¿Qué riesgo tienen las mujeres de vivir una enfermedad del corazón?

Solemos pensar que los hombres tienen un riesgo cardiovascular más alto que las mujeres. En realidad, ambos padecen de la misma enfermedad, pero esta puede presentarse de diferentes maneras y en diferentes etapas de la vida.

Las mujeres pasarán por diferentes fases a lo largo de su vida, que vendrán acompañadas de cambios hormonales. Lo que desencadenará que, dependiendo de la etapa que esté viviendo, crezcan o disminuyan los riesgos para su salud.

¿Cuáles son las enfermedades cardiovasculares más frecuentes en mujeres?

La Dra. Lilia Mercedes Sierra Galán, cardióloga clínica del Centro Cardiovascular del ABC, nos dice que las enfermedades del corazón más frecuentes en mujeres son la angina de pecho o el infarto del miocardio, la insuficiencia cardíaca y la muerte súbita.

Dentro de los factores que predisponen a una mujer a padecer estas enfermedades, se encuentran varios que no tienen directamente que ver con las hormonas o la etapa de vida en la cual se encuentra una persona y son los siguientes: el peso, la etnia, los antecedentes familiares (primera línea) de problemas cardiovasculares, los niveles de colesterol bueno y malo, resistencia a la insulina, la presencia de diabetes mellitus, presión arterial elevada, alimentación deficiente en calidad y cantidad, tabaquismo, sedentarismo, entre otros.

Aun así, los factores hormonales tienen una gran importancia y los explicamos a continuación.

¿Qué pasa antes de la menopausia?

El estrógeno, que es la principal hormona sexual femenina, contribuye al mantenimiento de la salud cardiovascular de manera indirecta y también directa al relajar los vasos sanguíneos y reducir las concentraciones de colesterol malo. Pero la Dra. Sierra señala que es muy importante dejar atrás la idea de que una mujer que produce estrógenos de manera normal se encuentra completamente protegida y que está exenta de cualquier evento cardiovascular. Por ello, todas las mujeres deben estar conscientes que cuidar su salud es exactamente igual a los cuidados que tendría cualquier otra persona, sin importar su edad, lo que incluye una dieta sana y actividad física.

¿Qué pasa durante y después de la menopausia?

Al hablar sobre la salud cardiovascular de la mujer, la menopausia es un factor de gran relevancia. Pero debemos comprender, en primer lugar, que la menopausia no es exclusivamente el momento posterior al último período menstrual como se cree normalmente, la menopausia comienza por lo general, unos años antes de este periodo y dura más allá del mismo.

Así, una vez que hayan comenzado los cambios en el patrón menstrual, también se irán modificando los niveles hormonales, se presentarán cambios metabólicos y síntomas menopáusicos como sofocos, cambios de humor, dolores, entre otros. Todo esto en conjunto puede acelerar la aparición de la enfermedad y poner en riesgo a la mujer.

Debido a todo el tiempo que conlleva la premenopausia, también conocida como perimenopausia, junto con la menopausia y la postmenopausia; se presentan cambios que, por lo general, no se toman en cuenta, lo que aumenta en las mujeres el riesgo cardiovascular.

Al hablar de las diferentes enfermedades del corazón no existen exclusiva de la mujer o que sean más propensas a vivirlas, en términos generales. Pero lo que sí se diferencia entre hombres y mujeres es el momento en que estas se vuelven más propensas a aparecer y en la presentación o síntomas que pueden darse. Pero una vez que la mujer ronda los 60 años de edad y ha pasado la menopausia con su subsecuente disminución en la producción de estrógeno, los síntomas y características de las enfermedades cardiovasculares se vuelven muy similares entre ambos géneros.

¿Cómo saber en qué nivel de riesgo cardiovascular estás?

Debido a la amplia variedad de situaciones que puede vivir cada mujer, es difícil crear un esquema para la detección de riesgos cardiovasculares. Sin embargo, a través del uso de escalas validadas internacionalmente, se puede saber si una mujer tiene un riesgo bajo, medio o alto de vivir alguna enfermedad del corazón en los siguientes 10 años.

Por ello, el médico cardiólogo realizará algunas preguntas para ir registrando síntomas, vivencias, actividad física, etc.  y a partir de este momento, dependiendo de la situación, solicitará diferentes estudios de laboratorio y de imagen cardiovascular con la finalidad de determinar el porcentaje de riesgo cardiovascular que podría presentarse en la próxima década, por ejemplo:

  • Riesgo bajo es igual a menos del 5%.
  • Riesgo medio o moderado es cuando el porcentaje ronda entre el 5 y 10%.
  • Riesgo alto son aquellas mujeres que superan el 10% de probabilidades de tener un evento cardiovascular.

Existen varios estudios que los especialistas suelen recomendar para establecer o complementar el historial clínico. El electrocardiograma, por ejemplo, es un estudio de rutina y parte de la evaluación cardiológica inicial, así como ciertos exámenes de laboratorio como química sanguínea, perfil de lípidos, PCR de alta sensibilidad, entre otros.

Además, dependiendo de cada paciente, se podría pedir un score de calcio coronario en personas con un riesgo medio y alto. Este estudio no invasivo se deberá solicitar con prudencia debido a que las mujeres menores a los 65 años tienen tejido mamario susceptible a la radiación y puede contribuir a incrementar el riesgo de desarrollar cáncer de mama si recibe dosis mayores a las permitidas anualmente.

Dependiendo de los resultados de la evaluación cardiovascular, el cardiólogo establecerá un tratamiento, que en ciertos casos puede ser una terapia de reemplazo hormonal que limite los efectos de la menopausia sobre la salud cardiovascular.

La Dra. Sierra señala que el cuidado del corazón en la mujer antes, durante y después de la menopausia es un trabajo en conjunto entre su médico cardiólogo y ginecólogo. Si deseas conocer mejor tu estado de riesgo, lo conveniente es asistir con un médico cardiólogo. Una vez con tu evaluación realizada, tu ginecólogo de cabecera te ayudará con las estrategias a seguir para tener una salud óptima.