel, no la tendrán nada fácil. Morena, que los acaba de barrer, trae cartas muy fuertes, lo cual también analizaré en otra columna.
Impugnaron Pánuco
Finalmente los partidos Morena, PT y PVEM-PRI impugnaron el resultado de la elección para diputado local por el distrito de Pánuco, que por ahora gana el PAN-PRD-MC. Impugnadores me comentaron que de antemano esperan que el tribunal estatal electoral les resuelve en contra porque está controlado por el Gobierno del Estado, por lo que ya se preparan para dar la pelea final en un tribunal federal.