La consulta de revocación de mandato en realidad se trata de un plebiscito para que el presidente ratifique su poder, similar al que hicieron Evo Morales en Bolivia o Hugo Chávez en Venezuela, sostiene David Altman, especialista en democracia directa y participación ciudadana en América Latina.
La consulta de revocación de mandato en México es un ejercicio “rarísimo”: no lo impulsa la oposición o la ciudadanía, sino el propio presidente que está sujeto a dicha revocación, quien con ese objetivo mueve el aparato del Estado. En realidad, se trata de un plebiscito para ratificar su poder, similar al que hicieron Evo Morales en Bolivia o Hugo Chávez en Venezuela, sostiene David Altman, especialista en democracia directa y participación ciudadana en América Latina. Pero en este ejercicio advierte un peligro: al provenir del gobierno, esta consulta desvirtúa su origen y esencia de derecho ciudadano.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El primer ejercicio en México de consulta de revocación de mandato presidencial no es un acto de participación democrática directa que tiende a la anulación del encargo, parece más un plebiscito de ratificación porque tiene un uso táctico político muy claro, sostiene el investigador David Altman quien, al hacer un análisis comparativo a nivel latinoamericano, sostiene que lo que hará este domingo 10 el presidente Andres Manuel López Obrador será una confirmación de su poder, como lo hicieron en su momento Evo Morales y Hugo Chávez.
“Es algo muy raro, se trata de un hombre (Andrés Manuel López Obrador) que cae bien a la ciudadanía y no creo que se quiera ir de la Presidencia; es evidente que tiene un objetivo político distinto. Lo que vamos a ver en México no es lo que en la literatura política se considera un revocatorio de mandato, lo que vamos a ver es más un plebiscito ratificatorio.
“El caso mexicano es rarísimo porque la persona que sería sujeto de la revocación, pone a todo su aparato para juntar firmas”, advierte el investigador de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien considera que al provenir de un gobierno o de una autoridad, el ejercicio de revocación de mandato se desvirtúa en su esencia y origen, que es un derecho ciudadano.
La afirmación del también doctor en ciencia política por la Universidad de Notre Dame de que parece más un plebiscito de ratificación que una consulta de revocación de mandato, tiene sentido si se observa la campaña en las redes sociales y en las calles que realizaron organizaciones que apoyan a López Obrador, como Que Siga la Democracia, AC, y Que Siga el Presidente, AC, que utilizan el término de “ratificación” en lugar de revocación como lo establece la ley.
Estudioso de la vida política latinoamericana –en particular de los mecanismos de democracia directa y de participación ciudadana por medio de iniciativas populares, los cuales aborda en su reciente libro Ciudadanía en expansión. Orígenes y funcionamiento de la democracia directa contemporánea–, Altman observa con dudas y preocupación el ejercicio de revocación de mandato presidencial que por primera vez se realiza en México.
Altman actualmente dirige el Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad de Chile y el proyecto Variedades de la Democracia, cuya tarea es producir indicadores del funcionamiento de este sistema político.
Entrevistado días antes del domingo 10, fecha prevista para la consulta de revocación, resalta de entrada que México es un país importante para la vida política latinoamericana, pero observa con precaución y hasta con escepticismo dicho ejercicio, promovido e impulsado por el gobierno de López Obrador y su partido, Morena, quienes se han confrontado con el Instituto Nacional Electoral acusándolo de no organizar la consulta con los requerimientos necesarios.
“Conozco las generalidades. México es un país muy importante y significativo, pero tiendo a ser un poco escéptico y mirar con cierto grado de precaución el uso de esta supuesta conexión directa entre el gobernante y los gobernados, esquivando las instituciones representativas.
“La democracia representativa es una condición sine qua non de la libertad. Podemos tener altos niveles de libertad sin necesariamente tener hoy en día la necesidad de referéndums y de consultas populares, pero indiscutiblemente no es al revés, no funciona de manera opuesta. No podemos tener libertad en un contexto donde no hay instituciones representativas”.
Sostiene que la democracia representativa, con todos sus dilemas indiscutibles y conocidos por todos, hay que defenderla ante todo. Por ejemplo, cita el abuso de los decretos presidenciales del exmandatario Saúl Menem en Argentina quien, dice el investigador, lo usaba de manera patológica.
“Pero eso no significa que los decretos sean malos, existen en todas las democracias del mundo porque hay momentos que se necesitan órdenes ejecutivas muy rápidas. Pero no se puede gobernar con base en decretos como lo hizo Menem. Y sin embargo lo hizo. El tema es cómo se arma la arquitectura de forma tal que se delimite la posibilidad del abuso”.
Recuerda la consulta sobre la cancelación del aeropuerto en Texcoco, que se llevó a cabo del 25 al 28 de octubre de 2018, días antes de que López Obrador asumiera la Presidencia. Admite que ese ejercicio le provoca dudas.
“Esta apelación directa que hubo con la consulta previa del aeropuerto a mí me genera algo de dudas y un cierto grado de preocupación. Pero hay que ver bien la experiencia y la cotidianidad, hay muchas cosas internas, las peleas que se me escapan y son importantes”, señala Altman en la entrevista con Proceso.