AL PIE DE LA LETRA…* UNIDAD, LEGADO DE RENATO

Raymundo Jiménez

 

 

Desde hace dos meses, por lo menos, Renato Alarcón tenía todo dispuesto para dejar la dirigencia estatal del PRI, pero del propio Comité Ejecutivo Nacional del partido tricolor pospusieron su salida.

 

Al parecer, se han combinado diversos factores y circunstancias que han mantenido semanas extras al ex delegado del ISSSTE en la dirigencia priista, un cargo que antaño, cuando el PRI gobernaba la entidad, se disfrutaba plenamente porque contaba con abundantes apoyos políticos y financieros.

 

Sin embargo, a Renato le tocó recibir las riendas después de que el senador Héctor Yunes Landa perdiera la gubernatura del estado, lo que dejó a los principales grupos priistas divididos y confrontados, lo que en la víspera de la elección municipal desató un canibalismo en contra de Amadeo Flores Espinosa, quien muy prudentemente optó por renunciar como presidente del CDE en enero de 2017, luego de que el dirigente nacional Enrique Ochoa Reza, quien había asistido al acto conmemorativo de la promulgación de la Ley Agraria de 1915, se reuniera en privado con algunos líderes de sectores del tricolor que presionaban la salida del veterano político de Cotaxtla.

 

Pero sorprendentemente, a pesar del adverso escenario y de los pronósticos más catastrofistas, el PRI de Alarcón Guevara no se desfondó al grado crítico que inclusive muchos de sus propios correligionarios auguraron. Ganó en alianza con el Partido Verde 48 municipios –aunque de éstos sólo dos cabeceras distritales: Orizaba y Perote– y disminuyó alrededor de 200 mil votos de los que habían obtenido en la elección del año anterior, prácticamente la mitad de los que el PAN perdió también no obstante que en esta sucesión municipal los candidatos del blanquiazul tuvieron a su favor los recursos y el aparato del gobierno estatal.

 

Esa habría sido una de las razones por las que la dirigencia nacional no accedió a remover inmediatamente después de la elección municipal a Renato, además de que también se supone que consideró inconveniente reemplazarlo ya que el dirigente estatal daba seguimiento a los recursos legales interpuestos ante el órgano local y los tribunales electorales.

 

Por ello se esperaba que la salida de Alarcón se diera hasta que concluyera legalmente el proceso electoral municipal. Empero después se atravesaron dos circunstancias coyunturales: el proceso interno para elegir al candidato a gobernador y las elecciones extraordinarias que están por realizarse en marzo próximo en tres municipios donde fueron anulados los comicios.

 

Así, pues, en aras de seguir reconstruyendo la unidad del priismo veracruzano, en el CEN del PRI consideraron prudente frenar el cambio en la dirigencia estatal, ya que de haber llegado hace un par de meses el entonces alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga –como se anunciaba y cuyo arribo estaría por concretarse aunque sólo se aguarda el momento político y jurídico más oportuno–, hubiera sido una decisión que por anticipada quizá hubiese descompuesto y fisurado la cordialidad y armonía entre los grupos de los principales aspirantes a la nominación priista a la gubernatura, dada la evidente cercanía del ex munícipe capitalino con el precandidato Pepe Yunes Zorrilla.

 

Renato dejará un priismo más unificado que en la sucesión de 2016. Así se reflejó al menos este viernes 5, cuando Héctor Yunes remarcó que él mismo solicitó a Pepe Yunes le confiara la responsabilidad de presentar la solicitud de su registro, como una muestra de lealtad y de respeto a la palabra empeñada. “Así me lo exigen mis principios, así me lo demandan mis convicciones. Quienes esperaban e incluso desean una reacción diferente de nuestra parte, vieron frustradas sus expectativas perversas de rompimiento y división”, afirmó.

 

“Ha llegado el momento en que todos los proyectos personales se sumen a una sola causa, en un proyecto que nos permita rescatar a nuestro estado del agravio y la ineptitud de una administración estatal intolerante y revanchista”, sostuvo Yunes Landa al presentar ante la Comisión de Procesos Internos del PRI la solicitud de registro de Yunes Zorrilla como pre candidato al gobierno de Veracruz.

 

Héctor Yunes reiteró ante cientos de priistas que coreaban “¡unidad, unidad, unidad…!”, que quienes le apostaban a la fractura del partido “chocaron de frente contra nuestra unidad inquebrantable; una unidad que implica la suma de todos, que resulta de la convicción y no de la condición”.

 

“En la política hay tiempos para encabezar y tiempos para sumar. Hoy me toca sumarme; lo hago con disciplina pero fundamentalmente por convicción”, expresó el ex aspirante a la gubernatura al reconocer los méritos del próximo abanderado priista. “Creo en Pepe Yunes y creo en su proyecto. Pepe es un político preparado, experimentado, honesto y con dotes de enorme liderazgo. Con Pepe guardo grandes coincidencias, juntos hemos recorrido nuestro estado palmo a palmo, hemos conocido sus problemas y resuelto muchos de ellos. Nuestras aspiraciones nunca nos han confrontado; la de hoy es el mejor ejemplo de ello”.

 

Y este domingo, en el Wolrd Trade Center de Boca del Río, esa misma unidad priista se reflejó en el inicio formal de la precampaña de Yunes Zorrilla, en un evento en el que el senador con licencia fue arropado por José Antonio Meade, precandidato a la Presidencia de la República, y por la plana mayor de la dirigencia nacional del PRI así como por  líderes sindicales y magisteriales, de obreros y de productores agropecuarios.

 

Así que sería de esperarse que una vez cerrado el proceso interno estatutario y registrada legalmente ante el Órgano Público Local Electoral la candidatura de Pepe Yunes, ahora sí Renato Alarcón entregara la presidencia del CDE del PRI, pero habrá que ver cómo resuelve el entuerto jurídico el Comité Ejecutivo Nacional del tricolor para hacer el cambio de dirigente en pleno proceso electoral, además de tener en puerta los comicios municipales extraordinarios y la selección de candidatos a diputados locales.

 

Según refieren algunos de sus allegados, si por Renato fuera ya se habría ido de la dirigencia estatal del PRI desde finales del año pasado. Y es que cuentan que no sólo su tarjeta de crédito personal ya rebasó su tope máximo autorizado, sino que además ha tenido que pedir préstamos a algunos empresarios amigos para resolver momentáneamente algunas de las prioridades del partido, sobre todo para completar el pago quincenal de la nómina, misma que obviamente ha tenido que adelgazar.

 

Y todavía hay quienes le regatean su legítima aspiración para ser nominado a un cargo de representación popular por la vía plurinominal. Cuánta mezquindad.