Arturo Reyes Isidoro
No es menor la reunión que sostuvo el viernes pasado la gobernadora electa, Rocío Nahle, con el embajador extraordinario y plenipotenciario de la República Popular China en México, Zhang Run.
China es la segunda potencia económica mundial, la primera potencia en exportaciones, la segunda en ciencia y tecnología, la tercera potencia espacial, la primera en crecimiento de investigación y desarrollo y la primera en graduados universitarios.
La propia gobernadora informó, a través de un boletín de prensa, que le habían ofrecido una cena en la residencia oficial del diplomático del país asiático “donde intercambiamos experiencias para aprovechar nuevas oportunidades entre Veracruz y Asia”.
La señora Nahle dijo que las buenas relaciones “serán la punta de lanza de la expansión que Veracruz requiere para potenciar las riquezas que existen en cada una de sus regiones generando a la par, empleo, derrama económica y mejor calidad de vida”.
Digo al inicio que no es menor la reunión porque Veracruz no es cualquier estado, por su riqueza está en el ojo del gobierno norteamericano y el expresidente y de nuevo aspirante a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, apenas el pasado 17 de julio se declaró abiertamente anticomercio con China.
Esto es, seguramente los norteamericanos han de haber visto con recelo la reunión Nahle-Run, y si gana la presidencia de Estados Unidos Kamala Harris, tal vez no habrá mayor problema, no así si vuelve a ganar el verdadero troglodita que es Trump.
Pero no solo los gringos han de haber parado las cejas por la cena. Seguramente también los comerciantes veracruzanos repararon, porque si bien la relación con el gigante asiático puede beneficiar a Veracruz con grandes empresas en los diversos ramos, también puede perjudicar a los comerciantes locales si nos acaban de invadir las tiendas con productos chinos.
En Xalapa, lo mismo en calles del centro histórico que en plazas comerciales, como la humedad penetra las paredes, así las tiendas de productos chinos han ido desplazando a comercios locales, y también tenemos ya agencias de venta de autos chinos.
El pasado 16 de junio, el diario Reforma publicó que al menos cuatro macroplazas y decenas de pequeños supermercados se instalaron en un área de un kilómetro cuadrado para dominar el comercio del Centro Histórico de la Ciudad de México.
“Son grandes centros de distribución de productos para comercio formal e informal. Los administradores y gerentes de las tiendas son de nacionalidad china y sus empleados son, en su mayoría, migrantes hondureños, venezolanos, colombianos y algunos chinos”.
“Se les paga en efectivo y laboran sin contrato ni prestaciones. Los productos se expenden sin factura, la mayoría es cobrada en efectivo y cuando se acepta tarjeta se cobra una comisión. No hay garantías sobre el producto ni devoluciones”.
No hay manera, pues, de que los comerciantes locales les puedan competir, obligados como están a pagar impuestos al SAT, a registrar y pagar por sus trabajadores en el IMSS, a darles prestaciones como aguinaldo, a pagar comisiones a los bancos por pago con tarjetas y a dar garantías sobre los productos.
La gobernadora Nahle deberá estar atenta a que se proteja al comercio local en todo Veracruz y que no se explote a los trabajadores en ese tipo de tiendas.
Bueno, pues, que vengan inversiones chinas, riesgoso que nos inunden con sus productos y afecten las economías locales y regionales.
Demuestra que tiene buenas relaciones
Lo cierto es que Rocío Nahle ya demostró que tiene relaciones de alto nivel, que si son bien aprovechadas pueden reportar beneficios a Veracruz y a los veracruzanos.
No deja de llamar la atención que su primera reunión con un embajador extranjero fue con el de China y no en cambio con el de Estados Unidos, país principal socio comercial con México.
Tampoco, y vuelvo a lo mismo, que la señora tiene mundo, sin duda producto de su condición de exsecretaria de Estado en el gobierno de López Obrador, y ya se marca una distancia abismal entre ella y el gobernador Cuitláhuac García, quien en lugar de buscar relaciones y promover inversiones extranjeras, tiró al monte, con sus tequios (faenas) para desbrozar maleza.
Entregando obras y elogiando a Nahle se despidió AMLO de Veracruz
A poco menos de 60 días de que entregue la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador realizó ayer la que pudo haber sido su última visita al estado con la investidura presidencial.
Ningún otro mandatario visitó tanto el estado como él, en parte su estado, pues, como reiteró en su visita al sur del estado, es “chocojarocho” porque su padre nació en Nopaltepec, en la Cuenca del Papaloapan, y su madre en Frontera, Tabasco.
En su última visita (en tanto no se diga que regresará una vez más) entregó las carreteras Acayucan-La Ventosa, Oaxaca, y Minatitlán-Hidalgotitlán, y se desvivió en elogios para la gobernadora electa Rocío Nahle, a quien impuso con éxito, así como para su sucesora Claudia Sheinbaum.
Andrés Manuel dijo en Sayula que Rocío hará un excelente papel y pidió a los veracruzanos confiar en ella, “toda vez que es una mujer capaz, honesta y leal al pueblo”. “Tengan mucha confianza en Rocío Nahle, va a ser muy buena gobernadora, Rocío les va a ayudar mucho”.
En la visita lo acompañó también el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, aunque ya en un papel secundario.
Por fin arrancó la refinería con dos años de retraso
En la puesta en operación de la refinería de Dos Bocas (¡por fin!), a la mitad de su capacidad, la presidenta electa Claudia Sheinbaum expresó: “Decían que no se podía construir una refinería y hoy inició operaciones la mejor obra de ingeniería civil, petroquímica petrolera”.
Está equivocada la señora. Nunca nadie dijo que no se pudiera construir. Lo que se cuestionó en forma insistente fue el retraso en su operación, dos años y un mes, y el sobrecosto, de 8 mil millones de dólares a 16 mil 816 millones de dólares, según citó el director de Pemex, Octavio Romero.
A la puesta en marcha el sábado, fue invitada la gobernadora electa de Veracruz,
Rocío Nahle, responsable de la construcción de las instalaciones, quien dejó inconclusa la obra, sin producir, para venir como candidata al gobierno de Veracruz.