Por Jorge Arturo Rodríguez
“Los políticos no son de izquierda o de derecha, son del lado de la mano que les da de comer.”
Merlina Acevedo
Sí, creo sólo en la mitad de lo que veo y en nada de lo que escucho, siguiendo la locura de Edgar Allan Poe, sobre todo ahora que impera el desequilibrio, la sinrazón, el cruento entierro de lo humano que a diario nos sucumbe en la indiferencia y en la desfiguración de lo que en verdad somos, porque importa más lo que poseemos y sálvese quien pueda. (¡Al diablo las charlatanerías de las precampañas y campañas electorales: más de la misma porquería! Ya llegará el momento de tachar la boleta; a ver quién me da más por mi voto).
Aunque, sinceramente, busco –no voy a rendirme- las cuatro condiciones para la felicidad: el amor de una mujer, la vida al aire libre, la ausencia de toda ambición y la creación de una belleza nueva, como me lo sugirió el locuaz Allan Poe.
Has muerto, mi querido Nicanor Parra, a los 103 años, precisamente hoy 23 de enero que escribo otra entrega para mis veintiúnicos fans lectores, y no me queda de otra –qué bueno- más que “actualizar” algunos de tus versos, con el permiso que te me mereces, pos es sabido que las palabras son eternas y, en verdad, cuánta verdad y emoción y coraje e ironía guardan tus creaciones que agitan nuestras conciencias –quienes tengan aún- y nuestro placer por la lectura.
Bien escribiste, Nicanor, “CONSUMISMO/ derroche/ despilfarro/ serpiente que se traga su propia cola.”; “PEATONES/ Héroes/ anónimos/ de/ la/ ecología.”; “¿EL MUNDO ACTUAL? ¡EL inMUNDO ACTUAL!”
Más cierto aún que “el error consistió en creer que la tierra era nuestra cuando la verdad de las cosas es que nosotros somos de la tierra”. Por eso, “…ojo, peligro… a cero metro”. Pero “Buenas Noticias: la tierra se recuperará en un millón de años. Somos nosotros los que desaparecemos.”
Y así es, mi estimado Nicanor Parra, “Ayer/ de tumbo en tumbo/Hoy/ de tumba en tumba.” Cierto: “No matarás:/ serás asesinado.” De otra manera: “POEMA/ PROBLEMA: Ciento 4 civiles en un cajón/ cuántas orejas y patas son.”
Ni hablar: hay que gritar y escribir y crear y cambiar. He ahí el detalle.
Los días y los temas
Intento no saber nada de lo que ocurre a diario, pero por una u otra circunstancia, por uno u otro medio, por miedo, temor o precaución, todos los días ahí está de nuevo la maldita noticia: estamos más y más peor que ayer. Nomás somos números, un punto más en las estadísticas de la violencia e inseguridad y etc. Y eso lo sabemos todos en todas partes, hasta en la cocina.
¿Hasta cuándo? En su discurso titulado “¿La humanidad desea vivir?”, luego de recibir el premio de la Paz del Gremio de los Libreros Alemanes durante la Feria del Libro Fráncfort, la escritora canadiense Margaret Atwood expresó:
“¿Y qué extraño momento histórico es ése? Nos hallamos en una de esas épocas en que el suelo que nos sostiene —ese que hace muy poco nos ofrecía cierta estabilidad, en el que la siembra seguía a la cosecha y los cumpleaños se sucedían uno tras otro y todo seguía su curso—, ese suelo se resquebraja bajo nuestros pies y se levantan vientos huracanados y ya no sabemos con certeza dónde estamos.
“No sólo eso: ya no sabemos con certeza quiénes somos. ¿De quién es esa cara que nos devuelve el espejo? ¿Por qué nos están saliendo colmillos? Ayer mismo rebosábamos buena voluntad y esperanza.
¿Y ahora?”
Atwood se preguntó qué ocasiona esos tiempos de amenaza y rabia, o qué está ocasionándolos en la actualidad. Señaló: “Habrán oído infinidad de teorías al respecto, y sin duda seguirán oyendo otras muchas.” Ella añadió: “Los ciudadanos de todos los países deben formularse la misma pregunta: ¿en qué clase de mundo desean vivir? Dada mi mentalidad plutoniana y siniestra, yo simplificaría aún más la pregunta: ¿desean vivir?”
Ahí se las dejo.
De cinismo y anexas
Escribió Sara Sefchovich: “Que pesimista eres me dicen. Y sí, lo soy, porque no veo que se pueda tener ilusión, soñar, hacer planes.
“Por eso cuando me preguntan en esta revista a la que vi nacer y a la que he visto caminar durante 40 años, que cómo veo al México de mañana, sólo puedo contestarles desde ese pesimismo, desde ese miedo.
“Veo al México de mañana igual al de hoy: inseguro, corrupto, ineficiente, en manos de funcionarios desinteresados y de delincuentes malvados.
“Así lo veo porque así es hoy y no veo por qué habría de ser diferente mañana, no existe ningún indicio de que vaya a mejorar, y en cambio están todas las señas de que se va a poner todavía peor.
“Los malos y los que tienen amigos poderosos tendrán apoyos. Los demás seguiremos sin existir. Las mejores personas no tendrán oportunidad, las peores tendrán todas las oportunidades. Los proyectos van a morir sin nadie que se dé cuenta siquiera de lo mucho que se perdió, y en su lugar no va a surgir nada. La corrupción estará allí para asegurar que los edificios y las carreteras se sigan cayendo y los delincuentes estarán allí para asegurar que sigamos teniendo miedo.” (Nexos, 01-01-18).
En tanto, el filósofo holandés Rob Riemen, en su artículo “El Rey del Kitsch”, expresa: “Sin embargo, ¡nunca es tarde para la resistencia! Y serán ellos quienes habrán de seguir la luz en la oscuridad, la estrella del espíritu democrático, la misma que iluminará un pasado y un futuro de lucha de la verdad contra la política del engaño y que guiará el camino para que la sociedad emerja de la cueva de sus fantasmas y regrese a lo real, a la realidad de los tres eternos valores espirituales: verdad, belleza y bondad. Serán ellos quienes nos digan: ¡vive en la verdad, genera belleza y haz justicia! Ésta es la contracultura frente a la cultura del kitsch, ésta es, en las palabras eternas del gran humanista europeo que albergó grandes esperanzas para el nuevo mundo: “La civilización como un ejercicio permanente de respeto. Respeto por lo divino, la tierra, por nuestro prójimo y por nuestra propia dignidad. (Goethe).” (confabulario.eluniversal.com.mx, 20-01-18). Ustedes dirán.
Ahí se ven.