Arturo Reyes Isidoro
Ya se esperaba. La lista final de los aspirantes de Morena que serán incluidos para elegir al candidato o candidata a gobernador(a), resultado de la encuesta de “reconocimiento” que (supuestamente) realizó ese partido, resultó un verdadero parto de los montes.
(La fábula cuenta que los montes comenzaron a hacer mucho ruido y a dar señales de que iban a parir. Llegado por fin el momento, dieron a luz a un pequeño ratón. O sea, aplicó muy bien aquello de que mucho ruido, pero pocas nueces.)
No hubo ninguna novedad. Salieron los que ya se esperaban: Nahle, Mónica Robles, Citlalli Navarro (en este espacio las apunté a las dos) y Claudia Tello, y Manuel, Sergio, Cisneros y Zenyazen.
Lo que sí se debe reconocer es la certeza de la encuestadora de “reconocimiento” de Morena. Coincidió con los nombres que estuvieron en boca de todos desde el día del inicio del registro de los aspirantes, el 25 de septiembre.
Ya en serio. Les va saliendo bien el montaje que armaron para simular que su proceso interno es verdaderamente democrático. Nadie sabe, ni sabrá, qué encuestadora y bajo qué metodología se hizo la medición, simple y sencillamente porque no existe.
Lo único cierto es que los que quedan sí es por reconocimiento: AMLO conoce y reconoce a Rocío, Mónica y a Huerta, Adán Augusto a Gutiérrez, Nahle a Tello, Cuitláhuac a Eric y a Zenyazen, y mandos militares y marinos a Citlalli.
Se trata de toda una farsa que ha mantenido entretenida a la prensa y, sobre todo, al respetable público. Le están haciendo al cuento porque ellos saben bien que López Obrador ya decidió que la candidata sea la zacatecana.
Lo único que parece que no ha sido una farsa, un juego de valores entendidos, son los sopapos que ha estado soltando Manuel Huerta contra Nahle, Cuitláhuac y amigos que los acompañan.
Si bien Manuel es compañero de lucha de muchos años, conocido y amigo del macuspano, parece que su inclusión se la ganó con “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” (sangre, sudor y lágrimas) como decía Sir Winston Churchill en 1940 que debían enfrentar a los nazis.
Pero sí, ¿o alguien lo duda?, se trata de un circo de tres pistas en el que cada quien hace su papel.
Se tiene que reconocer que desde la Ciudad de México metieron las manos para neutralizar el agandalle de Nahle y Cuitláhuac que se querían comer todo el pastel ellos solos.
Por supuesto que no hubo tal encuesta. Jugaron a jugar a la democracia, pero desde allá acomodaron las cosas, y no lo hicieron mal: repartieron juego para tratar de mantener la unidad interna y evitar la división, que de todos modos la hay.
A Nahle y a Cuitláhuac les metieron de cuñas a Huerta, a Gutiérrez, a Mónica y hasta a Citlalli (dicen que para que la cuña apriete debe ser del mismo palo). Fue un anticipo de que tampoco los dejarán acaparar las candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados.
Me llama la atención el caso de Mónica Robles Barajas, presidenta del Consejo de Administración del corporativo de medios Imagen del Golfo, con presencia en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río Medellín, en la Mixtequilla y en la cuenca del Papaloapan, y en gran parte del sur del estado con epicentro en Coatzacoalcos.
Se inscribió para participar y el día del agandalle de los nahlistas-cuitlahuistas obtuvo solo un voto y, por supuesto, quedó fuera de las propuestas del Consejo Estatal. La batearon, pues.
Pero resulta que el martes, ella, acompañada de sus padres José Pablo Robles Martínez, “Pepe” Robles, su madre Roselia Barajas, embajadora de México en Costa Rica, y su hermano Héctor, director del Diario del Istmo, fueron recibidos en el Palacio Nacional por el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador, ¡a solo unas horas de que se diera a conocer la lista final!
Con ganas de especular, se pensaría que ella puede ser la candidata de Morena al Senado, e incluso que hasta podría entrar como emergente en lugar de Rocío Nahle, por si se ofrece.
Aparte de que ya fue diputada local, es licenciada en Economía por el ITAM y tiene una maestría en Administración de Empresas por la Universidad de Columbia, en Nueva York, con algo más: ella sí es veracruzana.
Pero también me llama la atención el caso de Citlalli Navarro del Rosario (con raíces en la cuenca del Papaloapan), hoy posición del PT, con una sólida trayectoria académica y política. Es licenciada en Derecho, maestra en Ciencias Políticas y Gestión Pública y candidata a doctora en Administración Pública.
Hasta antes de inscribirse en el proceso era la administradora central de Planeación Aduanera en la Administración General de Aduanas, ha sido asesora parlamentaria en el Senado de la República y catedrática en el Centro de Estudios Superiores Navales.
(En aduanas conoció a Ricardo Ahued y en el Senado a Rocío Nahle, conoce bien a Sergio Gutiérrez Luna porque se iniciaron en Convergencia por la Democracia, hoy Movimiento Ciudadano, y en un principio lo estuvo apoyando, pero también ha estado en las tareas que realizaba Manuel Huerta, de quien siempre dijo que no había que descartarlo.)
Pero hay un elemento que considero más importante en las actuales circunstancias: fue la primera veracruzana graduada como maestra en Seguridad Nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales, debido a lo cual entró en contacto con mandos navales y militares (ha vestido el uniforme, pues). Presume, además, trabajo al lado de López Obrador desde hace 17 años y ha publicado una fotografía donde se le ve con él, ella muy jovencita, en 2006.
Si bien su caso se puede ver como una posición a un aliado de Morena, el PT, pudo haber ocurrido que los cuasi dueños del país, los militares y navales hayan dado una buena opinión de ella.
Como se advierte, ambas saben “leer y escribir” y son veracruzanas (Citlalli jarochísima) valiosas, pero a las que Cuitláhuac y Nahle y su pandilla marginaron porque a su lado empequeñecen.
Doy por hecho que el proceso interno de Morena es una simulación, que hasta ahora ya está todo decidido, pero sin olvidar nunca que en política lo único seguro es que no hay nada seguro. Por lo pronto, espectáculo seguirá habiendo.
De todos modos, quiero creer que Manuel no va a bajar el nivel de su crítica contra Nahle y Cuitláhuac, porque él sí cree que el proceso va en serio y que la puede desplazar, que Eric Cisneros puede seguir insistiendo en que él sí es “auténtico jarocho”, o sea, jorobando a Rocío, y que se les puede sumar Citlalli.
Porque el 29 de julio pasado, al recibir un reconocimiento de la Asociación de Periodistas de Veracruz (mantiene muy buena relación con los compañeros del puerto) enderezó una crítica contra Nahle. Dijo que era un mito que existiera una favorita, y que primero debería de cumplir un “gran reto”: echar a andar la refinería de Dos Bocas, “y ya que haya terminado podría pensar en una posible aspiración al gobierno de Veracruz”.
A la reunión de ayer en Xalapa, donde les notificaron el resultado final de la encuesta de “reconocimiento”, la única que no asistió fue Rocío. ¿Mucha seguridad? ¿Soberbia? ¿Sobrevalorada? ¿Cree que le hace un favor a Morena y a Veracruz?