Las redes digitales obradoristas, fracturadas

La especialista en análisis Rossana Reguillo, coordinadora de Signa Lab del ITESO, revela que según sus estudios sobre el comportamiento de las redes sociales de apoyo a López Obrador, éstas siguen apoyándose en granjas de bots y coordinándose para inhibir y acallar a los adversarios.

PROCESO

“Lo que hoy se detecta es una fractura importante en lo que en un principio se autodenominaron #redAMLOve; ahora están operando de maneras distintas: unos apoyan a unos, otros atacan a otros (del mismo partido). Es un desastre”, señala la doctora Rossana Reguillo Cruz, coordinadora del Laboratorio de Innovación Tecnológica y Estudios Interdisciplinarios Aplicados (Signa Lab) del Instituto de Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

Hace cuatro años, con el inicio de la administración del presidente López Obrador, se creó y aún se mantiene dicha estrategia, dice en entrevista la investigadora y académica, doctora en ciencias sociales por el Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social y la Universidad de Guadalajara.

“Esto no significa que no hay simpatizantes o antilopezobradoristas reales, de carne y hueso, que tuitean por voluntad propia”, aclara. Y precisa que existen campañas pagadas “por actores políticos que no podemos saber quiénes son (…) y operan para acallar una temática”.

Tras analizar en Twitter e Instagram los mensajes relacionados con la marcha en defensa del INE realizada el pasado domingo 13, dice, detectaron que las etiquetas #YoSiVoyALaMarcha y #YoDefiendoAl-INE crecieron de manera orgánica; en cambio el hashtag #LaMarchaDeLosPendejos, impulsado para denostar la manifestación, no alcanzó una atracción suficiente.

En el caso del gobierno federal, encontraron que la estrategia se realiza a través de agencias digitales, conocidas popularmente como “granjas de bots”, que venden sus servicios de comunicación pública “para acallar, impulsar, todo lo que vemos cotidianamente”, en especial en Twitter.

“Comportamiento anómalo”

Signa Lab surgió en 2016, dos años después de que la investigadora comenzara a recibir amenazas de muerte hasta cinco veces al día, las cuales incluían fotografías de sus hijos, porque participó en las protestas de Ayotzinapa por la desaparición de los normalistas en septiembre de 2014.

Aunque presentó denuncias, la autoridad no “pudo hacer nada”, por lo que decidió abrir ese espacio de análisis donde se hace un monitoreo cotidiano sobre el comportamiento de la “conversación” a nivel nacional, regional y global. “Algo que para mí fue muy relevante fue tratar de entender cómo operaban las estrategias de manipulación y de orquestación en las redes”, reitera.

Signa Lab busca tendencias orgánicas e inorgánicas. Estas últimas son “procesos de impulso para acallar un problema social o, al revés, para impulsar una figura, un tema, etcétera”, y se dedican a “alborotar las emociones, ponernos en un estado emocional de mucha crispación”. Por el contrario, en la acción orgánica “nos interconectamos (…) vamos polinizando democráticamente las conversaciones”.

En enero de 2019 Signa Lab detectó “un comportamiento muy anómalo en la red, un cambio profundo en la discusión en internet a partir de la llegada del nuevo gobierno; empezamos a ver el crecimiento exponencial de cuentas artificiales, de cuentas de ataque, de cuentas falsas”.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2404