Columna “Política al Día”—El engaño maestro del Tratado de Libre Comercio

Por Atticuss Licona

 Hemos caído inocentemente en una maquinación publicitaria, pues no importa la premura con la que se firme o no se firme la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Todo ha sido parte de una fábula bien vendida por parte de los políticos, la mafia del poder y hasta los candidatos -todos- que metieron en el debate la incógnita de si el TLCAN se firmaba antes o después de las elecciones de México.

Arnulfo R. Gómez, nieto del famoso revolucionario que luchó contra Porfirio Díaz, y distinguido consultor en comercio exterior e inversión extranjera, me confirmó lo anterior en entrevista exclusiva.

El Tratado, afortunadamente se ha mantenido, y no importa si se firma antes o después de las elecciones pues en la actualidad está vigente y encima está activo con un clausulado benéfico para México. Así como está representa una ventaja para nosotros porque no cambian las perspectivas financieras.

El querer empatarlo con los tiempos políticos fue todo un engaño realizado para presentar su renegociación como un éxito, y como bien dice Arnulfo no será así, “realmente para nosotros mientras menos cambie la situación será a nuestro favor”.

El verdadero problema no está en las nuevas condiciones que puedan presentarse después de la renegociación, ni en el cambio de las reglas de origen, ni en ninguna extravagancia que pueda dictar Donald Trump, sino en que México, un cuarto de siglo después de haber incursionado en el TLCAN no ha sabido aprovecharlo y seguimos igual de jodidos que hace veinticinco años.

Con todas las ventajas que tenía México después de la firma en 1994, hoy deberíamos ser la China de Occidente, pero nos tiramos en la hamaca y no se diseñaron estrategias industriales y comerciales adecuadas. La tecnificación del campo ha sido paupérrima y el rezago sigue campeando en los llanos del país.

“En vez de definir una estrategia con América del Norte, nos pusimos a firmar TLCs por todo el mundo y nuestras reducidas fortalezas se atomizaron, y la prueba de que no ha sido todo lo favorable que dicen es que nuestra participación tanto en la producción mundial como en el comercio mundial y en la captación de inversión extranjera, de 1994 a la fecha, ha caído enormemente”, apunta el nieto del revolucionario.

Nos rezagamos en la integración comercial, nuestra ventaja competitiva se redujo a la industria automotriz y ahora tenemos que importar hasta café de Vietnam.

Los empresarios norteamericanos asentados en México migraron a Asia debido a la poca competitividad de la economía mexicana y lo paradójico es que ahora importamos insumos y productos norteamericanos producidos en China para ser ensamblados en nuestro país, y finalmente ser nuevamente exportados a los Estados Unidos.

Somos, en suma, el trampolín asiático para acceder a América del Norte, somos el parapeto perfecto con el que se burlan los aranceles internacionales y solo vemos cómo la inmensa mayoría del capital y los insumos, sólo transitan por México con la temporalidad de un suspiro.

En pleno siglo XXI no somos un país competitivo, pese a que las cifras económicas adviertan que nos va bien y el gobierno advierta que tal vez no estamos haciendo bien las cuentas… veinticinco años después, México está en la cola y todavía nos escupen en la cara señalando que (Dios quiera) se pueda firmar el TLCAN antes de las elecciones.

Tremenda caterva de embaucadores son estos políticos.

@atticuss1910

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