La acción política nace y brota de la misma naturaleza de su ser personal y la realización personal y la de los demás, es uno de los fines más nobles: Arquidiócesis de Xalapa
Irineo Pérez Melo.- Es una dignidad y un altísimo honor de toda persona participar en la acción política para buscar el bien común y el deber de ser un buen ciudadano lo tienen todos los hombres por el hecho de ser hombres, señala la Arquidiócesis de Xalapa.
En el comunicado dominical emitido por la oficina de Comunicación Social de esta asociación religiosa, señala que la acción política de los bautizados nace y brota de la misma naturaleza de su ser personal y la realización personal y la de los demás ciudadanos es uno de los fines más nobles de la acción política.
En el comunicado signado por el presbítero Juan Beristaín de los Santos, hace alusión al mensaje de Participación ciudadana 2024 de los Obispos Veracruzanos, en donde se destaca que «los derechos y deberes políticos no los impone la fe. El deber de ser un buen ciudadano lo tienen todos los hombres por el hecho de ser hombres”.
“La fe le da a este derecho y deber una nueva fuerza; por lo que el que vive con Dios tiene que buscar y luchar por formas de convivencia social y política que faciliten más su realización personal, y la de los demás», se enfatiza.
Comenta también que el creyente necesita imitar a su maestro en su programa de vida. El cristiano solo y sin fe no puede hacer mucho por los demás.
“Es imprescindible que celebre una fe y la transforme en oración, para que pueda generar el bien común y la paz social en favor de todos, pero especialmente con las personas más vulnerables”, se añade.
En ese contexto, se menciona que la fe y la búsqueda del bien común van de la mano. Las condiciones favorables para vivir con dignidad cada día, se llama bien común. Las circunstancias adversas de inseguridad, falta de empleos bien remunerados y la inflamación económica, que se viven durante este tiempo no pueden dejar tranquilo al discípulo de Jesucristo.
“El Mesías siempre tuvo como programa de vida atender a todos los necesitados de su tiempo y lograr que buscaran una vida digna con la implantación del Reino de Dios. El amor de Dios y su pasión por el Reino de los Cielos empujaban a Cristo para estar al pendiente de cualquier necesidad de las personas que andaban vulnerables en la vida”, se indica por último.