Masacre en Navidad: el día cuando “Santa” se metió a una casa, asesinó a 9 personas y quemó el lugar

Pero el falso Papa Noel cometió un error que le impidió quedar impune

HERALDO DE MEXICO

El 24 de diciembre suele ser la fecha más esperada por la mayoría de la gente como el “pretexto” para reunirse con las personas queridas con las que no suelen pasar mucho tiempo durante todo el año. Ese sentimiento se vivía en la casa de la familia Ortega en Los Ángeles, California, cuando celebraban la Nochebuena; sin embargo, aquella época de paz y buenos deseos se volvería una pesadilla para la familia Ortega.

El 24 de diciembre de 2008, Bruce Jeffrey Pardo, un ingeniero que trabajaba para la Agencia Espacial de Estados Unidos, la NASA, llegó a la casa de los Ortega en el 1129 de la calle East Knollcrest Drive y tocó el timbre. Dentro del hogar había un grupo de familiares que se reunieron para celebrar los festejos decembrinos. Todos se llevarían una impactante impresión del “invitado” quien resultó ser el exesposo de Sylvia Orza Ortega, la habitante de la casa.

Con Sylvia, Bruce aseguraba tener una relación estable al grado que se casaron y tuvieron un hijo que quedaría paraplégico después de que sufriera un fuerte accidente en su hogar en el momento cuando Bruce miraba la televisión sentado en su sillón. Pero en 2006, finalmente algo se fracturó en su relación que hizo que Sylvia y Bruce se divorciaran, por lo que desde aquel día, el hombre comenzó a planear su venganza.

El timbre sonó y la persona que fue a atender la puerta fue la pequeña Katrina de 8 años de edad. Al abrir se encontró con una de sus personas favoritas en los tiempos decembrinos: Santa Claus ataviado con su barba blanca y abrigo y gorro rojos. En un instante la alegría se transformó en tragedia cuando los invitados se sorprendieron al escuchar detonaciones de armas de fuego.

Comienza la masacre del 24 de diciembre

La niña quedó tirada en el piso gravemente herida tras haber recibido un disparo en la cabeza realizado por el falso Santa Claus quien ahora apuntaba sus dos pistolas semiautomáticas hacia los invitados de la familia Ortega. Bruce comenzó a apretar el gatillo de sus dos armas y apuntó directamente a las 25 personas que se habían reunido para festejar la Navidad.

La matanza de Bruce Pardo duró pocos minutos. Las víctimas que perdieron la vida en manos del Santa Claus impostor fueron nueve: Sylvia; sus padres Alicia Sotomayor Ortega y Joseph S. Ortega; sus hermanos Charles, James y Alicia; sus cuñadas Cheri Lynn y Teresa; y su sobrino político Michael Andre Ortiz.

Bruce esperó a la noche del 24 de diciembre para acudir a la casa de su exesposa. A las 10:30 de la noche estaba parado frente a la casa y estaba listo para asesinar a quien estuviera frente a él, para ello preparó sus dos pistolas semiautomáticas, además de un lanzallamas que envolvió como si fuera un regalo como acompañante perfecto para el traje de Santa que Bruce llevaba puesto.

Una vez que descargó la lluvia de balas, Bruce sacó el lanzallamas de su envoltorio y empezó a quemar la casa mientras los servicios de emergencia llegaban ya que habían sido llamados por los vecinos que escucharon la masacre. El fuego estaba fuera de control, pero logró ser sofocado por los bomberos.

El error del falso Santa que impidió que quedara impune

El resultado de aquella masacre del 24 de diciembre, fueron las nueve personas asesinadas; pero la pequeña Katrina logró sobrevivir al disparo certero en su cabeza, mientras que Bruce Pardo jamás fue detenido por la policía, a pesar de que salió herido de la casa pues las llamas del incendio que ocasionó lo alcanzaron.

Herido por las fuertes quemaduras, Pardo solo tuvo tiempo para apenas huir de la escena del crimen para llegar a la casa de su hermano. Aparentemente Bruce tenía un plan para no ser atrapado, pero sus heridas le impidieron actuar, por lo que sentado en el sillón del recinto decidió suicidarse al dispararse.

Al llegar a la casa del hermano de Bruce, la policía encontró además del cuerpo, unos 17 mil dólares en efectivo, así como las llaves de una automóvil rentado, además del traje de Santa Claus que tenía restos de carne quemada del asesino que quedaron pegados.