Arturo Reyes Isidoro
Los campos quedaron ya definidos. Vamos a una contienda de dos mujeres: Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum.
El hecho de que ahora, por primera vez en la historia de México, el género femenino sea el gran actor, es algo inédito.
Como el hecho mismo de que por primera vez en 94 años el PRI no presenta candidato a la presidencia y juega con una panista. Quién lo iba a decir.
Un tercer jugador será Movimiento Ciudadano, pero hasta ahora no se ve que vaya a tener un papel relevante, a menos que Marcelo Ebrard se pase a sus filas.
Finalmente, lo que pasó ayer, el triunfo oficial de Sheinbaum era lo que se había proclamado que iba a suceder, y sucedió.
Nada, pues, que no se hubiera esperado. La gran noticia, relevante, hubiera sido que se proclamara como candidato al excanciller.
Fue una victoria para el morenismo obradorista y una derrota para el morenismo ebradorista. Morena ganó, pero también perdió.
Es cierto, según la información que se dio anoche, que Claudia ganó en las encuestas, pero no hay duda que siempre tuvo los dados cargados a su favor.
Ganó el aparato de Estado, que no escatimó recursos para sacar adelante a quien el presidente siempre quiso y quiere que lo suceda.
Se trató de una elección de Estado interna, que avasalló, como avasallaba el PRI en sus tiempos de hegemonía.
No fue más que un ensayo y un adelanto de lo que a partir de ya van a tratar de hacer para tratar de derrotar a Xóchitl Gálvez.
¿Por qué considero que Morena también perdió? Porque quedó dividido y la división los va a disminuir en número de votantes; se fracciona su fuerza.
Los sheinbaumnistas, o obradoristas, se autoconvocaron anoche para celebrar el triunfo de la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Fue una autocomplacencia porque no celebraron un triunfo legal, verdaderamente democrático, sino una victoria obtenida con las peores prácticas al viejo estilo del PRI que tanto criticaron.
“No nos vamos a someter a esa señora”
Como era de esperarse, nada enfriaba anoche a Marcelo. Estaba muy caliente y puso ya un pie fuera de Morena.
Los reporteros Georgina Zerega y Zedryk Raziel, del diario El País, quienes estuvieron en una reunión a puerta cerrada de Ebrard con su equipo, registraron que Marcelo “abrió la puerta a su salida del partido”, un escenario que, apuntaron, fuentes de su equipo le confirmaron.
En esa reunión, agregaron los periodistas, Marcelo fue contundente: “No nos vamos a someter a esa señora”. El rompimiento, pues, que equivale a un rompimiento con Andrés Manuel López Obrador, con el presidente.
“Están diciendo que si voy a romper con Morena, pero yo no rompí nada, fueron ellos”, publicaron que dijo el excolaborador de AMLO “claramente enojado”.
Sin duda, Ebrard estalló y lanzó un duro reproche al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado. “Era colaborador mío, ¿se acuerdan?”. Lo llamó “cobarde”.
También dijo que no iba a aceptar premios de consolación si se los ofrecían.
Habrá que esperar a que se enfríe y ya más calmado anuncie el paso que va a dar; pero de que el grupo en el poder lo desconoció, ninguna duda cabe. En Morena ya no tiene cabida.
Anoche, cuando cerré esta columna, contra lo que había anunciado Andrés Manuel de que traspasaría de inmediato el “bastón de mando” de la 4T a quien ganara, no había ocurrido. Es posible que este jueves lo haga.
La oposición puede fortalecerse
En Morena vendrá ahora una operación cicatriz para cerrar heridas de Marcelo y los marcelistas y para evitar que haya una fuga de militantes y simpatizantes del excanciller.
De todos modos, por lo que muchos habían advertido, no van a apoyar a Sheinbaum. Algunos optarán por Xóchitl Gálvez y otros esperarán a ver a quién postula Movimiento Ciudadano.
Pero a la par de la necesaria operación cicatriz en Morena seguramente Xóchitl y los del Frente Amplio por México inicien o intensifiquen su cabildeo con las figuras que han apoyado a Ebrard para tratar de sumarlos.
Han de aprovechar el descontento a la vez que seguramente iniciarán una contraofensiva para tratar de demeritar el proceso interno de Morena, por lo sucio que estuvo.
En los días por venir han de ocurrir movimientos y ajustes para dar paso a un reacomodo político, con el que irán a la contienda los candidatos y sus partidos.
¿Acaso Cuitláhuac se integrará al equipo de Sheinbaum?
Confirmado el triunfo de Sheinbaum, cobran actualidad las versiones de que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez se integraría a su equipo de campaña y pediría licencia para dejar el cargo.
No es ningún secreto que en todo momento la apoyó como aspirante, con todo, e incluso la recibió en el palacio de gobierno y le dio un trato de Jefa de Estado.
Esa cercanía hizo que incluso hubiera quienes manejaran la especie de que Cuitláhuac sería su coordinador de campaña, o bien que si Claudia gana le espere un cargo federal en la próxima administración.
Lo cierto es que ahora se fortalece su grupo político, pues la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México le ha de devolver los favores que le hizo. O al menos eso se esperaría que sucediera.
Nahle también se fortalece
El triunfo de Sheinbaum fortalece también la posibilidad de que Rocío Nahle sea la candidata de Morena a la gubernatura. La zacatecana fue de las primeras que felicitó a Claudia cuando se inscribió oficialmente como aspirante a la candidatura.
Era clave, pues, que se definiera quien será la candidata de Morena, pues ahora se puede ver más claro el panorama político a futuro, tanto a nivel federal como local.
Habrá que ver si para el proceso local deciden seguir adelante Manuel Huerta, Sergio Gutiérrez Luna y Eric Cisneros, los más fuertes aspirantes aparte de Nahle.
La duda es porque seguramente Sheinbaum apoyará a la zacatecana, pero, más que eso, porque ya se vio cómo AMLO se encaprichó en sacar adelante a Claudia y lo logró haciendo uso de todos los recursos posibles, lo que volvería a repetir en el caso de Nahle, si ese es su deseo y se encapricha también.
Pero en adelante ya están claras las posiciones, y para el caso del electorado ahora sí puede decidir por quién opta y empieza a trabajar para su causa, dentro de una guerra que será cruenta, políticamente hablando.
Con otra consideración, en medio del panorama que ya se tiene: si Marcelo decide finalmente a irse de Morena con sus huestes políticas, difícilmente Morena conseguirá mayoría calificada en el próximo Congreso federal.